Valentín Moreno, en círculo rojo, con el resto del equipo del Sant Adrià CF / Cedida

Valentín Moreno, en círculo rojo, con el resto del equipo del Sant Adrià CF / Cedida

Vida

Así dominaba el fútbol catalán el homicida de la Vila Olímpica

Valentín Moreno, ejecutado a tiros en Sant Adrià, donde jugaba para el equipo local, tenía "aterrorizados a rivales y árbitros" pero su afición "lo adoraba"

23 noviembre, 2021 00:00

"Como Pablo Escobar, si te lo cuento, no te lo creerás, pensarás que es una película". Así relatan cargos directivos de la Tercera catalana del fútbol autonómico sus vivencias con Valentín Moreno Gómez, el homicida de la Vila Olímpica que fue ejecutado a tiros el pasado viernes en Sant Adrià de Besòs (Barcelona). El vecino, también jugador del Sant Adrià CF, tenía "aterrorizados a sus rivales y a los árbitros", explican quienes jugaron contra él. 

Hablan diversas fuentes, aunque lo hacen "desde el estricto anonimato". Subrayan que la situación en Sant Adrià y, más concretamente, en San Juan Bautista, el barrio donde fue abatido Moreno, es "explosiva". Temen que el asesinato del padre de 39 años derive en "sangre por sangre". Pero apuntan a dos hechos. "El escándalo que supone que su club, el Sant Adrià, le diera el pésame oficial, y que la Federación Catalana de Futbol (FCF) jamás lo expulsara de las competiciones". 

Homenaje polémico

Los hechos, primero. El finado era jugador del Sant Adrià CF, el equipo de futbol local. La institución deportiva le rindió homenaje el fin de semana después de que Moreno fuera ejecutado a sangre fría en la calle Tarragona del Besòs. Dos mensajes de Twitter bastaron: uno expresando las condolencias y un segundo con un vídeo, en el que aparecía un gol del exjugador. 

El doble homenaje del Sant Adrià a Valentín Moreno / TWITTER

El doble homenaje del Sant Adrià a Valentín Moreno / TWITTER

El tributo del Sant Adrià no sentó bien, como avanzó la periodista Rebeca Carranco, de El País. La reportera alertó de que Moreno había sido condenado por matar a patadas a Carlos Javier Robledo en la Vila Olímpica en el año 2000. La periodista citó también los "ataques racistas" en el "ámbito del fútbol", que le valieron una segunda condena en 2009. Carranco enumeró los tuits de condolencias del Sant Adrià, pero también los del Atlético Iberia y los del CD Almeda. Los tres equipos han borrado sus mensajes tras una tormenta en las redes sociales de la que aún quedan rastros

Sanciones

Ello, en la red. Sobre el césped, quienes conocieron al Valentín Moreno jugador lo temen incluso después de muerto. "No dábamos crédito. En una trifulca del Sant Adrià en el Carmelo apareció una katana. En otra, amagó con sacar una pistola. Se perdió la mayoría de las últimas temporadas por sanción por incidentes violentos", narran. Se refieren, por ejemplo, a una pena de siete partidos que le impuso la FCF en la jornada 9 de la temporada pasada, la 2020/2021. ¿El motivo? "Coacciones al árbito con intento de agresión desde la grada, e insultos y ofensas al árbitro, juez de línea, directivos o autoridades deportivas", rezan las actas de la FCF, consultables aquí

Conductas que contravienen los artículos 321c y 321b del Reglamento de la FCF, al que se puede acceder en este enlace. La temporada 2020/2021 terminó con el Sant Adrià sancionado por "incidentes graves de sus seguidores". Esta temporada, la 2021, Valentín Moreno no aprendió y volvió a ser sancionado con dos partidos en la jornada 3 por, de nuevo, "insultar al árbitro". El encuentro contra la UD Pastrana acabó aplazado y el Sant Adrià, de nuevo expedientado. 

