Josep Maria Argimon, consejero catalán de Salud, en una comparecencia pública. Sanidad catalana / EP

Josep Maria Argimon, consejero catalán de Salud, en una comparecencia pública. Sanidad catalana / EP

Vida

Nubarrones de una gran huelga en la sanidad catalana

Los sanitarios sopesan lanzar un conflicto masivo si el Govern no endereza la situación actual: un 'pacto nacional por la salud', último recurso para evitar el conflicto

18 febrero, 2022 00:00

Tambores de conflicto total en la sanidad catalana. Los sanitarios de la autonomía sopesan la huelga como una de las alternativas si el Departamento de Salud de la Generalitat no reacciona e impulsa un gran acuerdo para reflotar el sistema asistencial regional. La última posibilidad de acuerdo será una propuesta de gran Pacto Nacional por la Salud, que dote al sistema de los recursos y profesionales que necesita. 

Es lo que explican actores conocedores de las conversaciones internas de la sanidad autonómica, que alertan de que los profesionales están agotados, de que los recursos no llegan y que, por ende, otras cuestiones siguen bloqueadas. La última es el nuevo convenio de la sanidad concertada, que tenía que estar aprobado en 2021 y continúa varado. Esta semana hubo otra reunión entre patronales y sindicatos, sin acuerdo para los 60.000 profesionales a los que afecta. 

Sistema tensionado

El bloqueo en el convenio del Siscat irrita a la parte social, pues las tres patronales, Unió Catalana d'Hospitals (UCH), Consorci Associació Patronal Sanitària i Social (CAPPS) y Associació Catalana d’Entitats de Salut (ACES) mantienen una posición de "inmovilismo aduciendo falta de recursos". Lo que es más, derivan a los agentes sociales al Servicio Catalán de Salud (CatSalut). La aseguradora pública que dirige Gemma Craywinckel, por su parte, se pone de perfil y sostiene que es la parte empresarial la que debe negociar. A preguntas de este medio, no ha indicado si piensa mediar en el tuercebrazos. 

La directora del Servei Català de la Salut (CatSalut), Gemma Craywinckel / EUROPA PRESS

La directora del Servei Català de la Salut (CatSalut), Gemma Craywinckel / EUROPA PRESS

A ello se le suma la situación del circuito 100% público, el adscrito al Instituto Catalán de Sanidad (ICS), sobre todo en lo relativo a la atención primaria, donde la sobrecarga asistencial ha sido notoria en las últimas olas del coronavirus. En el segundo nivel, el hospitalario, los profesionales temen que en la situación actual de remisión pandémica, se les pida un esfuerzo extra para enjugar las listas de espera creadas, porque la enfermedad obligó a reorientar la actividad en los hospitales. 

"Presupuesto, condiciones laborales, contratación"

Desde el sector sanitario, voces cualificadas subrayan que el personal está "hundido" y que "no se puede volver a la situación de 2019", en referencia a condiciones laborales análogas a las que quedaron tras los recortes presupuestarios acometidos por la antigua CiU, ahora disgregada en partidos como Junts o PDECat. Se pide un gran pacto para mejorar condiciones laborales tanto en el circuito 100% público como el concertado. 

En este sentido, se sondea la posibilidad de presentar un Pacto Nacional por la Salud, idea que se pensó en el pasado, pero que no se llegó a fraguar. En cualquier caso, la entente debería pasar por "más presupuesto, mejora de las condiciones laborales e impulsar la contratación" de personal.

Último cartucho

Esa propuesta de acuerdo, que agentes sociales preparan para los próximos meses, será el último cartucho antes de evitar un otoño caliente en la sanidad catalana. Y eso que "las huelgas en los hospitales no son fáciles, pues no son como una escuela o instituto, que puede cerrar". Y pese a que admiten que la capacidad de presión de los sanitarios es menor "pues en un paro en enseñanza, al segundo día los padres están llamando a la consejería para saber con quién deben dejar los niños". 

Sea como fuere, un conflicto a gran escala solo se podría evitar en estos momentos con un sobreesfuerzo del Departamento catalán de Salud. Que debería lograr que, al menos, el próximo presupuesto, el de 2023, incluya mejoras substanciales para el sistema asistencial, sobre todo en el campo de la contratación. "No valen 5.000 nuevas incorporaciones sin son administrativos. Necesitamos personal de resolución: médicos y enfermeros", recuerdan desde un gran hospital catalán. 

Argimon lo ve venir

En este contexto, serán de interés diversos elementos. El primero es qué papel jugará Josep Maria Argimon, actual consejero de Salud, y que en 2018 ya vivió otra huelga, la de la atención primaria. La tuvo que gestionar siendo gerente del Instituto Catalán de Sanidad (ICS). El conseller, que recientemente pidió más dinero a Jaume Giró, titular de Economía y Hacienda, deberá hallar un equilibrio entre satisfacer a unos profesionales que le reconocen como igual --por su condición de médico-- y al partido que le propuso como independiente en el Consell Executiu del Govern: Junts

Protesta de los médicos dentro de la sede del ICS / Cedida

Protesta de los médicos dentro de la sede del ICS / Cedida

Cómo maniobre Argimon para urdir el gran pacto sanitario y evitar el conflicto será clave. También lo será la capacidad de movilización sindical en ambulatorios y hospitales, que se estima reforzada por el crecimiento del mayoritario Metges de Catalunya al calor de la pandemia frente a otras opciones. De hecho, un intento de entrismo del independentismo en salud en forma de presencia de la Intersindical no ha cuajado, al menos por el momento. 

Tercera en cinco años

En cualquier caso, los nubarrones en la sanidad catalana no son nuevos. El sistema asistencial autonómico suma dos huelgas en cinco años, que podrían ser tres si finalmente el bloqueo actual deriva en conflicto. En 2018, los ambulatorios catalanes fueron al paro, movilización que se zanjó con un acuerdo que firmó el propio Argimon, en aquel momento al frente del ICS. 

La pandemia del coronavirus lo ha parado todo, pero la enfermedad también ha expuesto las heridas latentes del sistema. De hecho, el propio conseller se muestra en el trato corto --indican fuentes cercanas a él-- confiado en que la enfermedad actual está casi controlada, pero que vendrán más en el futuro. En el ínterin, deberá abordar las cuestiones laborales, que hasta ahora se mantenían en un segundo plano por el combate contra el virus.