Ramón Jiménez, Pepe Iglesias y Xavier Bertolín en el Ibero III / FUNDACIÓ LA CAIXA

Ramón Jiménez, Pepe Iglesias y Xavier Bertolín en el Ibero III / FUNDACIÓ "LA CAIXA"

Vida

Una clase de Historia dentro de un velero

La Fundación "la Caixa" conmemora el 500 aniversario de la expedición Magallanes-Elcano con una explicación pedagógica desde una embarcación

6 octubre, 2020 15:19

Hace 500 años la famosa expedición Magallanes-Elcano dio la primera vuelta al mundo. Un hecho que la Fundación “la Caixa” ha querido rememorar subiendo a miles de alumnos a bordo del velero Ibero III.

El barco, que viene de dar la vuelta a España atracando en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz),  Sevilla , Lisboa y Valencia, llegó este 5 de octubre de octubre y cierra su ciclo el 9 de octubre. Durante estos días, unos 11 grupos de 15 alumnos cada uno podrán conocer la Historia de una forma amena y conocer cómo es un barco por dentro.

Primer acercamiento al mar

“En nuestro trayecto hemos visto como muchos niños que viven en ciudades con mar han ido a la playa pero nunca han ido a un puerto, ni pisado un barco”, afirma el director del Área de Acción Comercial y Educativa de la Fundación ”la Caixa”, Xavier Bertolín. Con ello, han visto que el proyecto de EduCaixa no sólo acerca a los más pequeños a la Historia sino también a la vida marítima.

La entidad ha embarcado a este proyecto a dos grandes colaboradores. Por un lado, el historiador y periodista Ramón Jiménez Fraile quien explica de manera completamente didáctica y con una gran pasión las aventuras de la expedición Magallanes-El Cano. Por otro, al patrón y propietario del barco, Pepe Iglesias, quien muestra a los pequeños como es un velero actual y sus diferencias con los de hace 500 años.

Velero Ibero III atracado en el Port del Forum / JC

Velero Ibero III atracado en el Port del Forum / JC

Historia y valores

Todos juntos buscan explicar “cómo han cambiado las cosas en 500 años de Historia, que sucedió, cómo fue la expedición, quién participó y como fue y es ahora la vida en un barco”, señala Bertolín. Desean además transmitir los valores de una tripulación como la de Magallanes-Elcano y que perviven hasta ahora.

El responsable del departamento educativo de la Fundación los resumen en “las cuatro C: Comunicación, Colaboración, Creatividad y Pensamiento Crítico”. A lo que Jiménez añade “la Q de Equipo”.

Relevancia

El historiador relata con pasión todo lo que ha descubierto en este proyecto con el Ibero III, el acceso a documentos históricos del descubrimiento hecho hace 500 años y consigue transmitírselo a los alumnos. “Hablamos del lado humano de la Historia”, del que menos se habla para priorizar los nombres de los que hay en las estatuas.

Recuerda como al final de las ramblas está Colón y poco se sabe de Magallanes, quien fue el responsable “del descubrimiento de la Tierra” tal y como se conoce hoy. Y es que el aventurero descubrió tres cosas: el paso que lleva su nombre, el Pacífico y las Filipinas. Y no fue fácil, relata Jímenez, de hecho, "hasta que cruzaron por el Cabo de Hornos (Chile) pasaron 60 años" ya que implica una gran dificultad por las corrientes y vientos. "Y desde que se cruzó por primera vez y desde entonces, quienes lo hacían se colgaban un aro en la oreja", como si fuera una medalla. Y de allí viene la fama de los marineros y sus pendientes.

Pepe Iglesias, Ramón Jiménez y Xavier Bertolín / JC

Pepe Iglesias, Ramón Jiménez y Xavier Bertolín / JC

Niños que hicieron Historia

A los visitantes del Ibero III --alumnos de ESO y algunos de Primaria--, les recuerda que gente como ellos protagonizaron la historia. “El 20% de la tripulación de Elcano eran grumetes”, muchos de ellos tenían entre 12 y 16 años, señala.  “Los niños y los jóvenes jugaron un papel decisivo en tareas de mantenimiento y medición” en la histórica expedición marítima.

Por aquel entonces sólo se conocía como medir la distancia a la que se estaba del Ecuador. Pero fueron dos grumetes, dos niños de la expedición, quienes midieron las distancias. “Uno era el encargado de tirar cuerdas, atadas con nudos --de allí que las mediciones en alta mar sean en nudos--, desde que se partió del puerto de Sevilla en 1519 hasta la llegada al estrecho. “El otro, con un reloj de arena medía el tiempo”, afirma. Y eran menores. De hecho, cuando el Ibero III atracó en Valencia, Jiménez fue a los archivos y vio que Joan Oliver, de 12 años, fue uno de ellos.

Didáctica

Todo esto, lo explica de forma clara y amena a los más pequeños. Con dos globos hinchables con la ruta de la expedición española, fotografías comparativas entre las embarcaciones de entonces y ahora… Y la respuesta funciona. “Los niños me han dado a mi mucho más de lo que yo les he dado a ellos”, asevera Pepe.

Las cifras de las visitas al proyecto de la Fundación “la Caixa” lo constatan. Unas 3.000 personas habrán pisado el barco y repasado la Historia de España desde que el barco iniciara su andadura la última semana de agosto en Sanlúcar de Barrameda. Y eso que los grupos de escolares se han limitado a 15 alumnos por motivos del coronavirus.

Velero Ibero III de EduCaixa / JC

Velero Ibero III de EduCaixa / JC

Pandemia y bancos

De hecho, la pandemia también resuena en el proyecto educativo del Ibero III. Jiménez conoció que cuando el Magallanes partió había un brote de cólera. “Ellos también pasaron por esto, y nos enseñan que, si hacemos las cosas bien, se puede salir de esta”, sentencia el historiador.

Una enseñanza que viene con otra: “detrás de un gran proyecto siempre hay un gran banco”. Lo dice, porque en el camino, que “ha leído mucho”, el divulgador ha conocido que pese a que Magallanes fue el descubridor del estrecho americano que une el Pacífico y el Atlántico, una entidad bancaria portuguesa ya tenía datos sobre la existencia de ese paso. “Pero no lo podían revelar porque no era su hemisferio”.

Ibero III

El repaso histórico y el descubrimiento de cómo es la vida en un barco como el Ibero III, con 27 metros de eslora, capacidad para 14 personas, una impresora 3D, y un cuadro de manos que portátil “como el de una PlayStation” dejan a los niños “alucinados”.

Desde la Fundación, muestran con orgullo el éxito de este proyecto educativo que quisieron arrancar el 16 de marzo y que la pandemia del Covid obligó a retrasar y limitar. Asimismo, consideran que han conseguido sus objetivos: “ahondar en la aventura de la primera vuelta al mundo y poner de relieve los valores de la navegación, aplicables a cualquier otro ámbito”.