La pelea multitudinaria entre los hinchas de dos equipos de fútbol amateur ha conmocionado el deporte catalán. Pero la batalla campal del pasado domingo entre el Bon Pastor Agrupació Esportiva y el CD Carmelo no es un caso aislado.
Fuentes consultadas por Crónica Global aseguran que desde hace tiempo se han vivido escenas similares de forma puntual en las categorías menos profesionalizadas del balompié regional. La falta de control policial, sumado al comportamiento agresivo de parte de los aficionados, generan una tensión latente que, en ocasiones, llega a las manos.
La batalla campal en un partido de regional en Barcelona, desde las gradas / TWITTER
Rabia en las gradas
José Valencia, entrenador del CD Carmelo, rememora otras experiencias parecidas. “Hemos decidido no ir a determinados campos porque nos zurran. Reconozco que hemos pasado miedo, más por el público que por los jugadores”, revela. El mal trago ha conducido a la incomparecencia de algunas alineaciones cuando deben trasladarse a zonas conflictivas.
Aunque Marcel Llordella, gerente del club Bon Pastor, coincide en que el problema está más en las gradas que en el césped. “Hay una falta de valores cívicos en una parte de los seguidores. En este caso, si no hubiese llegado a saltar el público al campo, el episodio no hubiera terminado así”, reflexiona.
Público agresivo
Ambos equipos han apartado de forma fulminante a sus titulares involucrados en la riña y han difundido comunicados en que lamentan el bochornoso incidente. Si bien el CD Carmelo rebaja la participación de sus simpatizantes y apunta que fue un jugador rival el que atacó a uno de sus jugadores.
El comunicado del club carmelense pone el acento en que el suceso "se inicia de manera simultánea (...) por parte del público, siendo estos jugadores acorralados y golpeados con palos, patadas y puñetazos por un grupo indeterminado de gente".

Brasil y Hungría protagonizaron una violenta lucha física durante su partido de cuartos de final en Suiza 1954 / ASMEXICO
Clasificaciones “complicadas”
Pese a la reacción contundente de ambas entidades, el problema está enquistado. Un entrenador con larga trayectoria en el fútbol amateur asevera que la tercera y cuarta catalanas son clasificaciones “complicadas” por el "origen" de buena parte de los fans. No es que las competiciones estén lastradas por la violencia, pero sí que, si se dan las condiciones adecuadas, pueden llegar a producirse momentos complejos.
Debido al perfil social del aficionado, apunta, surgen fricciones con la forma autóctona de vivir el deporte. Ninguno de los entrevistados quiere ahondar en esta cuestión, pero más allá de inculcar el civismo entre estos seguidores, los clubs proponen el despliegue de más árbitros sobre el terreno de juego para disuadir los conatos de violencia --en estas categorías solo se desplaza uno, frente a los tres de primera y segunda--.
“Sanciones ridículas”
Tampoco ayudan las “sanciones ridículas” que a menudo se imponen por parte de la federación. Este interlocutor critica la distinción entre agresiones a místers y agresiones a jugadores. "Mientras en el primer caso las sanciones se elevan a 13 o 14 partidos sin jugar, en el segundo caso se resuelven solo se prohíbe disputar un par de encuentros", explica.
Sin embargo, un portavoz de la federación catalana de fútbol reivindica el trabajo coordinado entre la entidad y los Mossos semanalmente para erradicar la violencia en los estadios. Además, incide en que se prevé la obligatoriedad de contratar seguridad privada por parte de los clubs reincidentes.

Sin policía
Precisamente, un aspecto que favorece la violencia de baja intensidad en los encuentros de tercera y cuarta es la escasa presencia policial. Un portavoz de los Mossos d'Esquadra reconoce que estos partidos no son catalogados de oficio como de alto riesgo, ya que esta etiqueta no va más allá de la segunda división B.
Por tanto, corresponde a las propias entidades o a la federación avisar con antelación al cuerpo de seguridad público. Fuentes policiales indican que esto no es frecuente. Este lunes, los Mossos han denunciado a uno de los hombres que irrumpieron en el campo por participar en altercados y desórdenes públicos en recintos deportivos. Todos los actores esperan que, en un futuro, no haga falta denunciar estos hechos sino prevenirlos.