La víspera de la Nochebuena la estrella de Navidad anunció a los pastorcillos (en Cataluña se llama la sociedad civil a secas) que debían acudir al portal de la plaza de Sant Jaume para asistir a una nueva versión, a la Puigdemont, de Pesadilla antes de Navidad.

Es un remake que aquella película de dibujos animados. La nueva versión en inglés, con subtítulos en catalán, para que se pueda ver urbi et orbe, titulada El parto de los montes antes de Navidad, se proyectó en el patio de luces acristalado en el que en el centro de la sala hay una baldosa con el escudo de la Generalitat, como si fuera el Acorazado Potemkin de Sergei Eisenstein en las postrimerías del franquismo porque en el discurso separata estamos como en los tiempos de los grises y sus lecheras.

El parto de los montes antes de Navidad tiene un guión nada original. Se trata de convocar un referéndum como el del 9N pero --¡albricias!-- pactado con el Gobierno de sonrisas del emisario Enric Millo y de la vice Soraya, que en los cuatro años tomará el pulso semanal a la sociedad catalana en el despacho creado a tal fin porque dicen en mentideros que se entiende con el pancha contenta del ex primer edil de Sant Vicenç dels Horts. El historiador ahora puesto en los menesteres de economía. Oriol sirve para un zurcido como Junqueras para un descosido.

El parto de los montes antes de Navidad tiene un guión nada original. Se trata de convocar un referéndum como el del 9N pero --¡albricias!-- pactado con el Gobierno de sonrisas del emisario Enric Millo y de la vice Soraya

Los caganers del pesebre viviente, los de la CUP, salieron con cara de estreñidos quejándose de que el papel higiénico de la hoja de ruta del Elefante no era suficientemente sensible para limpiar el conducto que desagüe del procés. Que para eso se necesitan los fontaneros de la Moncloa, pero que el inquilino de aquel palacio no está dispuesto a dejarlos para que hagan el trabajo con el que sueñan los separatas.

El Molt Honorable hijo del pastelero de Amer (Girona) ha pasado del sí o sí al referéndum a uno pactado con lo enemigos orcos que habían en la Tierra Media en el centro de la meseta en donde habita el Reino de Mordor.

La táctica es seducir a la generala Soraya con falsas promesas de amor, con este argumentario: que si aceptáis la independencia reforzaremos lazos de sangre y afecto que mantenemos con los habitantes al otro lado del Ebro. Que sí, que los García son los apellidos más frecuentes en la Catalunya Vella como en la Nova. Vamos, que con el Nou Estat reforzamos las relaciones tan deterioradas por la obstinación de los madriles, y que continuaremos siendo solidarios con todos los García de la Tierra Media, el Reino de Mordor.

Estaban en ese plan cuando el rey de los Horcos sale por las televisiones imperialistas con su tic colonial de antiguo o nuevo conquistador, tanto da. Rompiendo la neutralidad que tiene que tener el arbitro de la Constitución, tomando partido diciendo que la ley es un requisito indispensable para que la democracia no se nos muera en las manos. Que la unidad hace la fuerza, y que la división nos debilita.

Temiendo que ese iba a ser el discurso que el monarca nos iba a lanzar en el aperitivo del día siguiente a la trobada dels caganers en el patio de luces del Palau, los gerifaltes de TV3 no han querido evitar la indigestión del zurullo verbal ahorrándonos la felicitación navideña porque la Nostra, aunque pagada con todos los contribuyentes, está al servicio de los caganers del pesebre del Palau.