Entrada del Zoo de Barcelona / Europa Press

Entrada del Zoo de Barcelona / Europa Press

Vida

La lenta muerte del Zoo de Barcelona

Animalistas y trabajadores se enzarzan sobre el futuro del zoo, mientras el Ayuntamiento de Barcelona mantiene al centro en un estado de indefinición

21 diciembre, 2018 00:00

El Zoo de Barcelona atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia. El centro lleva varios años registrando importantes pérdidas tanto de visitantes como de ingresos, a la espera de que el gobierno de Ada Colau resuelva el futuro del zoo, del que los animalistas esperan que pase por una radical transformación.

En 2018, el número total de visitantes que ha tenido el parque ha sido de 800.000 personas, muy lejos de las cifras de años anteriores, donde acostumbraba a situarse por encima del millón de personas. El descenso no se limita únicamente a este año. En 2017 ya se había registrado un 13,6% menos de visitas respecto a 2016, situándose en las 870.370 personas. Asimismo, el número de socios del Zoo Club sufrió una reducción en 2017 del 19,9%.

Menos escolares

Unas cifras que contrastan con las del 2015, año en el que entró en el Ayuntamiento de Barcelona Ada Colau. Ese ejercicio se cerró con una afluencia superior al millón de visitantes; en concreto, 1.049.376 personas.

Además de la bajada generalizada, ésta también se da en uno de los colectivos más importantes para el zoo: los escolares. Si en 2015 la cifra se situaba en los 45.307 alumnos, en 2018 ha disminuido hasta los 33.991 escolares.

Disminución de la inversión

En las auditorías anuales de Barcelona Serveis Municipals (B:SM) justifican esta bajada de afluencia a unas obras en el parque. No obstante, las mismas cuentas de la empresa municipal reflejan la disminución de la inversión en el zoo.

De los 2.711.110 euros contemplados en el presupuesto de 2018, se han ejecutado finalmente 2.079.792, es decir, casi 700.000 euros menos. Desde B:SM también han rebajado el gasto en publicidad del centro. En 2016 se produjo una reducción del 21,8% en comparación con 2015, pasando de 549.266 a 429.601 euros en 2016. Una cifra todavía menor en 2018, donde el gasto en publicidad se situó en los 360.000 euros.

"Colau no cree en el zoo"

Según el Partido Popular, estos datos reflejan la falta de interés del actual gobierno municipal en el zoo, y creen que la falta de inversión tiene como objetivo el cierre del centro. Javier Mulleras, concejal y portavoz del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Barcelona, considera que “Colau no cree en el Zoo y lo quiere dejar morir ahogándolo". Según él, así "lo demuestra la bajada de las inversiones y de visitantes por la falta de promoción del ayuntamiento”.

“Desde la llegada de Colau a la alcaldía en 2015, el zoo ha visto reducida sus inversiones, se han cerrado instalaciones de referencia como el delfinario y tampoco se ha apostado por atraer nuevas colecciones, ni tampoco se promociona lo suficiente en las visitas escolares”, asegura el edil. Mulleras defiende que Barcelona "debe continuar teniendo un zoológico de calidad, atractivo para las familias y para los visitantes, que sea también educativo e impulsor de investigación y preservación de especies”. “No podemos dejar deteriorar más tiempo el Zoo de Barcelona, ya que Colau parece que quiera justificar el posible cierre con la dejadez de las instalaciones”, sentencia.

Preocupación de los trabajadores

Esta situación ha llevado al límite a los trabajadores del centro. En conversación con este medio, el presidente del Comité d’Empresa del Zoo de Barcelona, Jesús Cabana, asegura que existe un “desánimo generalizado entre los trabajadores”. Afirma que han estado “cuatro años esperando y en silencio para que no dijeran que poníamos palos en las ruedas”, con el objetivo de no influir en el debate organizado por el Ayuntamiento de Barcelona y la Fundación Zoo de Barcelona para decidir el futuro del centro. Pero ahora han decidido romper su silencio.

Estado de indefinición

Cabana lamenta la falta de diálogo del gobierno de Ada Colau y afirma que el consistorio lleva tiempo “sin hacer nada” con el Zoo, que se encuentra en un estado de indefinición. “Este ha sido el peor año de todos. Teníamos una relación estupenda con Jordi Hereu, una buena relación con Xavier Trias, y en cambio, pese a esperar mucho de este gobierno, ha sido un fracaso total”, asegura Cabana, que junto al resto de trabajadores vuelca sus esperanzas en la aprobación del Plan Estratégico elaborado en 2017.

El sindicato UGT defiende que el Plan Estratégico elaborado el año pasado fue de consenso y "responde a las exigencias modernas de una institución para la salvaguarda de la biodiversidad, a la vez que atiende las reclamaciones y requerimientos que la sociedad actual demanda". Los representantes del comité de empresa creen que este plan impulsará la "transformación necesaria de la institución", que sufre un retraso que "solo beneficia a aquellos que quieren cerrar el zoo".

Críticas a los animalistas

En este sentido, los trabajadores denuncian las campañas "calumniosas, con mentiras, exageraciones y sin rigor científico" por parte de grupos minoritarios --en referencia a los animalistas-- para cerrar el parque y que, según un comunicado del sindicato, cuentan con "la connivencia de la teniente de alcalde Janet Sanz".

UGT denuncia que el debate sobre el futuro del zoo ha sido "secuestrado por el falso debate iniciado por la plataforma "Zoo Segle XXI" y otros grupos de presión que "hacen mucho ruido y no permiten el trabajo por el consenso".

Demandas de ZooXXI

Los trabjadores temen que el Gobierno de Ada Colau obedezca a las demandas de los animalistas, agrupados en torno a la plataforma ZooXXI. Esta plataforma está impulsando una iniciativa ciudadana donde se exige al ayuntamiento "un nuevo modelo de parque que se adapte a la ética y al conocimiento del siglo XXI". La iniciativa entra en colisión directa con la aprobación del Plan Estratégico, que aunque se aprobase, quedaría sin efecto, ya que las reformas planteadas por ZooXXI se basan en una modificación de ordenanza municipal.

Los animalistas defienden que el zoo actúe como un "centro de rescate, recuperación y acogida de animales pertenecientes a la fauna salvaje, a través de un nuevo modelo que transcienda la actual definición de parco zoológico como establecimiento que mantiene animales vivos de especies silvestres para su exposición al público”.

Reproches mutuos

Existen manifiestas tensiones entre la plataforma ZooXXI y los trabajadores del centro. Frente al comunicado de los empleados, los animalistas han emitido uno propio donde han acusado al Comité de Empresa del zoo de "instrumentalizar el sindicalismo para opinar con una autoridad que no tiene sobre el modelo que debe tener el Zoo".

En medio de los reproches mutuos, la Plataforma denuncia la "preocupante postura de beligerancia contra los procesos participativos". En este sentido, los animalistas se muestran sorprendidos de que el Comité de Empresa se oponga "al hecho que las ONG de defensa animal tengan voz y voto en la Fundación Barcelona Zoo".