La investigación, realizada con una muestra de estudiantes de la facultad, revela que las mujeres y los hombres sensibles al feminismo tienen menos afinidad por los senadores con perilla o barba tipo hipster. Por ello, sostiene la profesora Rebekah Herrick, serán menos proclives a votarlos. La conclusión lógica es que la mayoría de senadores deciden afeitarse por la mañana para conectar con estos segmentos de votantes.
“Las mujeres controlan a su pareja”
La prueba de la profesora Herrick, que recoge The Atlantic, se suma a otro estudio anterior, que señala que los hombres con barba “tienden a defender frases como ‘Cuando un hombre encuentra pareja, la mujer tiene a atarlo en corto’”.
El documento, publicado en 2015 por el magazín científico Archives of Sexual Behavior, no explica el porqué de la conclusión, y se limita a señalar la relación entre imagen facial y percepciones ajenas.