Francamente, no sé qué le habría costado al Molt Honorable Cocomocho invitar a Joel Joan a su cumbre del referéndum. Total, allí acudió lo mejor de cada casa, incluyendo a Carles Sastre, el terrorista de Terra Lliure que se llevó por delante a Bultó, así que la presencia del actor nacional de Cataluña --e incluso la del mamarracho nacional de Cataluña, Toni Albà-- no habría suscitado ninguna crítica. Tal vez así se hubiese ahorrado los poco caritativos comentarios del actor en Twitter, calificando a los representantes de lo que queda de Convergència de palanganeros del perverso Estado español. Parece que no ha bastado con renovarle su serie en TV3 --ese vanity project titulado El crack-- para tenerlo tranquilo y calladito. Su observación tras el discurso del Rey resulta mucho más lógica, ya que en España no rasca nada desde los tiempos de Periodistas, pero creo que se equivoca cuando, haciendo uso de la escatología --eso sí que es una estructura de Estado--, asegura oler --literalmente-- la caquita real durante la grabación del discurso.

Si le gusta el olor de la mierda, cosa muy probable en alguien de tan acendrado patriotismo, Joel Joan no necesita irse a Madrid, pues puede disfrutar de su aroma favorito muy cerca de casa

Si le gusta el olor de la mierda, cosa muy probable en alguien de tan acendrado patriotismo, Joel Joan no necesita irse a Madrid, pues puede disfrutar de su aroma favorito muy cerca de casa, concretamente en Berga y en Vic, donde los cupaires Montse Venturós y Joan Coma --conocidos como Los Desobedientes-- predicen grandes dolores para los independentistas y alertan de la previsible y brutal represión del Estado contra una pobre gente que solo aspira a destruirlo (de manera democrática y transversal, por supuesto), un derecho que no incluye esta Constitución fascista que ejerce de cárcel de los pueblos.

La alcaldesa de Berga ve venir "hostias que parirán terror". El concejal de Vic, por su parte, asegura pasarse el día en compañía de un "grupo de solidaridad" por si los cipayos del conseller Jané, ese chivato infecto, se presentan a detenerlo (no sé si se trata de los matones patrióticos que acompañan a Garganté cuando tiene que amenazar a algún médico o si los ha reclutado él mismo). Muy temerosos los veo tras su primer acto de desobediencia, y no sé si su actitud pusilánime será del agrado de la estricta dominante de la banda, Anna Gabriel, pues no se puede decir que esa postura transmita mucha sensación de victoria. Nada que ver con Cocomocho y sus secuaces, que dan por hecho el referéndum de septiembre de 2017 y hasta le dicen al Gobierno español que se dé prisa, que le quedan pocos meses para negociar. Algo chirría en esta imagen del burgués bravucón y el revolucionario temeroso: ¿contagio mutuo entre los integrantes de un matrimonio de conveniencia o clarividencia de los cupaires tras su levísimo encontronazo con la justicia española? Veremos.