El nadador del equipo estadounidense, Ryan Lochte, antes de una prueba en los Juegos Olímpicos de Río. / EFE

El nadador del equipo estadounidense, Ryan Lochte, antes de una prueba en los Juegos Olímpicos de Río. / EFE

Vida

La odisea de los nadadores estadounidenses en Río

Un supuesto atraco a mano armada impide a dos compañeros del equipo de Ryan Lochte volver a casa

18 agosto, 2016 09:38

Los Juegos Olímpicos ya tienen su historia surrealista. La estrella del equipo de natación estadounidense, Ryan Lochte, y tres compañeros suyos, James Feigen, Gunnar Bentze y Jack Conger, fueron supuestamente atracados a mano armada en Río de Janeiro la madrugada del domingo. La versión de los atletas es que un grupo armado y con distintivos de la policía los paró mientras volvían en taxi a la Villa Olímpica. Los ladrones les obligaron a bajar del coche y tumbarse en la calle mientras les quitaban las carteras, según explicó Lochte.

Pero la policía brasileña no se fía de este relato. Los agentes convocaron a Lochte y Feigen para declarar, pero los nadadores no se presentaron a la cita. Fue entonces cuando la policía empezó a buscarlos en la Villa Olímpica y no los encontró, ya que ambos había volado de vuelta a EEUU.

Sus compañeros, Bentze y Conger no han tenido tanta suerte. La policía los obligó la noche del miércoles a bajar del avión en el que ya estaban a punto de regresar a casa para interrogarlos, tal y como ha confirmado el portavoz del Comité Olímpico de EEUU, Patrick Sandusky.

Historias contradictorias

La consistencia de esta versión de los hechos se ha puesto en duda. La historia que contó inicialmente Lochte no coincide con la última que ha explicado a la prensa estadounidense. Algunos detalles, como la manera como lo apuntaban con la pistola y el lugar donde ocurrió el supuesto atraco han cambiado.

El mismo Lochte aseguró que los nadadores no tenían la intención de hacer pública la historia, en un principio, ya que temían haber roto las reglas del Comité Olímpico de EEUU por salir a beber durante la competición. La policía no ha podido encontrar al conductor del taxi y el Comité Olímpico Internacional ha negado la historia.