Un tramo de la AP-7 que sufre retenciones / EP

Un tramo de la AP-7 que sufre retenciones / EP

Vida

Los camiones, el repunte del turismo y la falta de mossos convierten la AP-7 en una ratonera

Las medidas de Trànsit se muestran incapaces de descongestionar la autopista, que acumula retenciones crónicas desde el fin de los peajes

10 agosto, 2022 00:00

Y el caos volvió a la AP-7. El último colapso de la autopista catalana ha vuelto a poner en apuros al Servei Català de Trànsit (SCT). Su director, Ramon Lamiel, sugirió ayer la limitación ocasional de la velocidad a 100 kilómetros por hora cuando haya "congestiones muy importantes". Una medida que se suma a la batería de propuestas que la Consejería de Interior puso sobre la mesa en junio y que todavía no han dado resultados.

Las fuentes consultadas por Crónica Global coinciden en señalar el principal problema de la infraestructura: la sobrecarga de vehículos que circulan tras el fin de los peajes. "Ya advertimos de que esto sucedería cuando se quitaran las barreras sin instaurar ninguna alternativa", manifiesta Ignasi Sayol, presidente del Clúster Logístico de Cataluña. "La solución pasa por reincorporar algún mecanismo de pago disuasorio. Nosotros proponemos la viñeta", añade.

Más camiones y turismos

Mientras no se pinche este exceso de demanda, Sayol argumenta que fracasarán todas las actuaciones. Los datos le dan la razón. En apenas un año se ha registrado un aumento de 40.000 camiones40.000 turismos al día en la AP-7. Esto supone un crecimiento del 40% en un solo ejercicio.

La posibilidad de disfrutar de una ruta sin barreras hasta Francia ha atraído a los transportistas hacia la autopista, que tradicionalmente no era una opción apreciada por el tráfico pesado. A este hecho se ha sumado la necesidad de ahorro de un colectivo especialmente castigado por la subida del precio del carburante.

Embotellamientos crónicos

Pero también el repunte del turismo, tanto nacional como extranjero, se ha pasado a la arteria autonómica para evitar otras carreteras para llegar a sus destinos. "En esta situación, un pequeño problema provoca embotellamientos en la autopista", lamenta Sayol. Esta es la china en el zapato de Trànsit: cualquier avería o choque provoca una cadena de parones que termina colapsando la infraestructura.

Es verdad que la Generalitat ha tomado medidas. En julio restringió el paso de camiones los domingos de ese mes entre las cinco y las diez de la noche. Además, en algunos tramos limitó su velocidad y los encajó en el carril de la derecha. Por otro lado, se adecuaron algunos carriles suplementarios y se recuperó un servicio de grúas urgente. Pero de todos modos en julio volvieron a darse colas kilométricas tanto el día 4, tras un siniestro entre Sant Cugat del Vallès y El Papiol, como el 30 del mismo mes por un accidente en Parets del Vallès. El choque mortal de un camión del pasado lunes, a la altura de Fogars de la Selva, ha dejado cortado un carril durante 24 horas.

Área de peaje de la autopista AP7, concesión de Abertis / EFE

Área de peaje de la autopista AP7, concesión de Abertis / EFE

Se triplican los accidentes mortales

La sobrecarga de vehículos ha estresado una vía de solo tres carriles que ya acumulaba retenciones puntuales en su etapa de pago, sobre todo durante los fines de semana y las operaciones de retorno o salida de vacaciones y festivos. De resultas, este estrés viario ha causado un auge de los datos de siniestralidad.

En lo que llevamos de 2022 ya han muerto el triple de conductores en accidentes que en el mismo periodo de 2019, según datos oficiales. En concreto, 17 personas fallecidas en 14 siniestros --si bien en el conjunto de las carreteras catalanas la mortalidad ha caído un 6,5%--. Si bien la reducción de la velocidad máxima podría ayudar a rebajar estas cifras negras, Sayol indica que no tendrían afectación sobre el volumen de tráfico.

Sin refuerzos de mossos

Para ello, la clave está en lograr redirigir parte de los trayectos hacia el sistema ferroviario y en reinstaurar algún control de acceso a la infraestructura para descongestionarla. Propuestas que se respaldan desde el sindicato CCOO, que ostenta la mayoría de delegados en el sector de carreteras, aunque se precisa que solo se materializarán a medio o largo plazo.

El coordinador de la sectorial de Mossos, José Antonio Pérez, también pone sobre la mesa la falta de agentes en la división de tráfico de la policía autonómica. "Antes de los peajes éramos 900 y ya íbamos cortos. Después del fin de los peajes somos todavía 900, cuando hemos calculado que necesitaríamos unos 1600 agentes", explica. Menos efectivos equivale a menos capacidad de respuesta y de control, argumenta Pérez. El pasado junio, Lamiel afirmó que "no estamos mejor pero tampoco estamos peor" que hace un año. Mientras tanto siguen los embotellamientos.