Vida

'La Vanguardia' regresa a la vía soberanista, pero critica a Rovira

Sabino Méndez, en La Razón, aclara que los tres diputados no representan a todos los catalanes. En el diario de Godó se subraya que a Rovira le faltan tablas y fluidez en castellano.

9 abril, 2014 09:37

Cataluña ya es una isla, no Hawai, pero como dice José María Sanz Beltrán, da igual. Y como en las islas, se practica ante las novedades una pose hierática, en plan caso omiso al elefante de la habitación. Cataluña es una isla donde las leyes, las normas y la democracia oscilan entre lo líquido y lo gaseoso, muy lejos de la tranquilizadora solidez y estabilidad que las reglas elementales confieren a otros espacios, de la lógica a la política. En Cataluña no hay limitaciones. Es la descripción de Rajoy en el Congreso y así lo celebran los demiurgos del viaje a Ítaca, cuya existencia está tan demostrada como el archipiélago de Juan Fernández, donde se halla el islote de Robinson Crusoe, peripecia que podría responder a la biografía del autor, Daniel Defoe. Cuatro años se pasó el náufrago de esa historia en plan Bearn Grils, el colgado del programa de televisión "Supervivientes" que come gusanos crudos y construye balsas de paja. Cuatro años son una legislatura normal, lo que se corresponde a dos legislaturas catalanas.

Cuarenta y ocho meses pueden ser una eternidad o un suspiro, depende de la postura porque no es lo mismo ser el presidente de la Generalidad y mirar los toros desde la barrera que ser Marta Rovira y quedarse sin palabras a la vista del embolao. Y porque no hay palabras para explicar qué es lo que quieren los catalanes, cuándo, dónde y porqué, así como el cómo pretenden Artur Mas y Carme Forcadell superar el choque de trenes, mayorías, legitimidades y soflamas entre el 84% del Congreso de los Diputados y el 80% del "Parlament de Catalunya". Simplemente es una cuestión de voluntad, un porque sí, porque lo ha decidido la Assemblea. Who? La ANC, el pueblo de Cataluña, you know.

Sabino Méndez, colega de Sanz Beltrán, escribe en La Razón sobre la sesión del Congreso. La vida es lo que tiene, que un día se dejan de escribir canciones para Loquillo y al siguiente la partitura es un artículo sobre Marta Rovira. Es una crueldad, una auténtica lástima, pero es lo que hay. Dice Méndez en la página 15 del periódico de Planeta que esto es un caso de "Suplantación de personalidad", encabezamiento de un texto que empieza así:

"En los coches se llama 'ángulo muerto' a ese punto del panorama visual del conductor que queda opacado por algún elemento constructivo esencial (...) En el referéndum por el plan secesionista que ayer ofrecieron en el Congreso tres oscuros diputados del Parlamento regional, el ángulo muerto no sería tanto la espantada de Mas como la suplantación de la voluntad popular que intentan vender sus enviados. Hablan de que 'Cataluña quiere', que 'los catalanes piden', pero no es así. Lo exacto sería decir que una parte de los catalanes aspira a unas cosas que otra parte de los catalanes no quiere ver ni en pintura".

La aspiración de Rahola es vivir en una isla, una vez conseguido el liderazgo absoluto de los timoneles del proceso. Sus artículos no son cantos de sirena sino el argumentario del día, el parte de batalla, lo que hay que pensar. La consigna es: "Hoy no han cerrado nada, ni tan sólo en falso. Únicamente han podido ver de cerca la dimensión del problema que tienen". Es la inspiración para el titular de la portada del diario de Godó, que sentencia "Oportunidad perdida". Gracias al texto de Rahola queda claro que quien ha perdido la oportunidad es España, Rajoy, los otros, los de la meseta. "Dos días -presume la autora- y la isla tendrá hoteles, clínicas, escuelas y una casita para que Rajoy venga a visitarnos". Pedazo de "paradise", hoteles, clínicas y guarderías para que los niños no den la tabarra. El resort Rahola, antes Cataluña.

La prensa de Barcelona ovaciona a Rovira. También a Turull y Herrera, pero la portavoz de ERC se lleva la palma. Es una cascada torrencial de elogios, un cálido homenaje a la mujer catalana sólo empañado por una nota de La Vanguardia en la página 2, una leve, velada, minúscula y accidental alusión a su intervención. "Jordi Turull y Marta Rovira están acostumbrados a dirigirse a una cámara, pero en catalán. Rovira reconoce que en castellano le falta fluidez. Días antes de la cita de ayer la diputada se mostraba nerviosa por ese motivo, así que -según explican quienes la conocen- ensayó bastante el discurso y hasta procuró utilizar más el castellano en su vida cotidiana para adquirir mayor soltura", escriben en el decano barcelonés.

¿Ensayar? En TV3 documentaron cómo la diputada subía y bajaba las escaleras del hemiciclo madrileño, p'arriba y p'abajo y vuelta con el subibaja. Le salió perfecto. ¡Y qué bien llamó la atención de Rajoy cuando le dio la mano! Muy elegante y apropiada. La mejor fotografía del instante es la de Daniel Duch, también en La Vanguardia.

El castellano en la vida cotidiana es un sacrificio que tal vez no fuera recompensado en su exhibición oratoria de ayer, pero eso no debiera preocupar ni a Marta Rovira ni a nadie. Se le entendió todo y no había nada que entender, contradicción que es el reflejo de los quioscos de Madrid y Barcelona. Para los diarios de la capital del Reino, la nota es la alianza entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba, la solidez argumental de sus discursos, el "game over" parlamentario y la oferta de la vía constitucional, un rumbo descartado de antemano. En El Mundo llegan a afirmar en la portada que los alegatos de Rubalcaba y Rajoy fueron "sólidos" ante la "vía independentista de Mas". Ni Federico Jiménez Losantos ni Salvador Sostres comparten la ortodoxa versión de la primera plana del periódico. Para el primero, el Gobierno y el PSOE no tienen remedio al ofrecer una autopsia constitucional a quienes no quieren ver la Constitución ni en sueños mientras que para el segundo cabe la duda sobre la parte del no que no entienden los independentistas. Más o menos.

En la prensa catalana, sea o no soberanista, se atisban pocas pistas. En el Ara mandan las tres negativas de Madrid, "Ni consulta, ni oferta, ni negociación", pero en El Punt Avui tranquilizan al personal con un "Continuará...". No preocuparse, pues, quienes por un momento hubieran pensado que con lo de ayer se pasaba página. Ni mucho menos. Es el "No, pero..." de El Periódico, otra vez los puntos suspensivos.

En la carta de Màrius Carol está la clave de todo. A portagayola cita la actualidad el director de La Vanguardia, que tiene la solución al enigma: "La sensación es que la sesión fue una oportunidad perdida para acercar posiciones. Josep Antoni Duran Lleida, que ayer debió de sentirse como el Viernes de la novela de Defoe por su afán de hacerse entender, fue claro al decirle al líder del PP: 'Ponga fecha y hora; estamos dispuestos a negociarlo todo'. Nunca falta la sensatez en la isla de Crusoe". Está claro, entonces. Rajoy debe solemnizar un encuentro con Mas, poner fecha y hora y decir que sí, que está dispuesto a negociarlo todo, incluso la consulta. Raro, muy raro, aunque tal vez el todo de Duran sólo se refiera a la fecha y a la pregunta. Es decir, a un aplazamiento y a un cambio de pregunta que dilate y complique el proceso un tiempo más.

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