Farmacia en la que se anuncia la venta de productos de homeopatía / CG

Farmacia en la que se anuncia la venta de productos de homeopatía / CG

Vida

Trump da la estocada a la homeopatía

Los médicos españoles apoyan la imposición del presidente electo de los EEUU de que estos productos avisen de su "falta de evidencia científica"

5 diciembre, 2016 00:00

No se llegará al "fumar mata" de las cajetillas de tabaco. Pero la administración Trump exigirá a los productos homeopáticos que lleven en sus envases la advertencia de "no avalado científicamente", "sin evidencia científica" u otras leyendas que dejen claro que no funcionan como medicamentos.

La medida, aprobada por el Comité Federal de Comercio de EEUU, es apoyada por la mayoría de los expertos médicos europeos y españoles, que consideran que los consumidores están siendo mal informados por los anuncios actuales de esta medicina alternativa.

Los colegios de médicos de España, agrupados en el Organización Médica Colegial, han debatido este fin de semana estas prácticas. La mayoría las consideran son un "simple placebo" y poco éticas por "prometer a los enfermos la curación con procedimientos engañosos". "Quizá habría que prohibirlas, aunque es mejor convencer", defiende su presidente, Juan José Rodríguez Sendín.

Fuera de la farmacia

Tres sociedades científicas, además de la de oncología, y otras tantas farmacéuticas apoyan el veto. La consideran una pseudomedicina e incluso la meten en el saco de las llamadas alternativas junto a la imposición de manos, dietas extrañas, hierbas y otros supuestos tratamientos.

Piden que al menos no se vendan en las farmacias, porque no se trata de medicamentos y confunden a los pacientes. "Estos productos no son más efectivos que tomarse un vaso de agua con un azucarillo", asegura Sendín. "Pueden poner en riesgo la salud de los pacientes si rechazan o retrasan tratamientos sobre cuya seguridad y eficacia hay evidencias sólidas", advierte la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria.

Limbo legal

La homeopatía, que se originó en Alemania hace más de 200 años, parte del principio de que las sustancias que crean ciertos síntomas pueden tratarlos si se administran altamente diluidas. Pero, a pesar de su puesta en cuestión desde hace décadas, ha generado una poderosa industria que sólo en EEUU factura más de 1.000 millones de euros al año.

En España, gracias a un limbo legal, pueden venderse en las farmacias hasta 19.000 de estos productos, sin haber demostrado su calidad, seguridad y eficacia, como hacen los medicamentos convencionales.

La ex ministra de Sanidad Ana Mato intentó mediante una orden ministerial que se sometieran a ensayos clínicos preceptivos. Pero nunca más se supo. Hoy solo hay cinco productos aprobados por la administración. La nueva titular, Dolors Monserrat, tiene otras prioridades.

Batacazo económico

Boiron, laboratorio líder en el sector, ha visto como sus ventas en Europa, han experimentado una caída del 18% en el último trimestre de 2016. La facturación todavía ronda los 160 millones de euros, pero los expertos aseguran que deja al descubierto una significativa pérdida de confianza. La compañía también ha reconocido que sus ventas "han decrecido significativamente" en Rusia.

El último revés le ha llegado en su propia casa, Francia. La administración de Hollande ha rechazado su equiparación con otras terapias, incluso para la gripe. "Ningún tratamiento homeopático puede ser considerado una vacuna", ha sentenciado la Agencia Nacional de Seguridad de los Medicamentos y Productos de Salud.

Otro varapalo le ha venido de Australia. Un estudio del Consejo de Investigación Médica de Salud ha concluido tras examinar 1.800 artículos médicos que solo 200 cumplían con el rigor científico para poder ser tomados en cuenta como tales. "Es una medicina alternativa completamente inútil", ha dictaminado el organismo.

Promoción suspendida

Según Boiron, el mercado en España era de 50 millones de euros en 2011. Hoy la facturación global, según fuentes no oficiales, no alcanza los 30 millones, incluyendo las consultas de médicos y otros administradores, que suelen costar entre 60 y 80 euros.

Y ello a pesar de su política de promoción. El portal de transparencia de Farmaindustria dejó al desnudo que el pasado año los pagos a profesionales y organizaciones sanitarias superaron los 261.000 euros. Los principales beneficiarios fueron farmacéuticos de Madrid y Barcelona y universidades que organizaban másteres. En el presente curso los han eliminado.