Natalidad: una mamá con su bebé / PIXABAY

Natalidad: una mamá con su bebé / PIXABAY

Vida

El hecho diferencial de Cataluña: ¿la baja natalidad?

La baja natalidad es un problema en todas las autonomías españolas y en Cataluña tiene una especial incidencia, con más hijos sólo por parte de la nueva inmigración

30 mayo, 2021 00:00

Cataluña mantuvo en el año 2019 una tendencia creciente de población. Sin embargo, esa tendencia ascendente no es gracias a la natalidad. La comunidad catalana tiene un crecimiento natural negativo del -0,4 por mil. Es decir, hay más fallecimientos que nacimientos. Su tendencia ascendente en términos de población se la debe, en gran parte, a la inmigración.

Aunque actualmente la tasa de natalidad catalana es similar a la española (8,02/1.000 habitantes en la comunidad catalana vs 7,62/1000 habitantes en España), hasta los años 60-70 fue mucho más baja que la media española. ¿Los motivos? Alejandro Macarrón, director general de la Fundación Renacimiento Demográfico piensa que “tuvo mucho que ver con el mayor nivel de vida y prosperidad de Cataluña, y el cambio de valores sociales que eso propició. Históricamente, donde primero cayó la natalidad, desde la segunda mitad del siglo XIX, fue en la Europa rica y en EEUU. También durante la primera mitad del siglo XX fue más baja la fecundidad en el País Vasco y Madrid que en el resto de España, si bien de forma menos acusada que en Cataluña”.

Aumentan la población anciana, baja la natalidad / CREATIVE COMMONS

Aumentan la población anciana, baja la natalidad / CREATIVE COMMONS

Por ello, Alejandro Macarrón rechaza que la caída de la natalidad se deba en Cataluña a causas distintas a las del resto del país. “No hay 'hecho diferencial' catalán en natalidad entre la población no inmigrante. La sociedad catalana/española/europea ha cambiado de un modelo abrumadoramente mayoritario de hogar formado por un matrimonio “para toda la vida”, con varios hijos, a un mosaico de tipos de familias: muchos menos matrimonios, mucha más ruptura de pareja, más parejas de hecho, más hogares monoparentales, más adultos que viven solos… Y como los matrimonios estables tienen mucha más fecundidad que el resto, y también en ellos se tienen menos hijos de media que antaño, el resultado es un 60% menos hijos por mujer que al comienzo de la Transición, en 1976”, sostiene desde la Fundación Renacimiento Demográfico.

Desvalorización de la maternidad

“¿Y qué nos ha llevado a ese cambio tan radical, y a una sociedad insosteniblemente infecunda, en la que uno de cada cinco embarazos no termina con un bebé vivo y coleando, sino con un aborto voluntario, abortos espontáneos aparte?”, se pregunta Macarrón. “Las causas son múltiples, pero es claro que en el centro del problema está la tremenda desvalorización que ha habido de la maternidad/paternidad. Este cambio sociológico trascendental está muy ligado a diversas leyes promulgadas en el último medio siglo que han contribuido a reducir de forma directa o indirecta nuestra propensión a formar/mantener familias estables y tener varios hijos”, responde.

La culpa, para Alejandro Macarrón, no sólo es de los políticos. “Esto lo han impulsado y favorecido, en los últimos 40 a 60 años en Cataluña, España, Europa y Norteamérica, políticos, intelectuales, y los generadores de cultura de masas. Y muy pocos han puesto el grito en el cielo al modo orteguiano, con un “no es eso, no es eso”, porque con un número (muy) insuficiente de niños para el relevo generacional, la sociedad en su conjunto decae, envejece de manera muy preocupante, y es insostenible a la larga”.

La natalidad en Cataluña sigue bajando / EP

La natalidad en Cataluña sigue bajando / EP

¿Una cuestión de ingresos?

Pese a todo, este experto demográfico se niega a echar la culpa a los bajos ingresos económicos. “La baja natalidad se debe, sobre todo, a cuestiones de valores morales y humanos, y no a las dificultades económicas. Los inmigrantes, en conjunto, son más pobres que los catalanes/españoles autóctonos, y el diferencial es aún mayor en el caso de los que realmente tienen muchos más hijos: los inmigrantes musulmanes y/o africanos”.

Fiar el crecimiento poblacional únicamente a la inmigración ha propiciado que ya haya poblaciones catalanas en las que nacen más niños inmigrantes que españoles. Salt es el ejemplo. El 72,3% de los niños nacidos en Salt en 2018 fueron hijos de inmigrantes. “En Francia esto ha llevado a una creciente fractura social, y cuando las barbas de tu vecino veas pelar... Aquí veremos muy pronto si nos lleva a eso mismo, o no. Este es otro de los grandes retos demográficos omitidos por el Comisionado/Secretaría General sobre este asunto. O logramos que los hijos de inmigrantes acaben con un nivel de formación similar al de los hijos de españoles nativos, para que de mayores puedan tener oportunidades económico-profesionales similares, y que sus valores cívico-morales sean esencialmente iguales a los del resto en temas tan fundamentales como la igualdad hombre-mujer --o el amor al país en el que habitan, más allá de la religión de cada uno u otras peculiaridades culturales--, o el riesgo de una costosa y dolorosa fractura sociodemográfica es evidente”, opina Alejandro Macarrón.

