Una madre con sus hijos usan un ordenador / FREEPIK

Una madre con sus hijos usan un ordenador / FREEPIK

Vida

Cómo abordar la educación sexual de los hijos

Los niños se miran constantemente en sus padres, de forma que cualquier pequeño acto que se haga, como cambiar de canal cuando sale una pareja besándose, les deja huella

24 enero, 2021 00:00

La sexualidad es uno de los temas más espinosos para muchos padres. La falta de herramientas de comunicación o la propia vergüenza o pudor que sienten los padres hacen que este tema se convierta en tabú para gran cantidad de familias. Sin embargo, en un contexto en el que las redes sociales y el acceso fácil y rápido a la información lo marca todo, cómo y cuándo afrontemos la educación sexual será decisivo para la relación futura que los hijos mantendrán en torno al sexo y a sus futuras relaciones.

El principal error que comenten un gran número de progenitores es, para Marian Ponte, psicóloga y sexóloga, considerar que la educación sexual de los hijos empieza en la preadolescencia o en la propia adolescencia. “Si empezamos con la educación sexual en la adolescencia, desde luego llegamos tarde", afirma. 

¿Cuándo debemos empezar a hablar sobre ello?

En este sentido, "la sexualidad abarca todas las etapas de nuestra vida. Ya desde que son pequeñitos nos harán preguntas y nosotros debemos responder adaptándonos a la edad del niño/a. En la etapa preescolar, sobre los dos o tres años, muchos niños ya se tocan, estimulan sus genitales porque lo consideran algo agradable, obviamente sin tener una idea adulta de lo que es la sexualidad”, explica.

Nuestra reacción como padres ante ello será determinante en su relación con el sexo durante toda su vida. Así lo considera Joan Vilchez, sexólogo, psicoterapeuta y psicólogo de Valencia: “Si en la etapa infantil asumimos esas primeras expresiones con naturalidad, ya tendremos mucho camino recorrido porque habremos generado un clima de confianza".

Una adolescente consulta internet a través de su móvil / PIXABAY

Una adolescente consulta internet a través de su móvil / PIXABAY

Construir su autoestima

Esta forma de proceder "es fundamental para construir una buena autoestima-algo que repercutirá directamente en su sexualidad- que sientan en la primera etapa de su vida que son queridos, deseados, amados, tenidos en cuenta y respetados", explica.

Si, por el contrario, "continuamente se están censurando sus acciones o expresiones, es posible que sientan que se están adaptando a un ritmo que no es el suyo y perciban su sistema familiar como algo muy rígido”, detalla Vilchez.

Nuestra actitud dice más que una conversación

Más allá de charlas o conversaciones trascendentales con los hijos, lo que más habla de nosotros como padres, y es algo que influirá directamente en cómo se relacionen nuestros hijos con sus iguales en la actualidad y en el futuro, son nuestras actitudes. “En realidad, aunque los padres no sean conscientes, están educando en la sexualidad en todas las etapas de la vida de sus hijos", expone Marian Ponte.

Los niños son muy observadores, somos su espejo. "Nosotros les enseñamos la relación con el cuerpo, el abrazo, el beso, qué relación tenemos los padres como pareja, si hay besos de forma habitual, qué manera tenemos normalmente de expresarnos. Por tanto, hay una educación, sea consciente o no", relata.

Pequeños actos

Cuando estás viendo la televisión y aparece una pareja besándose y cambias de canal, inconscientemente "estás transmitiéndole a tu hijo un sentimiento de vergüenza por una relación afectivo-sexual”, apunta Ponte. De esta forma, “si actúas de forma incómoda ante temas sexuales, el mensaje que le mandas a tu hijo es que de ciertos temas es mejor no hablar”, sostiene Joan Vilchez.

Por ello, prosigue, “la reacción debe ser completamente opuesta. Es importante aprovechar esos momentos para hablar con los hijos, propiciar un clima de confianza y de comunicación bidireccional. Que exista la posibilidad de hablar, compartir y comunicar les va a dar mucha seguridad”.

