La bicicleta fantasma situada en Paral·lel, en Barcelona / CG

La bicicleta fantasma situada en Paral·lel, en Barcelona / CG

Vida

Vuelven las bicicletas fantasma a Barcelona

Recuerdan a los ciclistas gravemente heridos o fallecidos en el lugar de la ciudad donde se produjo el accidente

24 octubre, 2016 00:00

“Aquí murió una joven de 23 años atropellada por un taxi. 17 de septiembre de 2016. 04:00 horas”. Es el texto que puede leerse en el marco de una bicicleta pintada de color blanco situada frente al Museo Marítimo de Barcelona, en el Paral·lel. Está atada a una farola, adornada de velas y de ramos de flores tanto de plástico como naturales, en recuerdo de la joven que perdió su vida en ese mismo punto.

Se trata del fenómeno de las bicicletas fantasma o bicicletas blancas, que conmemoran a algún ciclista que ha sido herido gravemente o ha fallecido en la zona y pretende ser un monumento que recuerde a los conductores la vulnerabilidad de los que circulan en bicicleta, ya que los accidentes suelen ser provocados por vehículos.

Obituarios

Las bicicletas fantasma acostumbran a ser antiguas y en ocasiones se colocan sin llantas y con un marco fijo para evitar su robo. Los familiares y/o amigos de la víctima a la que recuerdan con este símbolo utilizan, en algunas ocasiones, carteles con un pequeño obituario o, en otras, una fotografía de la persona fallecida.

En la ciudad de Barcelona se han podido ver algunos ejemplares de bicicletas blancas en algunos puntos de la zona más céntrica de la capital catalana. Una de ellas, quizá la primera, se situó en el año 2008 en el cruce de Consell de Cent con Bruc, que fue retirada poco después de ser colocada.

Mensajes a la víctima

Poco después, en 2010, una ciclista perdió su vida en Diagonal con Nàpols. “¡Cinco años sin ti!” se leía en la bicicleta en la que colocaron la fotografía de la víctima. Dos años después, en enero de 2012, se puso otra en recuerdo de una ciclista de 48 años que perdió su vida en la calle Aribau con Diputació.

“En memoria de una ciclista atropellada”, decía el cartel que alguien colgó en la rueda delantera. Un mensaje impersonal, quizá escrito por alguien que ni siquiera conocía a la víctima pero le parecía lo suficientemente importante recordarla y, sobre todo, recordar la precaución que en ocasiones no se tiene hacia los ciclistas.

Aquella fue la última bicicleta Blanca que se conocía en la ciudad, hasta que ha aparecido la de Paral·lel. Dos ancianos se acercan mientras pasean por la zona, se paran ante ella y leen el recordatorio. Permanecen en silencio un rato, observando las flores, las velas, la bicicleta y el tramo de carretera en el que se encuentra. “¡Qué horror!” dice ella, y continúan su paseo.