Vida

¿Quién se comería una columna si Amancio Ortega se convirtiera en Trump?

Marta Ortega, heredera de Zara, no es como su padre, del que durante años sólo se dispuso de una fotografía en blanco y negro. Milbank o la frivolidad del "analismo". Úrsula Corbero matiza.

15 mayo, 2016 10:38

Marta Ortega. Durante décadas, la única fotografía de Amancio Ortega de la que disponían los medios era una borrosa instantánea en blanco y negro, un plano lejano del hombre más rico de España. La discreción era y es uno de sus rasgos antológicos. No va por ahí dando entrevistas y dando que hablar El deambular económico, personal, íntimo y particular de don Amancio es excepcional. Se puede ser rico sin pagar la cuota de famoso. Su ejemplo apunta a que no es necesario exponerse a la rueda de los medios, como Jesús Gil, Mario Conde y Ruiz Mateos, millonarios que no sólo acabaron en presidio sino que hasta se tuvieron que dedicar a la política en función del hecho de que un cargo público es un chaleco antibalas frente a la justicia.

Expuesta a los focos

Amancio Ortega se ha abstenido de fundar y liderar un partido y se ha dedicado a sus negocios con la perseverancia de un comerciante chino. Lo de su primogénita ya es otro cantar. Desde adolescente se vio expuesta a los focos de los paparazzi y parece que no le disgusta, hasta el punto de ser portada habitual en Hola, Lecturas, Semana, Vanitatis, Chic y Yo dona. Lo último, en el boe de la víscera bujía es que Marta no tiene despacho en Zara, sino una mesa a pocos metros de la de su padre. Están rodeados de empleados. Ella come un menú de 15 céntimos que proporciona la compañía a todos sus empleados.

Es cosa de ver cuánto han cambiado las fábricas textiles en España. En Indonesia no, pero ese es tema del que ya se ocupa el follonero con gran éxito de audiencia y cuenta corriente, se supone.

Nuestro gallego listo

Dana Milbank. ¿Qué pasaría si Amancio Ortega se metiera en política? ¿Quién se comería una columna? Su fortuna debe ser más o menos como la de Donald Trump, pero nuestro gallego listo jamás ha suspendido pagos. Los cables de los corresponsales de los Estados Unidos cuentan la historia del columnista Dana Milbank, un fenómeno del analismo político (como Cela lo era del acuático) que escribió que si Trump resultaba candidato republicano se comería ese texto que estaba perpetrando, literalmente lo de comerse y perpetrar. Ayer se produjo el evento y Milbank se comió el papel. Merecería comerse una tableta, pero no de chocolate sino de Apple.

Enemigo público

La frivolidad ante Trump es tan supina como hipnótica es la cabellera rojiza y anasagastiana del enemigo público número uno. ¿Cómo puede aspirar a la presidencia de los Estados Unidos un tipo con esos pelos? Aquí, en nuestro solar peninsular se piensa que las mayores estupideces mundiales ocurren en Minnesota, Milwaukee, Tejas y Massachusetts. No es del todo así. En materia de gobernantes Putin, Berlusconi, Sarkozy y Zapatero son perfectamente equiparables en inconsistencia intelectual con Trump. Hasta Cameron puede ser peor que Trump. Impagable declaración del premier británico sobre la corrupción en Nigeria y Afganistán. Se lo dice un tipo que gobierna sobre Gibraltar, las Islas Vírgenes y quince paraísos entre fiscales y piratas más del ancho mundo comprendido en la Commonwealth. Cameron, un sujeto con acciones en Panamá.

Amor libre

Úrsula Corberó. Las comunas están de moda. Corberó es una actriz de series de televisión que ha declarado que practicaba el amor libre con los compañeros de reparto de Física o Química. Alquilaban a tal efecto una casa rural en la provincia de Segovia. Tales palabras han sido ratificadas por algunos de los protagonistas y desmentidas por otros. Úrsula ha matizado que se refería a que todos salían con todos, no a que practicaran orgías. En cambio, Anna Gabriel todavía no ha contextualizado su alegato en favor de la tribu y los hijos comunales. Nuevas formas de vida nos esperan a la vuelta de unos pocos años. Se extinguirán los organismos unicelulares y las parejas convencionales. Proliferarán los palmares de Troya. Santiago Niño lo tiene predicho.