El responsable de un bar de Barcelona cuelga un cartel sobre la obligación de presentar el pasaporte Covid para acceder al local / MARTA PÉREZ (EFE)

El responsable de un bar de Barcelona cuelga un cartel sobre la obligación de presentar el pasaporte Covid para acceder al local / MARTA PÉREZ (EFE)

Vida

La restauración desconfía del Govern tras el fiasco del pasaporte Covid: “Esperamos lo peor”

El sector denuncia la falta de previsión y planificación del Departamento de Salud al instaurar la medida, un hecho que ha conllevado el colapso de la web y ha frustrado a restauradores y clientes

27 noviembre, 2021 00:00

Caos, descontrol y frustración son algunas de las sensaciones que ayer tuvieron los hosteleros catalanes tras el fiasco de la obligatoriedad del pasaporte Covid en la restauración y los gimnasios. La medida entró en vigor la madrugada del viernes, pero se mantuvo vigente apenas 15 horas. El Departamento de Salud la suspendió temporalmente ante el colapso de la página web para descargar el documento, un hecho que ha generado desconfianza del sector hacia el Govern. El portavoz de bares y restaurantes de Gracia, Alberto Barros, ha reconocido a Crónica Global que siente "vergüenza" por lo que ha sucedido, aunque no le sorprende: "La Generalitat nos tiene acostumbrados a actuar de un día para otro e improvisando". Así pues, denuncia que la ampliación del certificado podría haberse hecho de "forma planificada". 

En la misma línea se pronuncia el presidente de la asociación de hostelería, turismo y restauración de Girona y secretario de la federación de hostelería de las comarcas de esta provincia, Josep Carreras, quien cree que la Administración debería haber previsto el colapso del sistema y tendría que haber esperado a la medianoche del domingo. "Lamentamos que el Govern no se haya dotado de los medios tecnológicos necesarios", manifiesta. De la misma opinión es Igor Abascal, representante de hostelería de UGT: "Deberían haber estado preparados para la avalancha de peticiones".

Angustia en restauradores y clientes

En este sentido, los sindicatos esperan que la Generalitat medite más estas medidas antes de aplicarlas, pues consideran que “ya ha cometido muchos errores a lo largo de la pandemia”, ha expresado el responsable de hostelería de CCOO, Francisco Galván, a este medio. Aunque tiene claro que lo más importante es la salud de la ciudadanía, subraya la necesidad de meditar bien las posibles consecuencias para evitar el colapso y no agravar más la situación.

Denuncia que no hacerlo genera angustia tanto para los usuarios como para los trabajadores: los primeros, por no poder disponer del documento que necesitan para poder acceder a los establecimientos; y los segundos por “desconocer en cada momento si cumplían o no la normativa vigente”. Las patronales también advierten del problema de la brecha digital: "Hay personas mayores que no saben ni cómo descargarse el certificado Covid", explica Alberto Barros. Por su parte, Galván afirma que esto perjudicará al sector, pues "hay gente de cierta edad que no se va a poder adaptar porque no todo el mundo cuenta con las habilidades necesarias para acceder a estas aplicaciones".

Una clienta muestra el código QR del pasaporte Covid a un camarero de un bar de Barcelona / MARTA PÉREZ (EFE)

Una clienta muestra el código QR del pasaporte Covid a un camarero de un bar de Barcelona / MARTA PÉREZ (EFE)

Aceptan este “mal menor”, pero esperan “lo peor”

Pese a todo, aceptaron la decisión del Govern porque, aunque no les entusiasma, la ven un “mal menor” que evitará nuevas limitaciones de horarios o consecuencias más perjudiciales para el sector, explica Vicent Llorca del Gremio de Restauración de Barcelona. La asociación destaca la parte positiva de la saturación de la web de Salut: la prueba de la voluntad de colaborar que tiene la ciudadanía, la cual "ha demostrado que tiene ganas de seguir yendo a los bares y restaurantes". 

De hecho, entidades como la Federación de Hostelería de Tarragona pidieron hace tiempo el uso del pasaporte para evitar restricciones más graves, aunque describen la situación de ayer como un “descontrol”: “Que aprueben una medida de hoy para mañana, tengamos que imprimir carteles deprisa y corriendo, tengamos un día de locos y horas después se cancele temporalmente por el colapso informático es un desaguisado y dice poco de la gestión" de la Administración catalana, lamenta el presidente, Francesc Pintado. Sin embargo, Josep Carreras espera "lo peor" y vaticina que el Govern tomará medidas más drásticas, como el cierre de los locales. "Para la Generalitat es la solución más fácil, pero nosotros no aceptaríamos ni el cierre ni la limitación de horarios", advierte. 

Los cines, en el aire

La medida afecta a todos aquellos locales que tengan restauración, como los centros comerciales, pero hay cierto debate respecto a si los cines también deberían estar o no afectados por la restricción. Fuentes de Cinesa han afirmado a este medio que la medida no les afecta: "Después de estudiar a fondo la resolución del TSJC, nuestro equipo legal nos ha comunicado que para entrar al cine no es necesario presentar el certificado Covid". No obstante, desde CCOO ven "un riesgo" quitarse la mascarilla en el interior de las salas de proyección de las películas, a pesar del éxito de los sistemas de ventilación de estos espacios.

La Federación de Hostelería de Tarragona va un poco más allá e incluso lamenta que el pasaporte no se pida en otros establecimientos en los que se concentra mucha gente, como los supermercados, y subrayan una incongruencia: "El empleado que debe controlar el acceso al local puede no tener el pase Covid, ya que los trabajadores no están obligados a tenerlo". De todos modos, habrá que esperar al menos hasta el lunes, cuando se reunirá la Comisión Delegada en materia de Covid-19 para analizar la situación y volver a poner en marcha la norma, para conocer qué día arranca de nuevo. Entonces, los hosteleros tendrán que "ver cómo se desarrolla, ya que son medidas que el Govern impone muy deprisa y hace falta conocer todos los detalles para saber cómo actuar", concluye Francisco Galván.