TV3 celebró el pasado domingo su tradicional Marató encaminada a recaudar dinero para una buena causa, que en esta ocasión era la prevención del ictus. En teoría, nada que objetar; o sí, ya que recurrir a la caridad popular no debería ser la mejor manera de afrontar los problemas de salud, pues para eso están los presupuestos del gobierno de turno. En el caso concreto de la administración catalana, el subtexto sería algo parecido a esto: "Nos gastamos el dinero en memeces, a ser posible ilegales, como falsas embajadas y referéndums imposibles, y además tenemos el cuajo de pedirle al ciudadano que se rasque el bolsillo para financiar iniciativas que deberíamos acometer nosotros con el dinero de sus impuestos, que preferimos invertir en cosas con las que no comulga la mitad de la población. A cambio, le hacemos sentirse mejor persona".

La Marató de TV3 es una muestra insuperable de pornografía sentimental y un acto de hipocresía colectiva muy notable

La Marató de TV3 es una muestra insuperable de pornografía sentimental. Pasemos por alto el penoso espectáculo de ver a las principales figuras de la cadena cantando, bailando y haciendo el ganso, pues se trata de una lacra menor. Lo grave es el recurso bonista a la caridad y el supuesto subidón de autoestima que la iniciativa proporciona a la población y, sobre todo, al principal aparato de agitación y propaganda del régimen y al propio régimen, que se presenta ante sus súbditos como una institución noble y bondadosa que representa a un pueblo maravilloso, bueno, solidario y generoso a más no poder. Para completar tan babosa propuesta, se publica un disco con una serie de canciones cursis, a ver si le sacamos unos euros más al ciudadano con la excusa de que los beneficios obtenidos con la venta de semejante birria azucarada se invertirán en curar alguna enfermedad implacable.

La Marató de TV3 es un acto de hipocresía colectiva muy notable. Y además, si es cierto lo que ha escrito Albano Dante Fachín en su blog, está patrocinada por tres empresas que brillan con luz propia a la hora de evadir impuestos y de practicar la ingeniería financiera. Si miente, que lo empapelen. Pero si dice la verdad, se trata de tres importantes clavos en el ataúd de la Marató y la acusación debería tenerse en cuenta. La Navidad propicia todo tipo de cursilerías y falsas solidaridades, pero  yo diría que la Marató de TV3 es una de las más ofensivas: las enfermedades no se curan recurriendo a la caridad, sino dotando de recursos la investigación en los presupuestos gubernamentales. Y tampoco estaría mal poner al frente del departamento de Salud a alguien que supiera de lo que habla y no a un tránsfuga del PSC al que hay que agradecer los servicios prestados y su oportuna adhesión al prusés. Pero eso ya es otra cuestión. O no.