Familias y profesores se concentran a las puertas del Parlament para evitar el cierre de la Academia Cultura de L'Hospitalet / CCOO

Familias y profesores se concentran a las puertas del Parlament para evitar el cierre de la Academia Cultura de L'Hospitalet / CCOO

Vida

Padres y profesores exigen a Cambray que evite el cierre de la Academia Cultura de L’Hospitalet

El centro escolar por fin ve la luz después de que el Parlament haya aprobado traspasar su titularidad concertada a la pública

8 abril, 2022 00:00

Se activa la cuenta atrás para que el Govern y el conseller de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, eviten el cierre de la Academia Cultura, de L'Hospitalet de Llobregat. Una escuela concertada cuyas familias y profesores por fin ven la luz, después de que el Parlament de Cataluña aprobara este jueves modificar el decreto ley para conseguir su traspaso de la red concertada a la red pública. Delante de la Cámara celebraron la decisión unas 50 personas. 

El colegio, situado en el barrio de Collblanc-Torrassa, estaba a punto de cerrar sus puertas el próximo curso. Y no por falta de alumnos, sino por un conflicto entre el propietario del edificio --el Arzobispado de Barcelona-- y el titular. La riña acabó con una amenaza de desahucio que ni padres ni profesores podían permitirse, pues ello implicaba el cambio de centro para los estudiantes sin tener garantizada una plaza en otro lugar, y el despido de los docentes.

Profesores en una de las protestas contra el cierre

Profesores en una de las protestas contra el cierre

Los profesores, sin trabajo

Según explica la profesora y delegada de CCOO en la Academia Cultura, Íngrid López, la Generalitat en un principio "se lavó las manos con el problema" --en la época del conseller Josep Bargalló-- y publicó incluso el cierre en el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña (Dogc). De esta forma, el Ejecutivo autonómico "aceptó y toleró" una clausura que debería producirse en agosto de 2021. La solución que en el aquel momento planteaba para el alumnado era distribuirlo entre los centros de la zona, que ya tenían el 80% de sus aulas con sobrerratios o al límite. Y en cuanto a las 30 trabajadoras, "se desresponsabilizaba de su futuro laboral". 

Fue ahí cuando empezaron las movilizaciones para evitar el cierre de una escuela con más de 70 años de historia. Llegaron incluso a acampar ante las puertas de la Consejería de Educación, un acto que hizo recapacitar al Govern sobre la magnitud del problema. Y es que cerrar un colegio no era la mejor solución en un barrio donde no sobran plazas, sino todo lo contrario: "Hay falta de plazas para escolarizar, sobre todo en la pública. Y las concertadas están llenas, con sobrerratios", explica López

De la frustración a la victoria

Pero para formar parte de la titularidad pública deben cumplirse tres requisitos: que el titular del edificio estuviese de acuerdo con el cambio; que en la zona donde esté situado haya falta de plazas; y que la construcción esté en buenas condiciones. Según la Generalitat, este caso no cumplía la tercera condición y, para rehabilitarlo, debían invertirse tres millones de euros. Este hecho frustró de nuevo a profesores y familias, pero no por ello dejaron de luchar. Desde entonces, exigen modificar la normativa, de manera que contemple excepciones como es esta. Un cambio que se ha aprobado este jueves en el Parlament --en una moción de los comunes-- con 131 votos a favor de ERC, comunes, PSC, CUP, Ciudadanos, Vox y PP; y la abstención de Junts.

Familias y docentes delante del centro Academia Cultura de L'Hospitalet

Familias y docentes delante del centro Academia Cultura de L'Hospitalet

Así pues, la continuidad de la Academia Cultura para el próximo curso está garantizada. De momento, los 319 alumnos de infantil, primaria y secundaria podrán seguir en el mismo edificio, hasta que la Generalitat decida dónde instalarlos. Una de las opciones que se barajan es trasladarlos a 500 metros de la ubicación actual --a los barracones del colegio Ernest Lluch--, que quedarán vacíos en septiembre cuando se construya la nueva escuela Maria Miret en el solar de la calle Mas. 

"Donde nos lleven, ahora mismo, nos importa menos", asegura Íngrid López, maestra de la Academia Cultura desde hace 15 años. "Llevo en el colegio toda mi vida, desde los tres años como alumna y desde hace 15 como profesora". Su miedo era que su escuela, con tanta historia y tantas generaciones, se quedase en el olvido. Pero su mayor temor era no saber dónde acabarían los niños a los que educa y sus compañeros, algunos de los cuales fueron sus maestros cuando ella era pequeña. "La academia es necesaria en nuestro barrio. Y así es como lo hemos demostrado", concluye.