Imagen de la experiencia virtual The Zone of Hope: otro futuro es posible que busca combatir el cambio climático / CG

Imagen de la experiencia virtual The Zone of Hope: otro futuro es posible que busca combatir el cambio climático / CG

Vida

La realidad virtual, ¿una solución para combatir el cambio climático?

Una muestra hipersensorial de Agbar busca sensibilizar al público de los efectos devastadores en el planeta que podrían sufrir las futuras generaciones

19 enero, 2018 13:13

El Real Centre Artístic de Barcelona acoge a partir del 20 de enero y durante un año The Zone of Hope: otro futuro es posible (TZOH). Una exposición completamente diferente a lo que se ha visto hasta ahora en la lucha contra el cambio climático.

TZHO pretende sensibilizar físicamente a los visitantes a través de una experiencia multisensorial sobre una de las lacras del planeta tierra. El público descubre en primera persona los efectos devastadores que tendrá el efecto invernadero --el incremento de la concentración de gases sobre la atmósfera-- sobre las futuras generaciones si no se frenan los excesos de dióxido de carbono (CO2).

A través de la tecnología inmersive extreme, pionera a escala mundial, se pretende que el público viva los daños que puede sufrir el planeta si el problema persiste. Busca aflorar en cada persona su sentimiento de necesidad de cambio y la urgencia de actuar. Como destaca Aigües de Barcelona (Agbar) --la empresa organizadora de la muestra virtual--, “todavía no está todo perdido y aún hay  brotes esperanza, pero hay que luchar por ello”.

Viaje al futuro

Este viaje al futuro hiperrealista generado en 3D y repleto de efectos especiales desplaza al visitante por diferentes espacios en una máquina del tiempo acompañado de Violeta, una niña avatar que crece mientras el mundo cambia a causa de la degradación climática.

Personas convertidas en avatares en 'The zone of hope' / CG

Personas convertidas en avatares en 'The zone of hope' / CG

Personas convertidas en avatares en 'The zone of hope' / CG

La primera parada es en 2038, en tan solo 20 años. La nave llega al Ártico donde se vive el deshielo. Allí se ve en la lejanía a un oso polar. Violeta comenta que, en ese momento, ya “es muy difícil ver uno actualmente”. Por ese tiempo la previsión es que ya sean animales en peligro de extinción. Allí los usuarios pueden notar en su cuerpo el frío y palpar el hielo con sus manos.

Venecia en Barcelona

Tras presenciar como el hielo desaparece rápidamente de los polos, la cápsula del tiempo viaja hasta una sorprendente Barcelona en 2068. El avatar explica que llueve muy poco, pero que cuando lo hace, la ciudad se convierte en una nueva Venecia. Se pueden ver sus puntos más característicos como el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) de Montjüic y la plaza España completamente rodeadas de agua.

El Helicóptero que rescata personas de las inundaciones en Barcelona / CG

El Helicóptero que rescata personas de las inundaciones en Barcelona / CG

El Helicóptero que rescata personas de las inundaciones en Barcelona / CG

El último alto en el camino es al embalse de La Baells en el Prepirineo, en la comarca barcelonesa del Berguedà. Allí los viajeros llegan en 2093 y comprueban la desertificación. El agua ha desparecido por completo del pantano. A una temperatura de 48 grados, Violeta recuerda que “aquí venía con mi padre a hacer piragüismo”.

Una vez finalizado el recorrido, el avatar se toma “un descanso” y los usuarios vuelven al mundo real. Ya relajados después del shock que produce el viaje, se muestra una pieza audiovisual que recoge mensajes de celebridades y políticos que llaman a actuar contra este genocidio contra la tierra.

El cambio climático, una realidad

El cambio climático es una realidad más que evidente. Tiene un impacto cada vez mayor en nuestro día a día como se comprobó en 2017, uno de los tres años más calientes desde que existen los registros térmicos.

No cabe duda que las acciones del ser humano tienen un impacto directo en los ecosistemas y en el planeta. Las personas son las que tienen en su mano actuar para que el golpe sea menor que el esperado.