Vida

La prosa loca de Josep Pla y el experimento Trilladas

Una caja de seguridad en Ginebra guarda los cuadernos en los que anotaba Pla sus apuntes de espía y voyeur. Trilladas no consume información política desde antes del 9N y dice que es feliz cual Robinson.

15 noviembre, 2014 11:34

Vivir peligrosamente no es ingerir grasas trans y abusar del alcohol (si se deja). Vivir peligrosamente es vivir al día o, como titulara Carmen Martín Gaite, lo raro es vivir. Vivir peligrosamente aquí, claro. Otra cosa debe ser vivir en Freetown, Leopoldville, un suburbio de Caracas o en el Estado de Iguala, en Méjico con jota, que es el colmo de escribir peligrosamente y al margen de leyes y ortografías. La prensa del corazón es una ñapa descangallada. La señora Isabel Pantoja aún no ha entrado en la cárcel, pero el ex de la hija de la duquesa, hijo a su vez del último marido (con papeles) de la tonadillera dice por el Twitter, parece ser, que el que la hace la paga y que el que roba no debería salir de la prisión hasta haber repuesto lo mangado. Es un patriarca sentencioso el torero, fruto de Carmina Ordóñez y Paquirri, dicho Francisco Rivera y Ordóñez. Por el tuit que se ha marcado se nota que tiene estudios, pero de "filosofía": "El que roba, no debería salir de la cárcel hasta devolver lo robado. El que mata o viola... No debería salir de la cárcel nunca". Ahí están todos los puntos sobre las íes y las tildes donde toca. Menos es nada.

Tampoco están bien las cosas en la familia Jurado, de Rocío. La hija no se habla con la nieta y ha roto relaciones con los Ortega, con los Cano y con los primos y hermanos Jurado. Todo esto debe resultar muy doloroso para ellos y es desolador para los demás. No es crónica de sociedad sino una mala resaca de pisco sour. ¿Dónde está el glamour? ¿Dónde el champán? ¿Qué fue de la Pechotes, de las tarjetas black y del pequeño Nicolás? En dos semanas, cenizas, basura digital de escaso interés. La información, a diferencia de los yogures, sí caduca. Sin embargo, la fusión de géneros, del rosa al negro, alumbra un asombroso catálogo de pasiones humanas, de mariscadas en la sombra, de viajes en business class, free tax y no pay, de noches de satén y polvo de estrellas. Puro vicio, días muertos como las jornadas de Pla, exquisito y productivo cadáver a quien se le remueve, otra vez, el romance con A. Da para otro libro. La novedad es que Pla, pese a haber sido espía de Franco, sentía "asco físico" por el general allá por 1956. Lo de Pla y el espionaje se parece a lo de Pujol y la honradez. La peña Los Charnegos guarda en una caja de seguridad del Firstfast Bank de Sierra Leona (en una sucursal de Ginebra, por supuesto) los diarios del escritor en los que anotaba las entradas y salidas de los barcos del puerto de Marsella. Además de los nombres de los buques, Pla se entregaba a la minuciosa descripción de los muslos de las francesas y las especificidades gastronómicas del país galo. Se trata de una prosa viva, rápida, ágil, directa y casi forense en la precisión de los términos de los estados de ánimo y del tiempo. Claro que los cuadernos no servían para nada a los efectos del espionaje, salvo en lo del industrial, el erótico y el gastronómico. Sí, Pla era voyeur y como se pueden imaginar, sus relatos íntimos del amor francés revelan una aguda y fértil sensibilidad debajo de la boina con la que se disfrazaba de paisano el 007 de Cambó. Se los encontró Miquelarena en almoneda de la embajada española en París y los consiguió al irrisorio precio de diez euros. Nadie pujó por "carpeta con tres cuadernos de Hilaturas Montserrat de 1936". Puede estar tranquilo Pla (en el infierno o con Elvis en la habitación de leopardo calamaro) que no desvelaremos jamás sus cuadernos del exilio, su dietario de un espía en Francia y los mórbidos pasajes de sexo, drogas y jazz del tercer volumen, titulado por su autor "Hasta aquí puedo leer", relación de horarios de transportes marítimos. Una prosa loca.

Durante varios días, semana y media creemos, hemos sometido al doctor Trilladas a un experimento sociológico. Se le prohibió leer periódicos, mirar la televisión o escuchar la radio. Internet también vetado, evidentemente. La cuestión es que está en la ignorancia más absoluta de los asuntos de la política catalana, porque también le hemos prohibido mantener conversaciones sobre ese particular con nadie, lo que incluye a clientes, pacientes, conocidos, amigos y familiares. Ahí le tenemos, expuesto a una desintoxicación masiva de política y hasta de información general. Al principio, antes del 9N experimentaba los rigores propios de un toxicómano privado de las drogas, propiamente un mono de caballo. Sudores, mareos, escalofríos y mala leche a borbotones contra coleguis y colegas. El pasado domingo, en cambio, mientras Roberto Alcázar y Pedrín Elciego se revolvían inquietos en sus asientos de preferente del campo del Cornellá, el "povereision" que le llaman ahora, Trilladas disfrutaba de un agradable paseo con sus seres queridos por la Alameda de Osuna de L'Hospitalet. Su piel está radiante. La mirada, limpia y brillante. Siempre presta la sonrisa, dice que es feliz, más feliz que una perdiz, más que Robinson y Viernes procurándose guacamayos y huevos de tortuga. Que no quiere saber nada de política. Ya le hemos empezado a administrar con delicadeza noticias del tipo "las diez frases que no pronuncian jamás los triunfadores" o "para qué tienen orgasmos las mujeres", pero estamos por dejarle en paz porque le vemos que sufre con esas cosas y sólo disfruta leyendo CRÓNICA GLOBAL.

En cuanto a lo del 9N, no quiere saber nada y mira que se lo han intentado explicar. Dice que ve a la gente por la calle y sabe que no ha pasado nada o nada bueno.