Maria Assumpció Vilà Planas, síndica de greuges de Barcelona, denuncia las chapuzas tras el derrumbe de nichos de MontjuÏc / FOTOMONTAJE DE CG

Maria Assumpció Vilà Planas, síndica de greuges de Barcelona, denuncia las chapuzas tras el derrumbe de nichos de MontjuÏc / FOTOMONTAJE DE CG

Vida

Cóctel de negligencia y chapuzas en el derrumbe de los nichos de Montjuïc

Ni Eloi Badia ni Jordi Valmaña asumen responsabilidades en un tema que recuerda al 'caso Yak-42' y que afecta a las familias de 358 fallecidos

11 enero, 2018 00:00

Cuatro meses después del derrumbe de 144 nichos en el cementerio de Montjuïc, los principales responsables todavía no han respondido por su mala gestión. La Síndica de Greuges de Barcelona señala al equipo de gobierno de Ada Colau como principal responsable por la falta de mantenimiento y el mal estado de conservación del camposanto más grande de la ciudad.

Esa negligencia tiene un único nombre y apellido: Eloi Badia, el concejal de Presidencia que está al frente también de Cementiris de Barcelona, empresa que gestiona todos los centros de la capital catalana. “La responsabilidad es totalmente suya”, ha dicho Maria Assumpció Vilà, sin dejar lugar a dudas.

Si Jordi Valmaña, director de la compañía municipal, tiene que dimitir o no, ya no es su cometido: “No soy yo quien tiene que opinar sobre eso”. Pero Badia ya piensa en el técnico como chivo expiatorio: dio a entender a las familias afectadas que quizá le cueste el puesto, en un intento de lavarse las manos y desprenderse de toda la responsabilidad que le corresponde.

Otro ‘caso Yak-42’

A este baile de acusaciones se le suma el cóctel fatal que resulta de la mala gestión del Ayuntamiento de Barcelona con las chapuzas que desde un principio llevó a cabo. Empezando por la repetición del caso Yak-42 que aplicó el cementerio de Montjuïc cuando se produjo el hundimiento.

Algunos restos óseos de los 358 difuntos afectados se mezclaron y, durante los cinco primeros días en los que aún no trabajaban las forenses en la identificación de cadáveres, funcionarios municipales se encargaron de separar restos de hombres y mujeres y procedieron a nuevos enterramientos sin garantizar que correspondían a la misma persona.

Palos en las ruedas

Un grupo de diez familias afectadas se unieron en la lucha para reclamar no solo responsabilidades, sino algo tan simple como una prueba de ADN para comprobar que los restos enterrados de nuevo pertenecen a sus seres queridos. Pero el Ayuntamiento de Barcelona se negó desde el primer día, pese a que se habían cometido varios errores de identificación en algunos casos.

Por eso los afectados prepararon un aviso de demanda por responsabilidad patrimonial, algo que la Síndica de Barcelona considera que debería ser de oficio, puesto que es el consistorio el único responsable de los daños. Como también lo es de poner palos en las ruedas a las familias titulares de los nichos al impedir que el arquitecto contratado por ellas acceda al cementerio para valorar la situación.

Placa conmemorativa

En la lucha por buscar una respuesta justa, los familiares acudieron a la Iglesia y enviaron una carta al cardenal Juan José Omella denunciando que se había producido una profanación de cadáveres en Montjuïc. Paralelamente, y para intentar acallar sus protestas, el ayuntamiento les propuso colocar una placa conmemorativa en la zona para que quedase constancia del hundimiento. Algo a lo que se negaron.

A la siguiente reunión asistieron las antropólogas que trabajaron en la identificación de cadáveres. Dieron seguridad a los afectados, pero incluso ellas mismas asumieron que sería prácticamente imposible identificarlos a todos: había 358 difuntos en total y el último recuento hablaba de poco más de 80 emparentados, pese a que el consistorio sostiene ahora que son más de 200.

Tumbas al descubierto

La última chapuza de la gestión municipal en el mismo cementerio se da en los trabajos de rehabilitación del bloque hundido, que está dejando otras tumbas al descubierto, por lo que cualquiera puede divisar la bolsa mortuoria de los cadáveres enterrados allí. Los propios operarios encargados de las obras desconfían de que el trabajo que realizan sirva de algo y creen que hay una falta de seguridad latente que desembocará en un nuevo derrumbe.

Lo mismo opina la defensora de los derechos de los barceloneses, que en su informe invita a quien lo lea a “pasearse por el cementerio y comprobar el estado actual de las tumbas”. También pide que el ayuntamiento sea “sensible” con el tema. Algo que, por lo menos de momento, no ha hecho.