El pobre Artur Mas ya no sabe qué hacer para mantenerse en el candelero. Hace unos días, se fue a Madrid a pronunciar una conferencia y se sacó de la manga su propia tercera vía: a estas alturas del curso, urgió al Gobierno español a hacer alguna oferta al catalán que se sitúe a medio camino entre la independencia y dejarlo todo como está. Sorprendentemente, el Gobierno central se tomó en serio la propuesta de alguien que ya no pinta gran cosa, pero aspira a volver a pintarlo todo, y ya estamos todos hablando de contactos secretos entre ambas partes. ¿Vuelve la Operación Diálogo? Si es así, ¿en qué va a consistir ese diálogo si una parte quiere hablar de todo menos del referéndum y la otra solo quiere hablar del referéndum?

Puede que para Puigdemont y Junqueras el referéndum sea de obligada celebración, pero algo me dice que para el Astut no lo es tanto: lo prioritario aquí es situarse de nuevo donde (cree que) se merece

Tengo la impresión de que todo esto es una jugada del Astut para intentar recolocarse en el futuro más próximo. Este hombre siempre ha tenido una prioridad pública (Cataluña) y una privada (su medro personal). Como converso reciente al soberanismo, la independencia de la patria se la pela y solo le ha servido para darse aires de grandeza. Sigue sin superar la jubilación anticipada que le gestionó la CUP y se considera mucho más listo que ese señor de GIrona al que colocó a dedo de presidente para que le conservara la poltrona caliente mientras él laboraba sin tasa para regresar a la primera línea. Puede que para Puigdemont y Junqueras --por no hablar de las chicas de la CUP-- el referéndum sea de obligada celebración, pero algo me dice que para el Astut no lo es tanto: lo prioritario aquí es situarse de nuevo donde (cree que) se merece. Aunque sea lanzando propuestas de negociación que no le corresponden como has been de la política. Lo ha hecho como lo hace todo, sin pedir permiso al jefe, de la misma manera que se presenta sin avisar en todo tipo de actos en los que la estrella es su sucesor para amargarle la fiesta. Y encima, ese sucesor, como echa tremendamente de menos los xuxos de su ciudad natal, se le quita de en medio descartándose como aspirante a un segundo mandato.

Ya en su momento, mangoneó con Rodríguez Zapatero a espaldas de Maragall, y ahora está dispuesto a hablar con quien haga falta para mantenerse en el mundo de la política. Le creo capaz de pedir una reunión mano a mano con Rajoy para decirle que confíe en él, que Cocomocho y el Junqui son unos chisgarabises muy poco fiables, que están conduciendo a los catalanes hacia el desastre. Posible subtexto de la tercera vía del Astut: cambio independencia imposible por autonomía mejorada dirigida por mí.