Reunión con un administrador judicial

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Vida

Qué es la figura del administrador judicial

Analizamos los casos en los que actúa el administrador judicial y cuáles son sus funciones

17 marzo, 2020 13:17

Cuando hablamos de administrador judicial nos referimos a una figura profesional cuya función principal es administrar y proteger, siempre de forma provisional, un patrimonio. Hacemos referencia a que es una “figura” ya que el administrados judicial puede ser tanto una persona como un organismo. Pero, ¿qué funciones tiene? ¿En qué casos es necesario y cuáles son sus funciones básicas?

En primer lugar es importante señalar que esta figura actúa cuando hay un litigio entre dos partes y es nombrado por el juez, sobre el cual responde, para encargarse del patrimonio de las partes involucradas en el conflicto mientras se solventa el proceso judicial que revolverá a qué parte le corresponde dicho bien. 

Figura imparcial

Al ser designado por mandato judicial no representa a las partes por lo que sus características principales son la imparcial y la neutralidad. Sin embargo, sí asiste a ambas partes enfrentadas, determinando con ellas ciertas condiciones con respeto al patrimonio. Debido a que es un colaborador del juez, se espera de él que mantenga a este informado. Tanto a él como a las partes, les remite informes sobre los bienes a su cargo. Una de las funciones del administrador judicial es actuar cuando al titular se le priva del derechos de gestión del patrimonio, o bien porque temporalmente estos no pertenecen a nadie.

Pero no todo el mundo puede ser administrador judicial. Existen unos requisitos mínimos para ocupar este cargo de responsabilidad. Aunque no se requiere tener una titulación académica concreta, sí debe estar capacitado para gestionar y proteger patrimonios, por lo que es deseable que tengan ciertos conocimientos de economía. Se espera de ellas que sean personas intachables éticamente. Es requisito indispensable que sean personas rectas y honestas, que gocen de sus derechos civiles y que sean solventes.

Cuando hablamos de patrimonios nos estamos refiriendo a bienes muebles e inmuebles, herencias, cuentas bancarias, firmas jurídicas, créditos, dinero metálico, efectos públicos, salarios o pensiones, y establecimientos mercantiles o industriales.  

Sus principales funciones

El administrador judicial deberá, como su nombre indica, administrar el patrimonio bajo su control. Esto incluye su explotación, para así intentar sacar la mayor rentabilidad al mismo. De la misma manera, deberá encargarse de llevar una contabilidad, de realizar gestiones de refinanciación, de solicitar aplazamientos en determinados pago, administrar herencias y gestionar subvenciones y ayudas. Además, como depende del juez, deberá asistirle en sus funciones y presentar informes sobre su gestión. Deberá garantizar el correcto desarrollo de los procesos judiciales.

Si por cualquier circunstancia no pudieran manejar de forma eficaz el patrimonio que les ha sido depositado en custodia y, por el contrario, el mismo se ve perjudicado, cuentan con un seguro de responsabilidad civil. No obstante, deberá hacer lo posible por evitar cualquier pérdida de los bienes que se encarga de administrar.

Entre sus obligaciones, ya sea persona física o jurídica, se encuentran las que el propio administrador o propietario tendría en términos generales. Es decir, es su sustituto a todos los efectos. Esto significa que deberá hacer frente a los pagos y deudas propias del funcionamiento del patrimonio, sobre todo nos referimos en el caso de una empresa administrada. Es su obligación presentar cuentas al secretario judicial.

La utilidad del administrador

Es especialmente útil en el caso de las partes en litigio, en cuanto que una tercera persona administra el patrimonio que ellos no pueden. Dispone de medios de arbitraje para facilitar el entendimiento entre las partes. Además, como ya se ha apuntado, se trata de una persona digna para el puesto si nos basamos en sus valores, de honestidad e imparcialidad. Se trata, por tanto, de que genere confianza. 

Para el juez que lo nombra, tiene una función informadora muy útil. De esta manera, el juez es conocedor de la evolución y el desarrollo de la gestión de los bienes. Se trata de, en términos coloquiales, contar con una mano derecha, o dicho con otras palabras, su auxiliar. 

Por último, los propios administradores judiciales, disfrutan de una formación continua que mejora el desarrollo de su trabajo y las habilidades de su puesto. 

 

En determinadas ocasiones se puede confundir la terminología y entender al administrador judicial como interventor judicial. En el primer caso, la figura que ha sido nombrada sustituye al administrador preexistente con la autorización del juez. En el caso del interventor, su tarea es realizar una fiscalización, vigilar en el procedimiento de suspensión de pagos de una entidad. También se suele confundir con la figura del administrador social, aunque tampoco tienen el mismo papel. Este rinde cuentas ante los socios y directamente ante el juez, aunque en muchas ocasiones las funciones de gestión de la empresa pueden coincidir. 

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