"Donde iba, la liaba"

Las fuentes consultadas hablan de "incidentes continuos". Enfatizan que, lejos de practicar el deporte como una actividad integradora, máxime tras al menos dos condenas, Moreno "dominaba la competición con mano de hierro". ¿A qué se refieren? "Los árbitros le tenían pánico. Los rivales salíamos al campo deseando que pasaran los 90 minutos y no pasara nada", admiten. ¿Por qué? "Donde iba, la liaba. En un partido contra el Trinidad CD amenazó con sacar una cacharra --por pistola-- en mitad de una pelea. Era mejor tenerlo a bien, que a mal", reconocen. Otros lo comparan con el equipo cercano al clan Jodorovich, la influente familia asentada al término del paseo de la Zona Franca. "El Sant Adrià se volvió una versión edulcorada del Equipo JA de los Jodorovich, que solía ganar 3-0 por incomparecencia del rival", parangonan. 

Así, Valentín Moreno era temido, pero también algunos de los que iban con él. "Si en los campos rivales era muy temido, en casa era un héroe, su afición lo adoraba", subrayan. El vecino de San Juan Bautista se había convertido en una suerte de celebridad por su generosidad. "Pagaba la ficha de no se cuántos chavales que no se la podían pagar. Era una institución", explican. "Tú haz cálculos: si una ficha anual cuesta 100 euros, 25 fichas le costaban 2.500 euros. ¿De dónde salía el dinero?", se preguntan. Sea como fuere, la largueza encumbró a Moreno. "Era el mecenas, el que pagaba. Se lo perdonaban todo", insisten. 

"¿Dónde estaba la Federación Catalana?"

Esa dualidad de Moreno, de jugador problemático y espónsor de los desfavorecidos, pasó desapercibida para la Federación Catalana de Fútbol (FCF). "Han estado desaparecidos. Me da igual el pasado de cada uno, pero es que no era una vez. Con la agresión racista del Bada Bing --el equipo amateur cercano a la facción Casuals de los Boixos Nois, los hooligans del FC Barcelona, que pidieron un minuto de silencio en el Barça-Espanyol del fin de semana, sin éxito-- ya reincidió. Y una vez, y otra, y otra, y sabiendo que paraba con los ultras del Barça", se quejan. "¿Dónde estaba la FCF? ¿Por qué jamás le descalificaron? ¿Por qué dejaron que aterrorizara a toda la competición?", se preguntan. 

Valentín Moreno, durante un juicio / EFE

Valentín Moreno, durante un juicio / EFE

Otras fuentes del fútbol base catalán apuntan al "lamentable ejemplo antideportivo" que daba Valentín Moreno dentro y fuera del césped, que contrastaba con "la actitud pasiva de la Federación". Critican que la institución "cobrara las fichas y mirara hacia otro lado" con un equipo, el Sant Adrià, "al que temía el resto de la competición". "Nosotros, para ser técnicos o coordinadores tenemos que aportar certificados de antecedentes. ¿Y los jugadores?", inquieren. Un terror que, aseguran, se vivía incluso en casa. "Las categorías inferiores del Sant Adrià se escindieron y se habla que pudo ser por la incomodidad que les causaba el primer equipo", deslizan. 

Abatido y los Mossos investigan

Son preguntas que quedan sin respuesta en un mundo, el del fútbol de categorías inferiores, que "está en shock", tal y como define un directivo en condición de discreción. Lo está desde la madrugada del viernes, cuando alguien se acercó a Valentín Moreno y lo ejecutó por la espalda de un tiro en la cabeza. El asesinato los investigan los Mossos d'Esquadra, que el fin de semana reforzaron la seguridad en Sant Adrià para evitar represalias. No en vano, una de las hipótesis de la ejecución a sangre fría del vecino es que se trate de un ajuste de cuentas. Otra es la planificación. "Moreno llevaba escolta, y a menudo", indican. 

Sea cual fuere el modus operandi, había sido condenado por el homicidio de Robledo en 2000. Era menor de edad por horas y, de hecho, la paliza que segó la vida del joven tuvo lugar en el marco de una paliza para celebrar su 18 aniversario. Por ello, el reo encajó una condena menor. Al salir de prisión, protagonizó otro violento altercado con el equipo Bada Bing de fútbol, esta vez con motivo racista, concluyó el juez. Finalmente, en 2017, Valentín Moreno fue señalado por otra algarada, en este caso con sanitarios y vigilantes del Parc de Salut Mar de Barcelona, el llamado Hospital del Mar, durante una visita a su padre, ingresado en la ciudad sanitaria, como explicó entonces Crónica Global. "Hicieron falta seis vigilantes y varios médicos para reducirlo", apostilla un profesional que conoce el incidente.