Vida

La boda veneciana, un funeral latino y Trias, como siempre

Clooney y Amal se han casado. ¡Hola! da la exclusiva en treinta países y diez idiomas. Polémica sobre los castells y la participación de menores de dieciséis años en espectáculos públicos. Nos falta un hipódromo.

4 octubre, 2014 14:00

"¡Un hipódromo con jineteras!". Esto es lo que de verdad necesita Cataluña. Aquí que han llegado a funcionar dos canódromos y tres plazas de toros a la vez; aquí, el primer puerto de Europa donde recaló Bufallo Bill con un espactáculo que incluía, según los carteles, "indios de veras" que luego resultaron ser unos calós de Mataró; aquí y a estas alturas, carecemos de hipódromo con jineteras, se lamenta Benito Miquelarena. Afirma que la joven activista de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) no entendió nada.

A saber qué apuntaría en la ficha de nuestro colega, que ha recibido ya la visita de la campaña "puerta a puerta". A él le pillaron en la puerta, pero a la pregunta de que a qué destinaría el dinero que dejaría de robarnos España respondió con rotundidad. Un hipódromo y las consiguientes jineteras. La discusión gira en torno a la etimología de jineteras y deriva en las carreras de camellos con niños que se ofrecen en Qatar y sitios así.

Por la prohibición de los castells

En Cataluña esas exhibiciones no tendrían ningún éxito porque disponemos de una forma aún más cruel de disfrutar viendo a niños en peligro. Los castells contribuyen al solaz matinal de los domingos mejor que el boxeo infantil tailandés o la precipitación de cabras desde los campanarios. No hay mayor sutileza y refinamiento que la contemplación pasiva del ejercicio consistente en proyectar a una criatura de cinco años hacia lo alto de una torre humana que puede acanzar los quince metros de altura. El pueblo nos escudemos (sic) en que los chiquillos portan casco, avance tan significativo como poner petos a los percherones de picar.

Como no hay fiscalía del menor, ni defensor que lo funde ni brigada especial para estas cosas de la crueldad contra la infancia, en la Cataluña de los niños mono trepadores pretender un hipódromo con jineteras es una blasfemia, una muestra de la degradación que la cultura española ha provocado en el virginal corpus del noucentisme. Miquelarena, que es un sabio que compra revistas filosóficas francesas se remite a las exhibiciones femeninas de pelota vasca que se programaban en el frontón de las Ramblas. Jineteras, pues, se refiere a amazonas. Ojo, deporte de infantas. Lo único es que la nueva idea es lanzarlas a toda velocidad por un óvalo de considerable longitud. Va a ser que no, pero en la documentación que la ANC está recopilando sobre los gustos y afinidades de cada uno de los catalanes habrán de constar por lo menos cinco propuestas para que la Monumental se convierta en un hipódromo y se prohíba la participación de menores de 16 años en los castells.

¿O qué pasa? ¿Protegemos a los toritos bravos y nos desentendemos de las secuelas, accidentes, fatigas, terrores nocturnos, miedos diurnos, etcétera, etcétera de los y las enxanetes? ¿Es justo que previa autorización paterna se pueda obligar a un niño (porque eso no está en el instito natural de los niños) a escalar una maraña de rodillas, codos, cogotes y tetillas, levantar un brazo al llegar arriba y emprender un incierto camino de retorno hacia la madre tierra en medio de los temblores de un grupo de hombres en absolutamente inestable equilibrio? ¿Tiene algún sentido? Y todo esto en el mejor de los casos, cuando el castell se disuelve sin un cataclismo de cuerpos descoyuntados en el que el enxaneta, engullido por los elementos, puede atisbar certezas como la fugacidad del tiempo. Terrible. Mañana, gran concurso, la diada de todas las diadas castelleras, todo folres, manillas y mandonguilles. No hay estadísticas fiables sobre los contusionados. Es una información que se mantiene oculta, como el número de peatones accidentados por culpa de los ciclistas o los ataques caninos.

