Víctima del atentado del 17A en las Ramblas de Barcelona / FOTOMONTAJE DE CG

Víctima del atentado del 17A en las Ramblas de Barcelona / FOTOMONTAJE DE CG

Vida

La batalla de Lourdes para ser reconocida como víctima del 17A

Porcar, con secuelas psicológicas tras los atentados, sostiene que es un paso necesario para poder avanzar página y seguir con su recuperación

24 enero, 2020 00:00

Hay heridas difíciles de curar. Un corte sangra y se venda para detener la hemorragia. Una pierna rota se inmoviliza para que los huesos solidifiquen de nuevo. Más difícil es lidiar con las secuelas invisibles de un suceso traumático. En psicología existe un término, resiliencia, para designar la capacidad que tiene una persona para superar este trance. En el caso de Lourdes Porcar, esa circunstancia fue el atentado del 17 de agosto de 2017 en las Ramblas de Barcelona.

Ella estaba paseando con su pareja y un amigo cuando pasó la furgoneta. No resultó herida, al menos, los daños no se apreciaban a simple vista. Allí auxilió, junto a sus acompañantes, a un matrimonio de edad avanzada que había quedado tendido en el suelo con lesiones graves. Él falleció allí. Su esposa, a pocos centímetros, también herida, esperaba la llegada de los servicios de emergencias. A su lado estuvo Porcar, cuya obsesión era que la mujer no se diese cuenta de que había perdido a su pareja.

Autoridades en la ofrenda floral en La Rambla en un acto de homenaje a las víctimas por el 17A / EP

Autoridades en la ofrenda floral en La Rambla en un acto de homenaje a las víctimas por el 17A / EP

Pedir ayuda

“Al día siguiente fui a trabajar. Es evidente que no estaba en condiciones, pero fui. Mi obsesión era contactar con la persona que había atendido en el suelo, saber como estaba”, explica Lourdes a Crónica Global. Así fue, tras contactar con emergencias localizó a la herida y fue a visitarla al hospital. “Cuando me dijeron dónde estaba, y que podía verla, comencé a llorar de manera desconsolada. A mí no me habían lastimado pero yo estaba reaccionando”, recuerda. Todavía no le habían comunicado que su marido había fallecido. A día de hoy, ambas mantienen una relación de amistad, pero los daños de Porcar no se han curado.

Tardó casi un año en pedir ayuda y, a día de hoy, aún espera la resolución del expediente que decidirá si es o no víctima de los atentados. Fue a través de un anuncio en prensa como conoció la existencia de la Unidad de Atención y Valoración a Afectados por Terrorismo (UAVAT) a escasos días del primer aniversario. Ya había experimentado alteraciones en su rutina --“no descansaba bien, tenía hipertensión, no sabía gestionar la ansiedad”, detalla-- pero no las había relacionado con el 17A.

Acto de la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas / EP

Acto de la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas / EP

Tratamiento psicológico

A través de la asociación recibió tratamiento psicológico, pero fue de pago. “Hay gente que aún necesitando tratamiento, no lo está recibiendo porque no tiene dinero para sufragarlo”, lamenta Porcar, tras haber visto a otras víctimas salir llorando de la reunión con el forense, y rememorar lo ocurrido aquel 17 de agosto.

“Si no formabas parte del listado de heridos, no te reconocen como víctima; no te ofrecen nada”, critica. Según denunció la UAVAT, el Ministerio del Interior denegó el 82% de las peticiones de personas que sufrieron secuelas psicológicas tras el ataque.

Homenaje a las víctimas del 17A en La Rambla de Barcelona / EP

Homenaje a las víctimas del 17A en La Rambla de Barcelona / EP

Lenta recuperación

Aunque ha tratado su estrés postraumático con un especialista, todavía no está recuperada. “Cuando no tienes una herida física, todo queda escondido porque has visto muchas cosas y has experimentado el miedo. Has estado viendo lo que ha pasado”, relata esta afectada.

“Mi situación no es la misma que hace dos años, puede que todavía no lo haya resuelto todo, pero estamos en ese camino. Noto que he recorrido un gran tramo desde entonces”, cuenta Lourdes, quien reclama que la reconozcan como víctima para seguir adelante. “Quiero que se reconozca que he estado allí y que he sufrido daños psicológicos. Es un paso necesario para cerrar esta carpeta si es que alguna vez puedo cerrarla”, concluye.