Bartolomé Cursach (d), empresario de la noche mallorquina, y su mano derecha, Bartolomé Sbert (d), detenidos en una imagen de archivo / EFE

Bartolomé Cursach (d), empresario de la noche mallorquina, y su mano derecha, Bartolomé Sbert (d), detenidos en una imagen de archivo / EFE

Vida

Cursach niega por primera vez la trama de sobornos y extorsiones

El empresario de la noche mallorquina y su mano derecha, Bartolomé Sbert, declaran ante el juez del 'caso Cursach'

27 noviembre, 2017 18:20

El magnate del ocio nocturno de Mallorca, Bartolomé Cursach, ha negado por primera ante el juez haber urdido una trama de extorsiones y sobornos dirigida a mantener a flote, durante décadas, su imperio de macrodiscotecas y hoteles. De este modo, ha contradicho las acusaciones del magistrado que instruye la causa y del fiscal encargado de las pesquisas. Precisamente, estos se encuentran en el punto de mira desde que la semana pasada una testigo clave del caso asegurase haberse visto coaccionada por ambos para declarar de forma incriminatoria contra varios de los investigados del procedimiento judicial.

Tanto Cursach como su mano derecha al frente del grupo empresarial, Bartolomé Sbert, han sido excarcelados --se encuentran en prisión preventiva desde que fuesen detenidos en marzo-- y conducidos en un furgón policial para comparecer en los Juzgados de Palma en una jornada sin precedentes. A las afueras de las dependencias judiciales se agolpaban más de 300 personas que, bajo el lema "Corrupción en el Juzgado de Instrucción" y a gritos de “Que España se entere”, se han manifestado para reclamar la detención del juez Manuel Penalva y del fiscal Miguel Ángel Subirán por las supuestas presiones a las que habrían sometido a la testigo principal del caso.

Familiares y trabajadores de Cursach, en la protesta

La protesta, de la que han formado parte familiares y amigos del empresario, trabajadores del Grupo Cursach y allegados de los encausados --unos 70--, ha partido de los Juzgados de Vía Alemania de la capital balear para recorrer el centro de la ciudad y llegar hasta el Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJIB), donde ha concluido.

Mientras tanto, Cursach, flanqueado por sus abogados Juan Socías y el exfiscal de la Audiencia Nacional Enrique Molina, hacía acto de presencia por segunda vez ante el juez. En la primera ocasión que se vieron las caras, el empresario se acogió a su derecho de no declarar y el magistrado decretó prisión sin fianza contra él. Hoy, tras levantarse hace varias semanas el secreto que pesaba sobre buena parte de la causa, ha decidido responder únicamente a las preguntas del instructor y de su defensa.

Sbert recusará al juez

Sin embargo, antes de que arrancaran las comparecencias de Cursach y Sbert, el abogado de éste, Antonio Martínez, ha inquirido al juez sobre si lo revelado por la testigo y denunciado por varios letrados ante el TSJIB le llevará a abstenerse del caso, a lo que el instructor le ha emplazado a trasladarle esta cuestión por escrito. La defensa de Sbert ha anunciado así que recusará al magistrado para que se aparte de la causa por considerar que concurren dos de las 16 razones contempladas en la Ley Orgánica del Poder Judicial: enemistad con las partes y un interés directo en las investigaciones.

Durante el interrogatorio, que ha durado apenas 15 minutos, Cursach ha manifestado que, como promotor de sus empresas, se ha situado en la cúspide del grupo que ha dominado la noche mallorquina durante las últimas décadas. Ha negado de forma tajante haber pagado sobornos para que funcionarios del Ayuntamiento de Palma velaran por sus intereses y que se hubiera valido de instancias políticas y policiales para salvaguardar sus negocios.

Del mismo modo se ha pronunciado Sbert, uno de directivos de máxima confianza con los que ha contado Cursach al frente de su grupo. El encausado ha asegurado que mientras se encontraba en los calabozos a la espera de declarar ante el juez, un policía se le acercó para presionarle. El agente le instó, ha relatado, a que involucrara en las investigaciones al exdelegado del Gobierno en Baleares y expresidente del PP de Palma, José María Rodríguez, a quien la testigo situó en su día en presuntas orgías que supuestamente costeaba Cursach en un burdel de la ciudad.

Situación "insólita, kafkiana y perversa"

El abogado de Sbert fue uno de los primeros en recriminar la instrucción del caso. Mediante un escrito presentado ante el Juzgado el pasado marzo, el letrado recriminaba que se le denegase el acceso a numerosa documentación de la que se desprendían “elementos esenciales para poder impugnar la situación de privación de libertad” de su patrocinado. Según exponía, la situación generada podía calificarse de “insólita, kafkiana y perversa”.

“La perversión radica en dar pábulo a personas con ánimo espurio, intereses económicos, vengativos o personales enfrentados con los investigados”, aseveraba el abogado. Lamentaba que se hubiera “primado la posición de los denunciantes, contrariando el derecho a la igualdad y defensa con las mismas armas procesales y dando presunción de certeza sólo a lo que posibilitaría una eventual condena”.

A la par que Cursach y Sbert declaraban, la Audiencia Provincial hacía pública la sentencia, fechada el 7 de noviembre, que desestima el recurso que interpuso uno de los sobrinos de Cursach y apoderado del grupo, Pedro Rosselló, contra la condena que le fue impuesta en el primer juicio: 15 meses de cárcel por un delito de obstrucción a la justicia. La resolución considera probado que el acusado amenazó a una testigo del caso, aunque el inculpado negó los hechos.