Vida

La autopsia del PSC más sexo, drogas e inspectores de Hacienda

Todos los periódicos miden las proporciones del boquete causado por la dimisión de Navarro. PSOE y PSC se autodestruyen. Los inspectores tributarios piden legalizar la marihuana y la prostitución.

12 junio, 2014 10:12

La prensa de papel coincide en advertir la gravedad de la dimisión irrevocable del primer secretario del PSC, Pere Navarro. Incluso en los periódicos de Madrid la situación del socialismo catalán no pasa inadvertida el día en el que se aprobó el proyecto de ley orgánica de abdicación, extraño trámite parlamentario para constatar que el Rey ha abdicado. ¿Y si llega a salir que no? "La alianza de Estado" entre Rajoy y Rubalcaba, según la portada del Abc, ha normalizado la sucesión, de modo que no había ese peligro y en La Razón titulan a lo grande, con champán. "El referéndum de la democracia: el 85,4% del Congreso, a favor de Felipe VI" es la aportación del diario de Planeta a la causa. En El País, la "amplia mayoría" también es el argumento principal de portada, pero en El Mundo la renuncia de Navarro reemplaza a la matinal del Congreso, como en los diarios editados en Barcelona.

El momento socialista es terminal. El proceso soberanista, la presión de ERC, la revuelta de las agrupaciones del interior, la falta de apoyo del cinturón rojo, el desgobierno socialista central y los resultados de las últimas elecciones europeas han barrido el último foco de resistencia del socialismo catalán a embarcarse en el crucero a Ítaca de Mas, Junqueras y Forcadell. "Navarro se va, la crisis se queda", titula el Avui; "Sin dirección", se lee en la primera de Ara. En El Periódico afirman que "Navarro se borra", con una fotografía del púlpito socialista de la calle Nicaragua de Barcelona vacío tras el velatorio. En La Vanguardia la cosa es que "Navarro tira la toalla y deja al PSC sumido en la división".

El boquete es enorme. El PSOE pierde el referente catalán y el PSC queda fagocitado por la fuerza de absorción del proceso soberanista, otro punto para Junqueras. Sobre la espalda de Navarro eran visibles las puñaladas desde hace meses y el linchamiento mediático no ayudaba precisamente a la causa de un PSC independiente y renovado tras el tripartito.

En La Vanguardia es Iñaki Ellakuría quien traza el perfil del personaje y las aristas del tránsito:

"Acostumbrado a la política municipal, en una alcaldía de Tarrasa en la que se sentía cómodo y fuerte, Pere Navarro asumió en diciembre de 2011 la dirección del PSC sin hacer ruido, de forma accidental, casi por obligación y lealtad a un partido que, entonces, ya empezaba a otear su negro porvenir tras el deprimente epílogo de la etapa Montilla. (...) El ocaso político de Navarro y su pérdida de apoyo territorial no se entiende sin el proceso soberanista. Su oposición a la consulta, apostando por una vía federal que tras arduas negociaciones asumió el PSOE, ahondó su divorcio con los críticos, quienes en dos ocasiones decidieron romper la disciplina de voto en el Parlamento [autonómico] y que han llevado a cabo una dura campaña de oposición. La debacle de las europeas hizo sonar todas las alarmas y precipitó los acontecimientos. Navarro intentó consensuar la renovación del partido, un clavo ardiendo donde agarrarse, pero sólo halló críticas a su gestión".

En La Razón Toni Bolaño afirma que "el PSC está hundido. Las elecciones europeas lo dejaron en apenas 350.000 votos cuando había llegado a conseguir en unas generales 1.600.000. La división interna y las tensiones soberanistas lo tenían abierto en canal. Algunas situaciones habían sido además mal gestionadas porque 'Navarro cada vez se encerraba más en sí mismo y sólo se fiaba de unos pocos". La suma de dimisiones, renuncias y pasos en falso del socialismo en general plantea de entrada escenarios poco o nada esperanzadores, dice el editorial de La Vanguardia:

"El futuro, hoy por hoy, no es nada halagüeño para el PSC, como tampoco lo es para el PSOE tras la renuncia de Rubalcaba a seguir dirigiéndolo, tal como se ha visto con el rechazo de Susana Díaz a liderar el partido. Son interrogantes trascendentales que penden sobre una situación preocupante por el descenso de los partidos centrales y la emergencia de los extremos ante la falta de soluciones eficaces a la crisis económica y política. La dimisión de Navarro cae en un terreno abonado para la incertidumbre. La importancia del PSC en Cataluña y del PSOE en España obliga a sus líderes actuales y futuros a una reflexión en profundidad y a demostrar coraje para tomar las decisiones pertinentes. En momentos como estos hay que tener la inteligencia y la valentía de afrontar cambios en el partido y propiciar que la sociedad vuelva a confiar en unas organizaciones que han sido fundamentales para el país en los últimos 39 años".

