La humorista estadounidense Kathy Griffin se ha buscado la ruina por hacer un gag consistente en mostrar una muy realista cabeza de Donald Trump decapitado. Griffin no ha pedido disculpas sino que ha suplicado perdón por activa y por pasiva y llorado a lágrima viva en rueda de prensa, pero la cabeza que ha rodado ha sido la suya, fulminantemente despedida de la CNN. Le han suspendido actuaciones, muchos compañeros ya no le hablan, todo el mundo la pone de vuelta y media y está convencida de que Trump y su familia pretenden arruinarle la vida. 

En la misma CNN se informa del suplicio por el que está pasando Griffin. Ha recibido amenazas de muerte y su abogada opina incluso que la vigila el Servicio Secreto. El presidente la llamó "enferma" en Twitter y asegura que su hijo Barron, de 11 años, está pasando por "momentos difíciles" a causa de la perturbadora imagen. Melania ha puesto en duda la salud mental de la cómica y la hija de los Clinton, una prima de Obama y los más acérrimos enemigos del presidente han aprovechado la lapidación de la cómica para dar lecciones sobre los confines de la crítica y de cómo odiar con clase.

Griffin era conocida en Estados Unidos porque ejercía de presentadora desde hace diez años del especial de Nochevieja de la CNN, que no sólo emite noticias a pesar de que se llame Cadena de Noticias por Cable. Ahora se ha hecho famosa en todo el mundo, Pyonyang incluido. 

En Europa, una gracia como la de Griffin respecto a un presidente vivo tal vez no hubiera sido muy celebrada, pero cabría en una feria de arte contemporáneo como Arco o en una performance sobre la venganza de la Pachamama contra el tipo que niega el cambio climático. Sin ser lo mismo, a Empar Moliner no la echaron de TV3 por quemar un ejemplar de la Constitución sino que le renovaron el contrato. 

Lo curioso del caso Griffin es que la idea no fue suya, sino del fotógrafo Tyler Shields, artista multidisciplinar y expatinador en línea profesional. Shields es un provocador redomado, como se puede comprobar en los álbumes de fotos de su página web, entre cuyas hazañas consta la de haber fotografiado a Lindsay Lohan con una pistola en la boca. Griffin trató de impedir que Shields diera publicidad a la imagen, pero fue en vano.

En España, la polémica catódica es que María Teresa Campos no habló anoche con Bigote Arrocet a pesar de que en Conexión Honduras, el debate sobre Supervivientes se había anunciado que así sería. Así no, diría Pedrerol.