Cada año, 14.000 personas inician el tratamiento contra la drogodependencia en Cataluña. La mayoría se realizan de manera ambulatoria, a través de uno de los 62 centros de atención y seguimiento (CAS) que hay en el territorio. Cuando, además, el paciente reviste una patología orgánica grave o no cuenta con una red de apoyo social o familiar, se produce un ingreso de 15 días de duración en una de las 11 unidades hospitalarias habilitadas. En ocasiones, los profesionales sanitarios pueden derivar al enfermo a un centro de deshabituación de larga estancia, las llamadas comunidades terapéuticas. El problema reside, según denuncian a Crónica Global desde asociaciones y entidades, en el tiempo de espera.
Una de ellas, Agrupa’t, ofrece atención psicosocial a las personas que están en proceso de desintoxicación o que todavía se encuentran en consumo activo. Uno de sus trabajadores, Héctor González, explica que la atención en los CAS no cubre las necesidades de las personas que no cuentan con una red de apoyo. “Les ven una vez al mes o cada tres semanas. ¿Qué hacen durante ese tiempo, quedarse encerrados en casa?”, cuestiona, y alerta del alto riesgo que conlleva la espera: “Entran en una espiral que les lleva a volver a consumir”.
Ayuda y respuesta inmediatas
Mercé Mompín, trabajadora social de la Associació d’Ajuda als Toxicòmans --entidad sin ánimo de lucro que nació en 1981-- se manifiesta en la misma línea. “Si les dan cita al cabo de un mes, es muy probable que no acudan, porque es población muy vulnerable”, sostiene. “No se puede dejar para el día siguiente, hay que aprovechar el empuje cuando surge, porque hoy llaman y mañana no van. La ayuda y la respuesta tienen que ser inmediatas”, subraya María, de la Asociación Familias Anónimas de Drogodependientes.

Desde la Federació Catalana de Drogodependències, Josep Rovira, manifiesta la “preocupación” por los tiempos de acceso a la atención especializada, como las unidades hospitalarias o las comunidades terapéuticas. “Hay muchas dificultades para la desintoxicación, y a veces la lista de espera se alarga demasiado”, apunta. También señala la importancia de la atención ambulatoria inmediata. “Lo importante es que sea lo más pronto posible. Ese modelo antiguo de pensar que si alguien está motivado, va a esperar, no es así. Hay que aprovechar la oportunidad”, señala. “Si queremos que el servicio sea de calidad, debería darse cita en menos de 15 días”.
Listas de espera
El subdirector general de drogodependencias del Departamento de Salud, Joan Colom, explica que el tiempo de espera para acceder a la atención ambulatoria es muy variable. “No es lo mismo el CAS de Sants con 400 personas, que el de Igualada o el de Lleida”, señala. Aunque explica que no tienen los datos de listas de espera, indica que, en general, cuando hay una demanda, se atiende de forma inmediata. “La primera visita, de un familiar o de alguien afectado: sea un psicólogo, un médico, o un educador social. Después, lo citan para comenzar todo el proceso, que puede derivar en diferentes programas. En algunos hay 15 días de espera, en otros una semana, otros de forma inmediata, y algunas veces pueden tardar hasta tres semanas”, explica.
Colom subraya que resulta vital, cuando una persona decide iniciar un tratamiento "tener una primera visita de forma inmediata en el centro" y, tras ésta, determinar su causa. Es decir, "si ha sido una decisión personal, forzada, de orientación o si deriva de un problema policial. "El hecho de esperar una semana o dos, puede tener más o menos importancia en función de eso", aclara. Además, añade que si una persona tiene un problema grave por una adicción, no irá a un CAS, sino que ingresará de urgencia en un hospital. "Obviamente, se dan instrucciones a la persona y a su familia, no se le cita en 15 días sin más", relata.
Mantener la abstinencia
El subdirector de drogodependencias explica que la mayoría de procesos de desintoxicación se hacen a través de tratamiento ambulatorio. Si no es suficiente o efectivo, se produce un ingreso de 15 días en una unidad hospitalaria, un periodo en que se estabiliza al paciente farmacológicamente. Cuando se detecta que la persona no es capaz de mantener la abstinencia, el CAS también puede derivarlo a las llamadas comunidades terapéuticas concertadas.
En el territorio hay 20, con un total de 420 plazas. Unos centros que dependen del Departamento de Bienestar Social, encargado de fijar los varemos de copago. “Tras un estudio de las capacidades económicas del paciente, ingresos familiares, así como si tiene personas a su cargo, se establece una cuota en función de lo que puede pagar”, explica Celia Paladín, directora gerente del Centro Catalán de Solidaridad (CECAS); fundación privada sin ánimo de lucro, que se dedica a la atención de personas con adicción a alguna sustancia.

Desde Bienestar detallan que la aportación media diaria es de unos seis euros, y aclaran que, en caso de que el usuario no tenga recursos, podrá disponer de atención gratuita. Desde la Associació d'Ajuda als Toxicòmans, que gestiona dos de estos centros, cuentan que el copago puede ir desde los 200 hasta los 700 euros mensuales, "según las posibilidades de cada uno". Una cuantía que, según señala Mompín, se destina a sufragar "servicios complementarios que la Generalitat no ofrece, como terapia individual y atención 24 horas".
La media de espera, según informan desde el Govern a requerimientos de este medio, oscila entre el mes y el mes y medio, y el tiempo medio de estancia es de menos de cinco meses --índice de rotación media por plaza de 2,5--. Desde Agrupa't, que no forma parte de la red, denuncian que "en ocasiones hay listas de espera de seis meses, que lleva a que muchos de los que quieren desintoxicarse no puedan salir de la adicción, como las personas que se encuentran en la calle". Esta asociación cuenta con un espacio terapéutico, en el que organizan actividades, dan desayunos gratuitos, y, una vez los enfermos se han recuperado, ofrecen un servicio de reinserción laboral. En su primera fase, cuentan con un programa de baja exigencia, cuyo único requisito es no consumir en el centro.
Atención integral
¿Nadie que no pueda pagar se quedará sin atención? "El problema es que tendrá que luchar y buscar plaza en diferentes centros. No cualquier comunidad terapéutica le va a facilitar la plaza. Aunque no se le pueda denegar por no poder hacer frente al copago. La dificultad reside en encontrar cuál va a poder asumir esa prestación", apunta Rovira. A pesar de que estos centros necesitan el copago para poder mantener su actividad, "pueden dar gratuidad de acceso hasta cierto punto, pero cuando cubren el cupo, habrá que buscar otro lugar", explica, lo que lleva de nuevo "a las listas de espera".
Además, desde la Federación Catalana de Drogodependències señalan que la demora más importante en la atención en el territorio es la de camas en unidades hospitalarias para la desintoxicación. "Los ingresos son muy difíciles. Aunque la mayoría necesita tratamiento ambulatorio, hay casos en los que no es posible, y necesitan ingresar en un centro sanitario, pero hay esperas importantes, entre uno y tres meses dependiendo de la época", critica Rovira, quien pone el acento en otra cuestión: "El modelo integral de atención", abordar tanto el ámbito médico como la reinserción social. "Es muy importante que los tratamientos puedan vincular procesos de desintoxicación, a veces hospitalarios, con entradas en comunidades terapéuticas, para que la gente no se quede en un limbo", señala, y recuerda que es necesario trabajar aspectos como el estigma, la culpa y la vergüenza. "Hay servicios que se enfocan solo a la enfermedad y se olvidan de trabajar con las personas", reivindica.