Verónica, y el domicilio de la calle del Cadí 44, donde fue desahuciada en 2016 / FOTOMONTAJE DE CG

Verónica, y el domicilio de la calle del Cadí 44, donde fue desahuciada en 2016 / FOTOMONTAJE DE CG

Vida

Verónica, sin la custodia de sus hijos por no tener vivienda

Esta madre fue desahuciada en 2016 por impago del alquiler y desde entonces no ha tenido domicilio fijo

24 diciembre, 2019 20:00

A finales de 2016, vivía en los bajos de la calle del Cadí 44. Su empleo como limpiadora le reportaba 1.000 euros al mes. Una cantidad con la que hacía frente al alquiler y al pago de las facturas: agua, gas y luz. Al quedarse embarazada llegó la baja laboral y sus ingresos se quedaron en 400 euros. Siguió haciendo frente a los recibos, pero tuvo que elegir entre comer o la cuota del piso. Poco después llegó el desahucio de Verónica Fernández.

Los dos hijos mayores de esta barcelonesa de 36 años ya vivían con la abuela. Fernández, que no tiene buena relación con su familia, esperaba un bebé, y fue realojada por los servicios municipales en un piso de emergencia, pero solo ella. "Mi pareja se quedó en la calle", explica a Crónica Global. Poco después tomaron la decisión de irse los dos a Granada, a casa de unos amigos, pero su relación no funcionó, y volvió a su tierra natal.

Sin sus hijos

En la capital catalana alquiló una habitación. Dos meses después, en noviembre de 2017, dio a luz, aunque no pudo quedarse con su bebé. Los servicios sociales se hicieron cargo de la criatura porque su madre no tenía un domicilio fijo, tampoco empleo estable. Tras tres años, denuncia que continúa en la lista de espera del Patronat de l’Habitatge de Barcelona

Verónica, junto a su bebé / CG

Verónica, junto a su bebé / CG

“Me dicen que tengo que esperar para acceder a un piso de alquiler social, que hay mucha gente en la misma situación que yo”, cuenta Verónica, quien lamenta que hasta que no tenga una vivienda estable no podrá recuperar la custodia de sus hijos.

Derecho a una vivienda

Fernández detalla que lleva tres años intentando tener un domicilio fijo. Su expareja se marchó a Italia, su país de origen. “Estoy peleando por los niños. Dos son mayores”, explica. Otro de los escollos para poder recuperar a su familia es demostrar que su “trabajo es estable”. Tiene empleo, pero al cubrir suplencias en una empresa de limpieza, "no se considera lo suficientemente sólido", apunta. 

“Sin vivienda no los podré tener nunca conmigo”, lamenta. Ahora vive en casa de unos amigos. Para recuperar a sus niños se encuentra inmersa en un proceso judicial, aunque admite que no tiene ninguna posibilidad mientras no pueda demostrar que cuenta con un techo para acogerlos. Sostiene que “se rompe la espalda trabajando para poder tener algo en esta vida”, y no entiende como, tras una espera de tres años, no ha obtenido ayuda municipal para poder volver a reunir a su familia.