Los geriátricos denuncian la falta de inversión presupuestaria por parte de la Generalitat  / EUROPA PRESS

Los geriátricos denuncian la falta de inversión presupuestaria por parte de la Generalitat / EUROPA PRESS

Vida

Los geriátricos cargan contra la Generalitat: “No podemos trabajar como en un estado de guerra”

Las direcciones de los centros denuncian que la ratio de personal marcada por la Administración pública es “totalmente insuficiente”

1 abril, 2022 00:00

Las quejas por la falta de personal en una residencia de mayores gestionada por la Fundació Vallparadís, que depende de Mútua Terrassa, han puesto sobre la mesa un problema generalizado en los geriátricos de Cataluña. La ratio en esta residencia es aproximadamente de dos personas por cada 20 internos, algunos de ellos grandes dependientes, un número que viene establecido por la Generalitat.

Así lo confirma la fundación a preguntas de este medio, que asegura que “cumple con la dedicación de personal auxiliar requerido por el Departament de Drets Socials y con las ratios que marca la propia Generalitat, punto que ha sido fehacientemente acreditado en todas las inspecciones realizadas al centro”. Así lo corroboran también los directores de otros centro de mayores, que denuncian que la mayor parte de residencias catalanas --las públicas y las concertadas-- se ajustan a las proporciones de cuidadores e internos que determina la Administración, que son, a todas luces, insuficientes.

Mayores más dependientes

El aumento de los recursos humanos en los geriátricos catalanes es una de las peticiones históricas del sector, sobre todo en lo referente al personal directo y, dentro de este, a los del grupo de primer nivel: los gerocultores. Las ratios, explica Andrés Rueda, presidente de la Associació Professional Catalana de Directors/res de Centres i Serveis d'Atenció a la Dependència (ASCAD), se fijaron hace más de una década, cuando ya se hizo una estimación “a la baja”. Desde entonces, la esperanza de vida de nuestros mayores se ha incrementado, aunque no sus capacidades. “Trabajamos con unas proporciones desfasadas y más pensadas para un tipo de perfil de residente con mayor autonomía, que no se ajusta al escenario que tenemos hoy”, confirma el ejecutivo.

Una sesión de fisioterapia en una residencia geriátrica / EUROPA PRESS

Una sesión de fisioterapia en una residencia geriátrica / EUROPA PRESS

En este sentido, el presidente de la asociación denuncia que con las cifras de personal que manejan, no es posible llegar a todas las tareas que requiere atender a los internos. Esta situación de precariedad se ha visto agravada por la pandemia, que ha derivado en el absentismo por enfermedad de parte del personal y en un empeoramiento del estado de los residentes. “Hoy todo el mundo es de alta dependencia o de muy alta dependencia", indica. A eso se añaden las consecuencias más nefastas del confinamiento: "La gente ha tenido miedo y se ha quedado en sus casas. Los nuevos ingresos llegan con un deterioro muy grande”.

El personal, agotado

La falta de inversión por parte de la Generalitat ha derivado en el agotamiento del personal de este sector, que tiene que hacer un sobreesfuerzo para cubrir las necesidades de los internos. “Lo que la sociedad tiene que entender es que nosotros no hacemos el milagro de la multiplicación de los panes y los peces”, denuncia Rueda. El presidente de la ASCAD remarca que las residencias funcionan con base en las ratios marcadas por la Administración y a unas bases salariales fijadas por un convenio que califican de "insultante". 

“No podemos trabajar continuamente como en un estado de guerra, con escasez y con presión. No podemos. Este sector se va a quebrar por la tensión emocional que soporta. Nos sentimos maltratados en los convenios e incomprendidos por la Administración en la elaboración de los protocolos” que, dice Rueda, no se ajustan a la realidad de los centros. En la misma línea, otras residencias consultadas confirman que las cifras de internos a los que tienen que atender los profesionales de la dependencia fueron marcadas por la Generalitat “con el objetivo de subvencionar lo menos posible”. Coinciden en que esto conlleva hartazgo de que cuando hay un problema asistencial se señale siempre a los mismos: "A las direcciones de los centros y al personal, los grandes olvidados". 

El GERCAT divide al sector

A esta falta de personal generalizada se suma la aprobación del polémico Conveni Col·lectiu Autonòmic de Catalunya del Sector de l'Atenció a la Gent Gran (GERCAT), acordado entre la Administración y los sindicatos mayoritarios. La hoja de ruta laboral que es el marco con el que se rigen todas las compañías del sector promete un aumento progresivo de un 12% del salario de los trabajadores en tres años, solo afecta a aquellas residencias que tienen más del 60% de sus plazas subvencionadas por la Administración pública. Además, la Generalitat se comprometió a invertir un 4% más en estos centros, lo que supone un incremento de 50,1 millones de euros de los recursos disponibles. 

Un sanitario realiza un test Covid rápido a un interno en el geriátrico de Sant Pere de Ribes / EUROPA PRESS

Un sanitario realiza un test Covid rápido a un interno en el geriátrico de Sant Pere de Ribes / EUROPA PRESS

Su entrada en vigor en diciembre de 2021 ha generado una doble escala salarial entre los trabajadores de los geriátricos mencionados y los restantes. Los afectados también denuncian inseguridad jurídica para aquellos centros que se han adherido a él, dado que en este 2022 la Generalitat no ha cumplido con las condiciones que había acordado en la mesa laboral. "El Govern no ha dado ninguna señal de que vaya a pagar lo pactado", denuncian fuentes sindicales. El GERCAT, inciden, es una manifestación más del "desprecio total y absoluto" hacia los profesionales del sector en su conjunto.

Por si fuera poco, las direcciones advierten de que los fondos extraordinarios ofrecidos por el Gobierno central para hacer frente al Covid --que evitaron la quiebra de muchas residencias-- están próximos a su fin. Esta falta de inversión presupuestaria, que ahoga a trabajadores y perjudica a los internos, dicen las mismas fuentes, son un claro ejemplo de que a la Administración pública, por el momento, "nuestros mayores les importan un bledo". Y eso, al final, lleva a una peor atención de los residentes.