Riviera Club, hoy un amasijo de hierro y cemento, abre de nuevo sus puertas en Mataró (Barcelona).

Riviera Club, hoy un amasijo de hierro y cemento, abre de nuevo sus puertas en Mataró (Barcelona).

Vida

Reabre el Club Riviera, la 'catedral del Sexo' de Cataluña

El macroburdel de Castelldefels renace en una nueva ubicación cercana a Mataró

8 febrero, 2016 17:21

Vuelve el Club Riviera. La catedral del Sexo de Cataluña ha reabierto en un discreto club de carretera de Cabrera de Mar (Barcelona). El lupanar ya opera con la marca y el plácet del icónico sello erótico desde diciembre, cuando acabó una renovación iniciada en verano. De este modo, el prostíbulo renace desde que fuera clausurado en 2009 por orden judicial.

"El nuevo Riviera lo lleva el mismo equipo gestor, aunque ahora actúan con mucha más cautela", explican las fuentes consultadas. En efecto, la dirección deberá sortear un obstáculo: la marca Club Riviera está registrada por Alejandro R., uno de los tres accionistas del club. De los otros, Antonio H. y José V., nada se sabe. En la fábrica de cemento del primero, Antonio H. "no es encuentra", aunque figura como administrador único desde el 22 de enero.

Preguntado por Crónica Global, un portavoz del club ha rechazado explicar su transformación en la icónica casa de lenocinio.

Bretes para impresionar

El bajo perfil de los tres accionistas no es óbice para que el nuevo Riviera haya empezado una campaña de propaganda. El club sostiene que ha recogido el testigo del famoso prostíbulo desde diciembre, cuando acabó un ambicioso lavado de cara. "Después de años de sacrificio y esfuerzo llega el momento de comunicaros lo que tanto tiempo llevábamos todos esperando… Vuelve el Club Riviera en Mataró", reza una nota oficial del club.

En los aspectos formales, el local ofrece 50 chicas con tarifas de 50 a 80 euros según servicio, transporte privado y la posibilidad de organizar fiestas para grupos.

El sector desconfía

Preguntado por la reapertura de la titánica casa de meretrices, un empresario del ocio para adultos no lo ve claro. "Muchos han intentado recoger la marca Riviera desde su cierre en 2009. ¿Será esta la definitiva?", se pregunta en conversación con este diario.

La misma fuente, al frente de un club en Cataluña, recuerda que la casa de sexo New Riviera en la avenida de Sarrià (Barcelona ciudad) ya había intentado levantar la bandera del icónico lupanar. "Y eso que era un local de apenas 80 metros cuadrados", insiste. ¿Tiene miedo de que se le lleven las chicas? "Ninguno. El Riviera nació y murió", sentencia.

Por su parte, vecinos del lugar confirman que, de momento, el Riviera está siendo un gatillazo. "No se ve mucho movimiento de vehículos. Es un club discreto", afirman.

Problemas legales

Cualquiera que sea su éxito, el templo del libertinaje de Castelldefels, hoy un amasijo de hierro y cemento, se traslada a un lugar no menos polémico. "El Club Calypso cerró en 2005. En 2012 reabrió tras asestar un mazazo al Ayuntamiento de Cabrera de Mar. Ganó la causa en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña al perder la licencia, reclamó el lucro cesante, y se llevó de uno a dos millones de euros", explica una fuente cercana. 

Interior del Club Riviera

Interior del Club Riviera

Interior del Club Riviera

La accidentada singladura del Calypso tiene más capítulos. En 2007, un proxeneta ruso de nombre H. recibió dos condenas por delitos contra los ciudadanos extranjeros, y sendas condenas por explotación lucrativa de la prostitución de dos personas. La sentencia fue ratificada por el Tribunal Supremo al año siguiente.

"Era la 'Catedral'"

El Club Riviera de Castelldefels fue clausurado por orden judicial en 2009, tras descubrirse una supuesta trama de colaboración entre proxenetas, policías y abogados. Seis años después, el caso contra los empresarios se desinchó, y el cierre del burdel fue declarado ilegal por el Tribunal Supremo.

Fuentes que trabajaron en el club recuerdan las "largas colas" de coches en la entrada al prostíbulo, y el "desmadre" en el interior. En el escrito de condena contra los propietarios, la Audiencia Provincial de Barcelona consignó que en el Riviera oficiaban 150 mujeres y que el negocio ingresaba 16,2 millones de euros al año.