Persona mayor riendo

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Vida

Mayores solos y en soledad

Los efectos psicosociales de la COVID-19 en los ancianos para Olga Díez, psicóloga social de The Onion Inside, y consultora social de la app de cuidado familiar y ancianos Durcal

5 julio, 2021 13:40

Tenía una vida muy bonita, hacía muchas cosas: iba a la piscina, salía a caminar… La pandemia me lo ha quitado todo; ahora poco a poco estoy intentando volver a recuperar mi vida. Quien habla es María -nombre ficticio-, que a sus 92 años recuerda con nostalgia su vida precovid. Las personas mayores no solo han sufrido los efectos más dramáticos y devastadores de la pandemia -se estima que el 70% de la mortalidad relacionada con la COVID-19 ha afectado a la población mayor de 65 años, datos de un informe del Ministerio de Ciencia e Innovación-, sino que también han visto su día a día profundamente afectado en comparación con las personas más jóvenes.

Menos contactos, más soledad

Al estrés y la ansiedad por su mayor situación de vulnerabilidad, hay que añadir el sentimiento de soledad y los cambios en su red comunitaria de contactos. Según el último informe del Observatorio de la Soledad de la asociación Amigos de los Mayores, el 38% de las personas mayores confirman haber reducido su contacto con su red de personas cercanas y más de la mitad reconocieron sentir incrementada su sensación de soledad durante el confinamiento. Muchos estudios avalan que las personas de más de 65 años son las más propensas a experimentar soledad. La realidad que hemos vivido y en ciertos momentos seguimos viviendo, con los sucesivos confinamientos, aislamiento y restricción de visitas en residencias, ha acentuado esta sensación.

Los datos así lo corroboran. El 52% de las personas mayores de 65 años encuestadas por el Observatorio de la Soledad han tenido que cambiar sus rutinas; y dos tercios declararon que han echado de menos algo de su vida diaria anterior, como salir a la calle a pasear con amigos y otras actividades sociales en su barrio, como acudir a la parroquia o al centro de mayores del vecindario. No obstante, a pesar de tratarse de un colectivo aparentemente más sensible y vulnerable emocionalmente, también se trata de una generación fuerte que ha demostrado disponer de recursos emocionales para sobrellevar situaciones vitales adversas.

La tecnología como ‘abrazo’

Frente a las herramientas de videollamadas que han permitido seguir con reuniones y encuentros laborales a los más jóvenes, la tecnología ha afianzado su valioso papel a la hora de fomentar las relaciones a distancia entre las personas. Especialmente, cuando esta es usada por colectivos sensibles como las personas mayores.

Según un estudio desarrollado por Durcal, el 68% de los ancianos reconoce la necesidad de hablar, al menos una vez al día con sus familiares a través del móvil. Si bien más del 90% de las personas mayores ya recurrían a las llamadas y las apps de mensajería instantánea antes de la pandemia, el 25% ha introducido otras formas de comunicación como las videollamadas, la recepción de fotos y el correo electrónico. El desarrollo de una herramienta adaptada a las necesidades de los mayores es fundamental para el disminuir el gap tecnológico entre esta generación y su entorno más cercano. “Las llamadas me han dado mucha alegría durante los meses que estábamos encerrados. He podido hablar con mis hijos y nietos cada día varias veces”, me cuenta Manuel, viudo, de 83 años.

Otras recomendaciones

Indudablemente, el contacto telefónico no es suficiente. Se han de desarrollar iniciativas que fomenten el apoyo emocional y la compañía en las personas mayores. Hay que ir más allá de preguntas sobre su salud. Conviene que las personas mayores puedan contar sus emociones, sensaciones e historias. Y sobre todo, que recuperen la libertad y la vida con seguridad.

Ahora, con una reducción de los niveles de estrés de nuestros padres y abuelos, con la esperanza de la vacunación, es recomendable tener presente cada día esta escucha activa. Conviene que hablemos y que les escuchemos. Y que vuelvan los paseos. Todo ello con la familia -y la tecnología- para acompañarles.

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