Rubalcaba ha rendido el último servicio al Sistema y está a punto de entrar en los altares de la altura de miras y el sentido de Estado. Sin embargo, la que ha liado en el PSOE aboca al PP a enfrentarse a los expedientes del tipo catalán en solitario. Entre replicar a Mas con la fuerza del bipartidismo y afrontarlo desde la mayoría del Gobierno hay diferencias de matiz obvias que traducen lo de Rubalcaba y Navarro a la categoría de lo malo a muy malo. En el arranque de la crónica de Daniel G. Sastre en El Mundo queda meridiano: "Convergència y Esquerra se llevaron ayer la alegría más grande de los últimos meses".

La sesión parlamentaria fue la coartada de periféricos y neorepublicanos para una exhibición de coros y danzas de la Segunda República, en plan no nos moverán. Carne de "trending topic", contaminación visual y los "batasunis" con camisetas con lo del "derecho a decidir" en español. Y ese Bosch proclamando la república. La monda, lo del hemicirco y tal.

A la atardecida, el punto gravitacional de la política española cruzaba el meridiano catalán. De tal modo, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, coincidía con el presidente de la Generalidad, Artur Mas, en una cena organizada en Barcelona por el diario Expansión. Miquel Noguer, en el periódico El País, da cuenta del "evento":

"La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sánez de Santamaría, compartió mesa y atril ayer por la noche en Barcelona con el presidente de la Generalidad, Artur Mas, durante una cena con empresarios en los que ambos defendieron sus puntos de vista con relación al proceso soberanista catalán. Sáenz de Santamaría defendió la unidad de España y subrayó que 'está en nuestras manos esforzarnos para defender lo que nos une y limar lo que nos separa', a lo que Mas respondió defendiendo el proceso soberanista abierto en Cataluña. Ambos dirigentes se mostraron distendidos y muy cordiales en un intento de dar normalidad a las relaciones entre la Generalidad y el Gobierno central, que se encuentran bajo mínimos desde el anuncio de convocatoria de una consulta de autodeterminación en Cataluña para el 9 de noviembre. La conflictividad institucional llegó a tal punto que Mas plantó en octubre a la vicepresidenta en otro acto empresarial en Barcelona alegando problemas de protocolo".

En el entretanto y también en Barcelona, el triunfo "okupa" en Can Vies es el efecto de la debilidad de un alcalde, Xavier Trias, sometido, como todos, a los vaivenes y oscilaciones del proceso. En Abc, Àlex Gubern entrevista al líder del PP en Barcelona, Alberto Fernández, que reivindica la aplicación "sin complejos" de la autoridad "porque es democrática". Y añade: "Nuestra postura es clarísima. Derribo y firmeza. Derribo del edificio y cumplimiento de la legalidad. Frente a la violencia, firmeza. Cuando se ha alabado el talante dialogante de Xavier Trias nadie imaginaba que el diálogo era con los 'okupas'. Ha sido incluso más tolerante con los antisistema que el consejero Joan Saura, de ICV".

Todo cambia, y a velocidad de vértigo generalmente. Resulta que un buen día allá donde sacerdotes y filósofos trazaban las fronteras del pecado y los juristas medían las zonas de sombra del delito están ahora los inspectores de Hacienda, cazadores de tendencias morales, prescriptores de costumbres y expertos en salud pública. Lo nunca visto. "Los inspectores de Hacienda piden legalizar la prostitución y la droga blanda", recogen todos los periódicos. En el Abc trata de explicarlo Javier Tahiri:

"En un momento en el que la UE comienza a incluir dentro del PIB la aportación a la economía de determinadas actividades delictivas, la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado (IHE) fue ayer un paso más allá y planteó que la prostitución y el tráfico de drogas blandas como la marihuana, 'puedan llegar a ser legalizadas' para luchar mejor contra sus efectos adversos y aumentar los ingresos públicos. Con las cifras al desnudo, el colectivo recordó un informe de la patronal de locales de alterne que estimaba que el sector generaba en España 18.000 millones de euros al año. A partir de estos datos los inspectores calculan que, al tributar un 30% de esta cantidad, Hacienda recaudaría 6.000 millones solo al legalizar la prostitución'.

¿Y lo siguiente? ¿Un impuesto sobre los sintecho? También podríamos legalizar las comisiones de los partidos. El razonamiento es simple: sacas una pasta y encima puedes redimir a un político y le libras de prisión. Como diría El Fary, "dame chocolate que me ponga bien, todo el mundo baila ya el ritmo de la mandanga".

Y encima no hay taxis. Menos mal que Foix pone algo de orden y pausa en su artículo de La Vanguardia titulado "Nuevo rey y tiempos nuevos": "La reforma de la Constitución, total o parcial, será inevitable en los próximos tiempos. Cuando se dé el caso, pueden ponerse encima de la mesa todos los temas, desde el encaje de Cataluña en España hasta el modelo social más avanzado como el que se practica en las monarquías parlamentarias de Noruega, Suecia y Dinamarca. La reina de Inglaterra entró con todo el boato en Westminster, con armiños y coronas cubiertas de oro. Estrenó el carruaje que ha costado más de tres millones de libras. Pero el discurso lo había escrito Cameron, que representa la mayoría de diputados. La tradición se mantiene pero la política sale de los Comunes. Felipe VI debe estar atento a los nuevos tiempos".

12 de junio, San Onofre y San Basílides.