Protesta para pedir justicia tras la muerte de Xavi Cayuela en la fábrica de Cidac en Cornellà / PACO MARÍN

Protesta para pedir justicia tras la muerte de Xavi Cayuela en la fábrica de Cidac en Cornellà / PACO MARÍN

Vida

Otros dos exempleados de Cidac denuncian la inseguridad en la empresa donde murió Xavi Cayuela

Jornadas de 12 horas, maquinaria en mal estado y pésimas condiciones en la fábrica de Cornellà donde un joven de 19 años falleció tras quedar atrapado en un bobina

30 mayo, 2021 00:00

Fue en mayo de 2020 cuando Ángel Cardoso comenzó a trabajar en Cidac. En plena pandemia aceptó un puesto indefinido como peón en la empresa de Cornellà que fabrica tela asfáltica. Su jornada debía durar ocho horas, de seis de la mañana a dos de la tarde. No podía quedarse más, explica, porque entonces cuidaba de su madre, dependiente, y debía volver a casa para darle de comer. Su negativa a trabajar 12 horas diarias no gustó a la empresa, relata, pero aun así, no era negociable por el estado de su progenitora. Hasta que uno de los días se rompió un dedo, según asegura, por el deficiente estado de la maquinaria. Al volver de la baja, lo despidieron. Solo duró 40 días. Según relata a Crónica Global, la cooperativa prescindió de él por esta razón.

Cardoso necesitaba el empleo, como todos los que acceden a trabajar “en esas condiciones”, apunta. Maquinaria obsoleta, sin mecanismos de seguridad adecuados, y con jornadas maratonianas. Por este motivo, por “no perjudicar” a sus entonces compañeros, y sin mucha alternativa para contar con apoyo externo en pleno confinamiento, decidió callar hasta ahora. Habla después de la muerte de Xavi Cayuela, un joven de 19 años, en la misma empresa, Cidac, a finales de abril pasado. Este exempleado coincidió con el primo del fallecido, que también trabaja allí, y que ahora se encuentra de baja por lo sucedido. Y es que estaba en la fábrica el día que su familiar quedó enganchado en una bobina.

Protesta por la muerte de Xavi Cayuela en Cidac / CGT

Protesta por la muerte de Xavi Cayuela en Cidac / CGT

Sin seguridad laboral

El trágico suceso es el que empuja a hablar a otro antiguo empleado, Joan Ros, que trabajó en Cidac durante cuatro meses en 2018, de septiembre a diciembre. Era su primer trabajo estable —“sin contar el Telepizza”—. Tenía entonces 18 años y se encontró con “condiciones fatales, mucha improvisación e inseguridad”. “Al principio te venden que vas a trabajar de seis a dos, siempre de mañana y de lunes a viernes. Más o menos atractivo con un sueldo de 1.200 euros, pero cuando ves lo que hay... es todo lo contrario. Quieren que estés 12 horas. Yo no podía porque estaba estudiando y eso molestaba”, explica.

La duración de la jornada no era lo más preocupante. “Para trabajar no te entregaban nada, había gente con espardenyes en vez de botas de seguridad; el toro no frenaba… todo funcionaba con apaños. También los ternales, una especie de puente-grúa pequeño, estaba en mal estado”, denuncia. Y es que, según este antiguo integrante de la plantilla, por no reparar la maquinaria utilizaban a un empleado para tensar las lonas. Una tarea que debe hacerse con rodillos, “pero salía más rentable tener a una persona allí”, señala.

“Aguantan porque no tienen otra cosa”

Su labor, cuenta, era “hacer de todo”. Según el día le mandaban “frenar a mano un rodillo de lona de 300 kilos”. ¿Nadie decía nada? “Era algo normal, si te gustaba bien y si no, te buscabas otra cosa. Un ejemplo es un hombre que era padre de familia, que triplicó turno durante una semana. Se quedaba allí porque algo se había estropeado y alguien se tenía que quedar. Con dos hijos pequeños y la mujer enferma, necesitaba el dinero porque su sueldo era el único que entraba en casa”, cuenta Ros, que suscribe el argumento de Cardoso. “Aguantan porque no tienen otra cosa”.

Sede de Cidac en Cornellà, donde falleció el joven de 19 años Xavi Cayuela / GOOGLE MAPS

Sede de Cidac en Cornellà, donde falleció el joven de 19 años Xavi Cayuela / GOOGLE MAPS

Joan no se fue, lo echaron. “Me negaba a hacer horas extra y se cansaron. El contrato era indefinido, pero con un año de periodo de prueba, así que no tuvieron que justificar nada, solo que no lo superé”, explica. “A mí me lo dijeron así: ‘No me interesa pagar la Seguridad Social de alguien que no hace horas extra’, preferían contratar a alguien nuevo, de hecho no deja de entrar y salir gente [de la empresa]”, detalla. A pesar de echarlo, volvieron a recurrir a él en abril del año siguiente. “Me preguntaron si quería trabajar una semana por 400 euros. Volví porque me hacía falta el dinero”, cuenta. Durante esos siete días realizó jornadas de 12 horas, de seis de la mañana a seis de la tarde, y ya no regresó.

“Condiciones pésimas” en Cidac

De la muerte de Xavi se enteró por una publicación de la familia en Twitter, donde denunciaron las malas condiciones de trabajo en la cooperativa. “Lo vi y pensé que podría haber sido yo. Mi madre me decía lo mismo, porque yo entonces tenía la misma edad que él, 19 años”, cuenta. Así decidió ponerse en contacto con ellos y facilitarles vídeos del estado de las instalaciones: ratas, trabajadores en chanclas, o cables descolgados. Unas pruebas que el abogado de los Cayuela utilizará en el juicio.

Cardoso y Ros no son los dos únicos exempleados de Cidac que han contactado con el entorno del fallecido para denunciar posibles negligencias en la fábrica de Cornellà. Ángel Figuera también explicó a Crónica Global que manipulaban las bobinas de tela asfáltica sin ningún tipo de conocimiento, motivo por el que acabó dejando su puesto. Tampoco había pasado el preceptivo curso de riesgos laborales. “Cuando entré allí sabía que no iba a ir bien, porque las condiciones de la fábrica eran pésimas”, contó tras la muerte de Xavi.

La fábrica sigue funcionando

Aguantó solo unos meses, hasta diciembre de 2020, y secunda la denuncia de la familia de Cayuela, que acusa a la empresa de “homicidio imprudente”. “No nos dieron ni material de trabajo. Solo dos camisetas, mientras las botas de seguridad y los pantalones los tuvimos que comprar nosotros”. A manipular las máquinas le enseñó otro de los empleados: “No eran profesionales, porque llevarían un año allí. Nadie dura mucho tiempo”, detallaba. El único motivo por el que soportan la precariedad es “por necesidad”.

La empresa sigue sin contestar a los requerimientos informativos de este —y ningún otro— medio. La investigación de Inspecció de Treball, según indican desde el departamento, “sigue su curso”, así como la de los Mossos d’Esquadra, y la maquinaria “precintada”. Pese a ello, extrabajadores, que siguen en contacto con quienes aún lo son, denuncian que la actividad de Cidac continúa y que podría suponer una nueva tragedia.