Álvaro de Marichalar, junto al logo de BlaBlaCar / FOTOMONTAJE CG

Álvaro de Marichalar, junto al logo de BlaBlaCar / FOTOMONTAJE CG

Vida

Cuando Álvaro de Marichalar montó en un BlaBlaCar

Una periodista desvela la desternillante experiencia con el noble en un coche compartido

29 octubre, 2016 11:51

Pesadilla en BlaBlaCar. Así titula la periodista Sabina Urraca la reseña de su presunta experiencia con Álvaro de Marichalar a bordo de un coche compartido de BlaBlaCar. Según la reportera, el noble habría subido a un vehículo que ella utilizaba junto con otro chico para cubrir el trayecto entre Logroño y Madrid. A mitad de camino subió al coche el hermano mayor de Jaime de Marichalar, asegura Urraca en El Estado Mental.

"Yo no me pongo cinturón. Tuve un accidente a los 18 y casi me quedo atrapado por el maldito cinturón", asegura la periodista que sostuvo el noble cuando se sentó en el asiento delantero del utilitario.

Durante todo el trayecto, el navegante y empresario estuvo sentado con las piernas abiertas y haciendo llamadas telefónicas "a un volumen tan estridente que no sabía si realmente quería pavonearse de su vida high class o el respeto por los demás no entraba en su cerebro anegado de sangre azul. Todo giraba en torno a propiedades, eventos y euros".

Hazañas

La historia continúa con, supuestamente, el mayor de los Marichalar cantando sus proezas en la vela ligera. "Empezó una conversación de machos con el amable y dulce profesor de kárate, que no sabía dónde meterse ante la ristra de hazañas viriles cantadas a golpes de pecho peludo. Habló de que había batido no sé cuántas veces el récord del mundo en embarcación de tres metros de eslora", agrega la viajera.

El resto de ocupantes, la periodista y un profesor de karate, habrían dejado al noble en la avenida de América de Madrid.

"Todo el viaje fue una representación, un símbolo de esta España rancia que vivimos y en la que la mierda fresca nos lanza continuos destellos burlones: los grandes vencen, se sientan con las piernas abiertas, robando el espacio de la gente de a pie. Los plebeyos, compungidos, no levantamos cabeza", concluye en tono lacónico.