Cataluña tiene hoy 15 grandes ciudades más que hace 20 años

Barcelona, la capital, lidera la estadística, con 1,6 millones de habitantes en 2020, 160.000 más que en 2001. A continuación aparece la vecina L’Hospitalet de Llobregat, con 269.000 almas y, en tercer lugar, figura Terrassa (223.627), superando a Badalona (223.166) y Sabadell (216.520), aunque hace dos décadas se situaba por detrás de ambas. Completan los 10 primeros lugares Lleida (140.403), Tarragona (136.496), Mataró (129.661), Santa Coloma de Gramenet (120.443) y Reus (106.168). La cuarta capital de provincia, Girona (103.369), está justo un peldaño por debajo. Todas ellas han crecido.

Las novedades de la lista

No son las únicas. De hecho, las 67 grandes ciudades de Cataluña tenían en 2020 más población que en 2001. Muchas están desde el principio; otras, en cambio, se han ido sumando sobre la marcha y ahí se mantienen: Santa Perpètua de Mogoda (desde 2003), Olesa de Montserrat (2004), Esparreguera (2004), Sant Feliu de Guíxols (2005), Castellar del Vallès (2005), Salou (2005), Palafrugell (2005), Calafell (2006), Vila-seca (2008), Amposta (2008), Manlleu (2007) y Vilassar de Mar (2013). Las últimas incorporaciones son Les Franqueses del Vallès (2019), Sant Quirze del Vallès (2019) y Banyoles (2020). La única excepción de esta tendencia es Roses, que asomó la cabeza en 2010 y 2011 en este selecto grupo y desapareció de él. Todavía no se conocen los datos del 2021.

En 2020, las ciudades catalanas con más de 20.000 habitantes concentraban 5.568.059 ciudadanos (el 71,5% de la población). Es decir, siete de cada 10 catalanes se repaten en 67 municipios, y el otro 29% se divide entre las 880 localidades restantes. Pero, dentro de las metrópolis, también aparecen notables desigualdades de distribución: 47 de estas urbes se encuentran en Barcelona; 10, en Tarragona; nueve en Girona, y solo una en Lleida. Asimismo, por comarcas, el 23,3% de los vecinos de las grandes ciudades residen en el Barcelonès; el 10,9%, en el Vallès Occidental, y otro 9%, en el Baix Llobregat, seguido del Maresme (2,96%). Todas ellas son zonas que rodean la capital, Barcelona.

Los 35 municipios a punto de desaparecer

En paralelo a ello también aumentan los municipios en elevado riesgo de desaparición (100 habitantes o menos). En 2020 eran 35, dos más que en el año anterior. No obstante, merece la pena enumerar que, de las 880 localidades con menos de 20.000 ciudadanos, más de la mitad (486) cuentan con 1.000 vecinos o menos, de las cuales, 337 están por debajo 500, incluidas las 35 con menos de un centenar de personas. Esos 486 pueblos suman 192.323 catalanes sobre una población de 7,78 millones; es decir, el 2,8% del total.

Más en detalle, los 35 municipios catalanes con menos de 100 vecinos y, por tanto, con muchas posibilidades de desaparecer en el corto plazo, se distribuyen en 17 comarcas y, por provincias, Lleida (12) y Barcelona (11) encabezan la relación, por delante de Tarragona (ocho) y Girona (cuatro). Asimismo, siete de estos pueblos casi vacíos se encuentran en  la Conca de Barberà (Tarragona); y otros seis, en el Berguedà (Barcelona). En la última actualización, con respecto al 2019, salen de la zona de máximo peligro Fulleda y Margalef; entran, sin embargo, Canejan, Susqueda, Conesa y Meranges. Pero varios factores marcarán el destino de las poblaciones.

Los 35 municipios de Cataluña con menos de 100 habitantes / CRÓNICA GLOBAL

Pérdida de vecinos y envejecimiento

Por ejemplo, 27 de los 35 pueblos han perdido vecinos en el último lustro; seis los han ganado, y dos están igual que en 2016. Asimismo, preocupa que en la mayoría de estos núcleos la población está envejecida, lo que complica su supervivencia. Por último, tampoco son positivas las tasas de masculinidad: en casi todos estos municipios hay más hombres que mujeres; la mujer es fundamental para fijar población.

¿Cambiará esta tendencia la pandemia? Uno de los motivos de la despoblación es la aspiración a alcanzar una vida personal y familiar de calidad, aunque el teletrabajo puede ser el pasaporte para ir de la ciudad a estos pueblos, donde la tranquilidad y la naturaleza protegen de las aglomeraciones y los agobios. No obstante, también es responsabilidad de la Administración (en todos los niveles) una inversión suficiente para que no falte de nada en estos municipios. Algo que, por ahora, no se lleva a cabo.

Fuente: Idescat