Y es que no son pocos los enemigos de Vladimir Putin, en conflicto con Ucrania desde hace meses y con todo Occidente vigilándole después del derribo del avión malayo en el este de Ucrania. Y, por su seguridad, también lleva su sal, especias, salsas o agua embotellada cuando sale al extranjero.
Entre otras filtraciones de los mandatarios del mundo se ha desvelado que a la Reina de Inglaterra no le gusta el marisco y Barack Obama tampoco se acerca a la remolacha aunque las exigencias de seguridad son más altas que las de Putin: el presidente de los EUA no come nada que no haya preparado y servido la Casa Blanca.