Las posturas más placenteras para las mujeres en el sexo / EFE

Las posturas más placenteras para las mujeres en el sexo / EFE

El sexo como fuente de placer y no como un problema

Debemos, además, dejar los temores de lado. “Transmitirle miedos, culpa o plantearle el sexo de forma negativa condicionará la sexualidad de los hijos”, opina Marian Ponte. “Si sólo les explicamos que hay enfermedades de transmisión sexual, que puede haber embarazos no deseados… no estaremos haciendo el planteamiento correcto", expone.

De entrada, "los padres deben hacer entender a los hijos que el sexo envuelve emociones profundas y que, por ello, es importante ser selectivos y también responsables para que sea una fuente de placer y no un problema”, aclara.

Sexualidad y genitalidad

Sin embargo, el principal problema en cuanto a comunicación sexual es que, coinciden estos dos profesionales de la salud mental y la sexología, muchos padres “sólo asocian la sexualidad a la genitalidad”.

Por ello, indica Vilchez, “la crianza es una oportunidad también para los padres de evolucionar y aprender de los hijos, porque pueden ser nuestros maestros muchas veces si tenemos la suficiente sensibilidad para escucharlos, porque los adultos no estamos siempre en posesión de la verdad. Si somos sensibles a eso, ellos se sentirán escuchados, reconocidos y será más fácil que nos escuchen y nos reconozcan a nosotros”.

Delegar la educación sexual en el colegio

Delegar la educación sexual en los profesores y la escuela no es la mejor opción, puesto que precisamente este tema “es responsabilidad de los padres”, considera Vilchez. Pero, matiza, “todos tenemos nuestros límites y es cierto que hay personas que, por sus características, se sienten muy incómodos al hablar de ciertos temas y no saben cómo proceder. No pasa nada si, por lo menos, facilitan que sean otras personas las que puedan apoyarlos o intervenir”.

Además, señala, “en las charlas de sexualidad en los colegios, hay mucha receptividad cuando con los padres se ha dado una gran incomunicación en este tema. Realmente hay una gran apertura cuando alguien a quien no conocen, que viene de fuera, les habla de algo que les interesa sin moralina y sin voluntad de domesticarlos, y se muestra dispuesto a escucharlos. Se crea una buena atmósfera para abordar este tema”.

To All the Boys I've Loved Before

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La pornografía, un problema creciente

Hacer caso omiso a la educación sexual de nuestros hijos, advierte la sexóloga Marian Ponte, hará que ellos descubran la sexualidad de otro modo, y aquí la pornografía, a la que acceden fácilmente, tiene un papel protagonista y puede llegar a alterar por completo su forma de relacionarse. “Genera que el cerebro tenga zonas de recompensa, estimula la dopamina y como en la adolescencia la testosterona está mucho más activa, hace que cada vez queramos más", explica.

"Cuando te tengas que relacionar con el otro, esto te afectará, porque la pornografía se centra en los orgasmos, se centra en la cantidad, no existe la calidad, no existe el afecto. Si cada vez vas viendo cosas más fuertes, acabarás por necesitar más impactos para tener la misma estimulación. Eso cambiará la manera en que te relaciones con el otro. Y puede ser peligroso si eso sucede a edades muy tempranas" apunta.

Lejos de la vida real

No podemos olvidar que nosotros "interiorizamos lenguajes, ideologías y modelos, y al final puede derivar en una relación difícil, porque los hombres no siempre están disponibles y las mujeres no siempre disfrutan con las prácticas que salen en la pornografía. Por tanto, la pornografía nos aleja de la vida real y de las necesidades reales y de ver a la persona", expone Ponte.

En este sentido, "se acaba viendo al otro como un objeto para ofrecerme placer. Perderse sólo en el placer también nos puede robar la humanidad si no está medido como una educación y como unos valores”, sentencia.