Desconchón en una de las paredes del hospital sociosanitario Sant Jaume de Calella / Foto: Conchi Martín

Desconchón en una de las paredes del hospital sociosanitario Sant Jaume de Calella / Foto: Conchi Martín

Vida

Este es el lamentable estado del hospital sociosanitario Sant Jaume de Calella

El centro admite "carencias atribuibles al paso del tiempo", y algunos usuarios lamentan la precaria situación de sus instalaciones

22 septiembre, 2018 00:00

Paredes desconchadas, materiales deteriorados, suciedad... son algunas de las deficiencias que pueden apreciarse en las instalaciones del edificio viejo del hospital sociosanitario Sant Jaume de Calella (Barcelona). Así lo denuncia alguno de sus usuarios, lamentando el mal estado en el que se encuentra este centro dependiente del Servei Català de la Salut de la Generalitat (CatSalut), y cuyo déficit en inversiones se arrastra desde hace años.

Algunas de las zonas en peores condiciones se hallan en diferentes habitaciones y zonas comunes de las plantas de larga estancia y de convalecencia por problemas de traumatología y movilidad. Es el caso de la madre de Conchi Martín, que ingresó el pasado mes de mayo tras haber sido operada de una fractura de fémur en el vecino hospital de Blanes. Según la versión de este familiar, en el sociosanitario de Calella ha llegado a ver hormigas y hasta algún "gusano".

Escasez de materiales

Conchi Martín lamenta también la escasez de algunos materiales, como por ejemplo, cinturones de sujección para los pacientes que han de ser inmovilizados en la cama. "Cuando no hay, se usan sábanas para atarlos. Nosotros, por ejemplo, nos las traemos de casa", expone a Crónica Global

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En su opinión, el mantenimiento del hospital ha ido a peor con el paso de los años, especialmente desde que se hicieron cargo de él empresas externas. "Para cambiar las tapetas de un enchufe, vinieron dos personas", se queja.

"El personal es exquisito, dan el 200%"

Martín asegura también que las Urgencias del centro se colapsan con frecuencia, y que ha llegado a ver "tres o cuatro personas en un box esperando sentadas en sillas". Algo que no es imputable al personal sanitario del centro, cuyo trato es exquisito: "Están dando el 200%. Contra ellos no tenemos nada, al contrario".

Martín les exime de las penalidades que, según declara, ha pasado su madre, de 87 años, a lo largo de su estancia. Y atribuye a las bacterias que, a su juicio, hay en el sociosanitario algunas secuelas que ha sufrido en estos cuatro meses.

Sus quejas por todos estos hechos han caído, por ahora, en saco roto. A principios de agosto, se las comunicó en persona al director de gestión y finanzas de la corporación, Santiago Cardona, que en su día fue director económico del Institut Català de la Salut (ICS) con Artur Mas como presidente de la Generalitat. Y, ya a principios de septiembre, presentó una denuncia por escrito a la Corporació de Salut del Maresme i La Selva, del Catsalut -adjuntando una docena de fotografías suyas del centro-, sin haber recibido respuesta por ahora.

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"Es preciso una reforma integral, o construir uno nuevo"

Fuentes del comité de empresa del hospital reconocen el deterioro de las instalaciones. Su presidenta, Maria Jové, admite que el centro "está viejo" y necesita "o una reforma integral, o bien construir uno nuevo". Aunque no cree que exista un problema de suciedad, sino de desgaste de algunos materiales.

Jové apunta que con la crisis y los recortes de los últimos años "el hospital ha sufrido mucho", también su personal. Especialmente en los períodos de verano, cuando tiene más demanda. "Hay instalaciones obsoletas. La zona sociosanitaria tiene muchas carencias. Y además, hay dificultades de accesibilidad", apunta, a pesar de las "pequeñas reformas" y "mejoras" de algunos materiales y equipamientos que se han hecho en los últimos meses, sobre todo "este verano".

"Se veía venir" 

"A nosotros nos constan las quejas de los trabajadores, preocupados por la falta de medios y porque no pueden hacer su trabajo como les gustaría. Pero no las de los usuarios", aclara. Y explica que durante este año se ha hecho una inspección de trabajo para valorar los riesgos laborales, que todavía está en proceso.

Jové tiene claro que el Sant Jaume de Calella necesita "más inversión". "El problema es que ahora salen cosas que hace tiempo que se arrastran, y que se veían venir. Ya lo advertíamos". Y aunque admite que "se ha recuperado algo de personal", no resulta suficiente. "Los vemos un poco cansados de luchar contra los problemas".

El hospital reconoce "carencias"

Desde la Corporació de Salut del Maresme i la Selva aseguraron a Crónica Global que "en relación al caso de la reclamación de un familiar de una usuaria del hospital de Calella", la persona ingresada "está recibiendo una atención óptima por parte de los profesionales asistenciales en todo momento". Destacan que "al familiar se le ha atendido personalmente en el hospital para abordar la queja que ha hecho al centro, y también se ha procedido a responder por escrito su reclamación", aunque la respuesta "le llegará en los próximos días".

Por lo que respecta a las instalaciones, la corporación admite que presentan "algunas carencias atribuibles al tiempo que hace que están en funcionamiento" y que, pese a "las dificultades en los casos de edificios más antiguos", desde la corporación "se trabaja continuamente para hacerles el mantenimiento necesario".

Plan estratégico

La corporación admite que "el plan estratégico de la región de Girona del CatSalut, elaborado estos últimos meses, ha detectado una serie de necesidades en la zona del Alt Maresme y La Selva Marítima", entre los cuales están "las infraestructuras". Por eso, aseguran, "próximamente se presentará una propuesta de las actuaciones a hacer dentro del marco global del plan director de la zona".   

El hospital Sant Jaume de Calella se mantiene a la espera de unas inversiones que, el año pasado, el entonces conseller de Salut, Antoni Comín, consideró prioritarias. Según reconoció durante su visita el 29 de marzo de 2017, el centro "es uno de los cuatro hospitales de Cataluña que necesita inversión con más urgencia, y no puede esperar". "Sabemos que tiene necesidades, y que sus profesionales han pasado la crisis con dificultades y haciendo un gran esfuerzo. Es normal que estén cansados", admitió entonces. Algunos trabajadores del centro le recibieron con pancartas de protesta y le reclamaron un plan económico para solucionar los problemas que padecen.