Vida

Disparos en los pies y los negocios del "holding" Pujol

15 septiembre, 2014 10:15

Los negocios del clan Pujol son la sustancia previa de un día, hoy, que promete grandes emociones. La entradilla es que Duran Lleida y hasta el ambiguo y resbaladizo Espadaler, que parece un príncipe florentino de Vich, han entrado al trapo de la desobediencia que propugna Oriol Junqueras y se hacen cruces y cacarean (están que trinan en el fucking twitter) que eso es como pegarse un tiro en el pie. Según La Vanguardia, siempre tan ponderada, la bronca entre Duran y Junqueras "cuestiona la unidad del frente pro 9-N". Se nota que en el diario de Godó si es lunes apuestan por una autodisolución de la tensión y sueñan con que Mas, Duran y Junqueras colapsen por la vía del matiz el auto procesal. La unidad catalana es frágil. El otro día, jueves, Helena García Melero hizo un magnífico reportaje sobre la Diada que consistió en saber qué preferían los participantes en la V a la hora de comer. Había tres opciones: bocadillo, fiambrera y restaurante. Un grupo de cinco jóvenes se enfrenta por primera vez al derecho a decidir. Cuatro de ellos pactan que lo más práctico y barato será tirar de bocadillo. ¿Estamos en crisis, no?, dice uno de los jóvenes, que parece llevar la voz cantante. Acto seguido la cámara repara en otro chaval de gesto ceñudo que quiere hablar. Forma parte de la pandilla, el primero por la derecha o la izquierda, da igual. O el último. El caso es que el muchacho discrepa. No, yo pensaba y pienso comer en un restaurante. Y he ahí el germen de la discordia, la naturaleza irredenta del catalán discrepante, del tipo que si va a por setas, va a por setas. Es el raro, del que se dice "ya está Fulanito, tocando las pelotitas", lo que viene siendo el tiquismiquis de turno. No es una especie en vías de extinción. Al contrario. Y es una mezcla de seny y de rauxa, porque hay que tener rauxa para votar restaurante cuando todos tus colegas prefieren choripán, un entrepán de chistorra y una birras. No hay riesgo de que se cuezan con la cerveza más antigua de Barcelona. Su sabor disuade de incurrir en la reiteración eufórica.

La fragil unidad se resquebraja, se agrieta, se parte y se monda, como Junqueras, el faroles. Lo grande del caso es que Duran contesta a una entrevista de Junqueras el domingo en El Mundo (un trabajo de Salvador Sostres) y La Vanguardia titula el lunes en portada con el rebote y los ecos de dicha entrevista: "Rechazo frontal de UDC a la desobediencia que pide ERC". También habló Junqueras de desobediencia la semana pasada en Catalunya Ràdio, con Mònica, la seducción, Terribas y fue apertura en el diario de Godó. Fue la periodista de los doscientos mil dolares al año la que dijo ¿desobediencia? y Junqueras, cardiaco como estaba con el juego de miradas y toquecitos de la terrible Terribas, dijo, "claro que sí, en plan Martin Luther King". Si fue un disco dedicado o un acto natural, queda para los protagonistas de esa bella historia.

En el decano de la prensa catalana, Josep Gisbert pone hilo a la aguja en la sección de "Política", en la que escribe:

"Si la consigna después de la nueva y multitudinaria movilización ciudadana del Onze de Setembre era la reafirmación de la unidad de los partidos soberanistas en torno a la consulta del 9 de noviembre, la realidad es que esta unidad ha empezado a tambalearse en vísperas del debate de política general que se inicia hoy en el Parlamento [autonómico]. Ni setenta y dos horas habían transcurrido desde el clamor que reclamó en la calle a la clase política catalana anteponer el interés general de Cataluña a los intereses partidistas de cada cual y UDC y ERC se enzarzaban ayer en un agrio debate a cuenta de la legalidad, precisamente, de la consulta".

