Interior del aeropuerto de El Prat / EP

Interior del aeropuerto de El Prat / EP

Vida

El aeropuerto de El Prat gestiona 10.000 toneladas de residuos al año

Las instalaciones aeroportuarias reciclan parte de los desperdicios y apuestan por las energías renovables, pero por ahora carecen de un plan para eliminar el plástico

13 octubre, 2019 00:00

El pasado 20 de agosto, el Aeropuerto Internacional de San Francisco (SFO) se convirtió en el primero del mundo en prohibir la venta de agua embotellada en recipientes de plástico (las alternativas son el vidrio, el aluminio reciclado y envases compostables certificados, con opción de rellenarlos en las fuentes instaladas). Unas semanas antes ya le declaró la guerra a las pajitas. Y en 2021 quiere ser una instalación cero residuos, reduciendo al mínimo los utensilios de un solo uso. Las medidas en pro del medio ambiente conciernen a todos.

El SFO recibió más de 57 millones de pasajeros en 2018. Prácticamente los mismos que el Aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez. Y unos pocos más que el Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat. Por lo tanto, el volumen de residuos generados en las tres instalaciones es similar, pero es distinta la forma de tratarlos. Fuentes de Aena –el gestor aeroportuario español– explican a Crónica Global que cada año están desarrollando y reforzando planes para reducir la contaminación en toda su extensión, pero no hay en el horizonte la implantación de una medida como la prohibición del plástico.

Toneladas de plástico y latas

En el caso de Barajas, el volumen de residuos no especiales (papel, cartón, vidrio, plástico, latas, orgánico) alcanzó las 11.900 toneladas en 2017, los últimos datos disponibles. En El Prat, el informe más cercano termina en el 2015, cuando la cantidad ascendía a 5.800 toneladas de basura por 39,7 millones de viajeros. Sin embargo, siguiendo la evolución de pasajeros (50,1 millones en 2018) y tomando como referencia los datos de Madrid, es posible que se sitúe en los últimos años en torno a las 10.000 toneladas. De todas ellas, hace cuatro años, unas 450 toneladas correspondían a envases (plástico y latas); hoy, con la misma proyección, el número podría superar las 750 toneladas.

Residuos generados por el aeropuerto de El Prat en el periodo 2010-15 / AENA

Residuos generados por el aeropuerto de El Prat en el periodo 2010-15 / AENA

¿Qué hace El Prat para reducir la contaminación y la basura? Desde 2006, el aeropuerto recicla y reutiliza un tercio de los residuos no especiales (papel, vidrio, plástico...), pero sigue trabajando para aumentar este guarismo. Ello pasa por reducir el 70% de la basura restante, la que no se puede reaprovechar. Es uno de los “principales objetivos en la gestión ambiental”. Además, “realiza de forma continuada campañas de sensibilización en materia de segregación de residuos, especialmente dirigidas a las empresas de restauración”, que son las que más desechos generan por su actividad. De hecho, el orden de prioridades es claro en este punto: “Minimizar la generación de residuos; controlar la correcta segregación; y reducir la fracción banal (aquello que no se puede reutilizar)”.

Centros de clasificación y recogida de residuos

Para todo ello, El Prat ofrece una quincena de cuartos de recogida para empleados de restauración y tiendas; centros de clasificación de los residuos no aceptados por el sistema anterior (cristales rotos y cartonaje); puntos de recogida de papel y envases que no se pueden reciclar; contenedores de recogida selectiva en los locales de restauración; y contenedores para pilas y tóners.

En el exterior, añade un centenar de contenedores para papel y envases inutilizables, y compactadores de papel, latas, vidrio, materia orgánica, pilas y tóners. Además, dispone de un Centro de Transferencia de Residuos (CTR) para los desechos de las empresas que operan en el aeropuerto. Realiza un seguimiento y control periódicos de todo ello.

Disminuir las emisiones de CO2

Con todo, Aena implanta unas directrices generales para todos sus aeropuertos. Por ejemplo, incluye cláusulas ambientales en el 100% de las contrataciones de la cadena de suministro; y en 2018 aprobó su Estrategia de lucha contra el cambio climático, “con el objetivo principal de alcanzar una progresiva disminución de las emisiones de CO2” a través de “la eficiencia energética y el abastecimiento energético a partir de energías renovables”. De hecho, “el 40% de la compra de electricidad cuenta con el certificado de garantía de origen de fuentes renovables”. Y, aunque han aumentado los pasajeros, han menguado el consumo energético y las emisiones de kilogramos de dióxido de carbono.

Cabe señalar que El Prat fue la primera instalación de este tipo en España en obtener la certificación de su Sistema de Gestión Ambiental bajo la norma UNE-EN-ISO-14001, en 1999. Madrid-Barajas la recibió en 2000.