Seguimos con la tenida de La Chistorra, a la que acudimos con abogado. Hablamos del alcalde Trias y nos juramentamos para que Ada Colau sea la próxima y primera, pensamos, alcaldesa de Barcelona. Es complicado de explicar y no se nos entiende muy bien. Parecemos Joan Herrera y Dolors Camats reunidos con Miquel Iceta. La cuestión es que con Trias el deterioro de Barcelona es absoluto: Barceloneta, Can Vies y acampada en plaza de Cataluña. Y su última cacicada nos ha terminado de convencer. Permitir la presencia de perros en el Metro es una concesión a los 'perroflautas' a los que primero dejó meter las bicis y ahora a los pobres animales. A nadie en su sano juicio se le ocurre pasear el perro por el Metro. Lo más grande es que los invidentes, ni con perro guía lo tienen medianamente fácil en el suburbano y en cambio un individuo con bicicleta y perro paga lo mismo que otro que sólo se lleva puesto a sí mismo. "¿¡Qué será lo próximo!? ¡Al final entrarán hasta las flautas!", se exclama Miquelarena. Se nota que no sabe ni por dónde se entra al Metro, porque si algo hay allí abajo es peña tocando la flauta. Con los músicos del Metro se podría montar una curiosa orquesta sinfónica, cosa que deberían pensar. Podrían ir de gira por los metros del mundo. Total, que perros en el Metro y nosotros a favor de Ada Colau, porque hay momentos en la historia en que ya da igual todo. Colau no podría hacerlo peor que Trias, que es capaz de montar sidrales como los de la plaza de las Glorias, el paseo de San Juan o la Diagonal para ampliar una puñetera acera. Así pues, que venga Ada Colau. El Círculo Ecuestre lo okuparemos nosotros y llenaremos la pecera de chistorras, salchichas, butifarras, chorizos picantes y salchichones con gordos granos de pimienta. Y jamones. Abajo la propiedad privada. Lo cool es coolectivizar. Pues probémoslo, ¿por qué no? Ya que nos hemos acostumbrado a la inestabilidad...

Lo peor de la semana en el plano de la prensa del corazón ha sido el fallecimiento de Miguel Boyer, que deja viuda a Isabel Preysler. Imágenes de dolor, gafas de sol y tonos oscuros. La funeralidad mediterránea. Fue el ministro que expropió Rumasa. En La Rioja, aquella operación fue una barbaridad de más calibre que el de las tarjetas negras de Caja Madrid. Bodegas como Lan se vendieron al empresario Marcos Eguizábal por la cantidad de una peseta y las deudas. Y Lan precisamente no tenía deudas, sino que arrojaba un satisfactorio balance contable. Después de unos meses, la bodega se vendió a sus primeros dueños por bastante más que una peseta. Elogios fúnebres al margen, Isabel Preysler muestra una dignidad natural.

La boda. Que se ha casado George Clooney. Nos acabamos de enterar cuando nos sirven los detalles del acontecimiento en el ¡Hola! y en exclusiva planetaria. Teníamos dudas, pero finalmente George abandona el 'ratpack'. Se ha casado con una sardina que se conserva mucho mejor que él, todo sea dicho, porque a nuestro ex compañero le han tenido que meter photoshop para eliminar los estragos causados por el botox. Está más fastidiado de la expresividad que Stallone.

Nos pensamos que lo de la jet es la dolce vita pero no es así. No hay más que ver los problemas de Antonio Banderas con sus negocios. Desastre en la productora de dibujos animados y desastre en las bodegas. In vino veritas y todos los futbolistas, famosetes, cantantes y actores que se han metido a enólogos han salido perfectamente trasquilados. Ya se dice que si no sabes a qué te metes, Manolete.

El ¡Hola! publicó las fotos del tremendo enlace de Clooney y Amal el 1 de octubre con magníficos comentarios del siguiente estilo: "Las imágenes más esperadas y todos los detalles de la romántica celebración que llenó Venecia de elegancia, glamour y parejas de Hollywood durante tres días. '¿Mi opinión de ser señor y señora Clooney? Es simplemente fabuloso', declara George, impecable el día de su boda con un esmoquin de Giorgio Armani y un reloj Omega". La audiencia de la revista está compuesta por 25 millones de personas en 30 países y diez idiomas distintos. Y es producto nacional, olé. Dice su propietario y director, Eduardo Sánchez: “Me enorgullece que George Clooney y su mujer, Amal, hayan elegido ¡Hola! para compartir las fotos de su boda con nuestros lectores”.

A la salida de la reunión sometemos a Miquelarena a un experimento práctico. Nuestro abogado pretende que nuestro compadre es incapaz de hablar y andar a la vez. El hecho queda perfectamente desmentido en el cruce de la calle Aragón a la altura de Pau Claris. No sólo anda sino que corre. Otra prueba más de que Trias ha echado algo en el agua y ha alterado la frecuencia semafórica.