A la cola en Europa occidental

“De momento, hay dos indicadores clave de integración en los que España suspende de forma clamorosa. La inmensísima mayoría de los inmigrantes africanos y asiáticos tienen endogamias nacionales del 90% al 98% con relación a su descendencia. En 2019, según los microdatos de nacimientos del INE, el padre del 98% de los bebés de mujeres pakistaníes o bangladesíes era de su misma nacionalidad de origen, 97% en el caso de las nativas de Mali, 96% en las hindúes, 93% en el caso de las marroquíes… Y España está a la cola en Europa Occidental en convergencia de rentas entre inmigrantes extraeuropeos y nativos del país, según Eurostat: los primeros tienen una renta mediana por hogar inferior en un 40% a la de los nacidos en España”, describe Macarrón.

Un bebé en un hospital / EFE

Un bebé en un hospital / EFE

Sin embargo, la preocupante baja natalidad sigue sin ser importante en la agenda política. “Ni la administración pública ni los políticos --tampoco la sociedad civil-- dan la suficiente importancia a la natalidad, lo cual es una gravísima omisión. El suicidio demográfico de Cataluña y España es parte central del legado de los políticos de las últimas cuatro décadas, muy centrados en otras cosas. Además, la gran mayoría de los actuales sigue mirando hacia otro lado o impulsando legislación y valores anti-natalidad. Sin duda, algunos tienen voluntad de destruir el concepto tradicional de familia, algo que detestan”, consideran desde la Fundación Renacimiento Demográfico.

Falta de políticas de apoyo a la natalidad

Hay una carencia clara en cuanto a políticas que potencien la maternidad. Así lo cree Raúl Sánchez, director ejecutivo de FANOC, la Asociación de Familias Numerosas de Cataluña. “Si en algo somos distintos aquí es en el miedo a hablar de familia y de políticas familiares en la agenda pública por motivos ideológicos, lo que hace que tengamos un retraso histórico en estas políticas. En cambio, la mayoría de nuestros países vecinos suelen tener un ministerio de la familia, distinto del de asuntos sociales, y la natalidad y las políticas de apoyo a las familias están constantemente presentes en el debate público, saben que nos jugamos nuestro futuro. Incluso la nueva Comisión Europea ha creado por primera vez una Vicepresidencia de Demografía”, afirma Sánchez.

Las diferencias entre las ayudas que ofrece cada comunidad a, por ejemplo, familias numerosas, también son notables. Así lo destaca la Federación Española de Familias Numerosas (FEFN). “De hecho, no sólo en las prestaciones, sino también en los criterios para otorgar el título y renovarlo, lo que genera importantes agravios comparativos. Desde la FEFN llevamos años pidiendo que se reforme la Ley de Familias Numerosas para unificar criterios, para reforzar el marco legal de protección a las familias numerosas en toda España y para que no haya diferencias entre comunidades. Estamos justo ahora trabajando en un documento con propuestas para la reforma de la Ley, para mejorar el reconocimiento y protección a las familias numerosas, que dé cobertura legal a muchas situaciones que están en medio de un vacío legal, como los casos de divorcio con custodia compartida, en la que uno de los dos padres (padre o madre) pierde los derechos, a pesar de seguir siendo padre o madre de tres o más hijos y seguir cumpliendo sus obligaciones como tal. Es necesario que haya un criterio común porque el valor de las familias numerosas, su aportación social en forma de capital humano y lo que suponen para el desarrollo económico, es el mismo en toda España”.

Una imagen de un bebé recién nacido / Pixabay

Una imagen de un bebé recién nacido / Pixabay

La Federación Española de Familias Numerosas indica que es “difícil establecer una comparativa, porque las ayudas son muy diferentes y los requisitos también, en términos generales, entre las Comunidades que destacan en cuanto a mayor apoyo a las familias numerosas estaría el País Vasco, que tiene ayudas muy directas y claras para las familias con más hijos. También Galicia, donde hay una gran sensibilidad con el tema demográfico y la necesidad de apoyar a las familias que aportan capital humano y en relación con ello, la Xunta está preparando un paquete de ayudas a las familias numerosas, para las que ya se ha aprobado la bonificación en los peajes de autopistas de titularidad autonómica. Otra comunidad que destaca es la Comunidad Valenciana, que ha demostrado también ser muy receptiva a las propuestas que les hemos planteado a través de las Asociaciones y Federaciones de las respectivas comunidades --en este caso, de la Comunidad Valenciana-- y ha introducido una serie de medidas para facilitar el acceso de las familias numerosas a su título de familia numerosa, que es un mero trámite pero que ha generado muchos problemas a miles de familias, que durante meses sufrieron retrasos que les impidieron acceder a sus derechos o, incluso perder bonificaciones”.

“En otras Comunidades el apoyo a las familias se queda muchas veces en palabras y en muchos casos se articula a través de la política asistencial y no familiar, lo que supone que se utilizan criterios de renta muy bajos o la renta familiar, en lugar de renta per cápita; o se les da prioridad a otros colectivos”, lamenta la FEFN.