Contextualiza Gisbert:

"Oriol Junqueras había llamado a la desobediencia civil si el Tribunal Constitucional suspende la cita del 9 de noviembre, como se da por descontado que así ocurrirá cuando admita a trámite el recurso contra la ley de consultas y contra la convocatoria que le presentará el Gobierno español, y ayer insistía en su posición en una entrevista en el diario El Mundo en la que afirmaba que 'ha llegado la hora de que nos saltemos la legalidad española para crear la nuestra propia' y que 'votar es un derecho fundamental e inalienable que prevalece por encima de cualquier ley'. Y si de entrada la reacción de CDC había sido la de no entrar en polémica con su socio de ERC, al final Josep Antoni Duran Lleida optó por todo lo contrario, por elevar el tono y por cargar con dureza contra Oriol Junqueras y acusarle sin paliativos de romper la unidad del frente soberanista. En una batería de nueve tuits a cual más contundente, el líder de UDC reprochó a su homólogo de ERC no sólo 'estar rompiendo la unidad', sino que le recriminó que su 'propuesta de desobediencia a la ley es un tiro en el pie al proceso'".

¿Al proceso? Hay personas muy decentes que creen que el pie al que dispara Junqueras es otro.

La comparecencia de Jordi Pujol Ferrusola y su ex esposa Mercè Gironès ante el juez de la Audiencia Nacional se aborda como la previa de un partido de fútbol. Los periódicos de Madrid se solazan con las peripecias empresariales de la familia del "molt pero no del todo honorable" Pujol i Soley. En El País y en el Abc se centran en la figura de Jordi Pujol Ferrusola, portada mañana seguro en casi todos los periódicos. En El Mundo son más cañeros y anticipan protagonistas. JPF no es historia todavía, pero la de su hermano Oleguer, el menor de la saga, también es de traca. Un tiburón de las finanzas con sólo 35 años, firmando a los 37 negocios de más de dos mil millones de euros (la compra de unas mil quinientas oficinas del Banco de Santander). Un lince con domicilio en esas calendas en casa del pare y la mare, pero residencia en Madrid, la metropoli. Es una entrega de Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta, que atribuyen al menor de los Pujol, de 42 años, la autoría intelectual del magnífico negocio. "La inversión realizada fue de 2.177 millones de euros. Su sociedad Samos está a su vez controlada por otras radicadas en cuatro paraísos fiscales", apunta la pareja de periodistas.

Los periódicos calientan la espera a la espera de lo que se deduzca, desprenda o colija del paseíllo de JPF, Júnior para el mundo de los negocios, en la Audiencia Nacional, que es como la Monumental de México en tiempos de Manolete, una plaza de verdad. Él, que tiene familia mexicana, sabe de qué va la vaina, pinche güey.

En El Periódico, Fidel Masreal entrevista a Josep Rull, quien subido a la azotea de la sede de Convergència, donde el palomar y el sofisticado equipo de espionaje y contraespionaje instalado por una empresa de Tel Aviv, declama el número dos de CDC que "hay margen para hacer la consulta y hacerla bien". Es un maestro, Rull, que dice que no hace falta saltarse las leyes españolas, que el secreto está en cumplir las leyes catalanas. Si lo otro era un tiro en el pie, esto es un insulto a la inteligencia del respetable, pero es y es lo que hay.

La muerte de Isidoro Álvarez está en todas las portadas y se trata con decenas de páginas. El periodismo rinde culto al hombre de El Corte Inglés, que deja una empresa con nueve mil empleados en manos de su sucesor, Dimas Gimeno, y Manuel Pizarro.

Del Español, mejor no hablar. La culpa es de Collet. Y Casillas forever.

Santoral, 15 de septiembre: Albino, Emiliano, Jeremías, Porfirio, Nicomedes, Máximo, Serapión, Silvano, Emilia y nuestra Señora de los Dolores.