Interior del CEIP Mediterrània, situado en el barrio de la Barceloneta.

Interior del CEIP Mediterrània, situado en el barrio de la Barceloneta.

Vida

Alumnos de la Barceloneta pasan de los barracones a las goteras

El CEIP Mediterrània, inaugurado en 2013 después de sobrevivir seis años en módulos prefabricados, tiene grietas y mobiliario oxidado. Cuando llueve se inunda el comedor escolar

9 abril, 2016 23:05

Tres años después de que fuera inaugurado a bombo y platillo por las autoridades, el CEIP Mediterránia tiene grietas, goteras y mobiliario oxidado. Llueve sobre mojado, porque durante seis años, los alumnos de este centro situado en el barrio de la Barceloneta recibieron clases en módulos prefabricados, conocidos popularmente como barracones. La precaria situación dio lugar a numerosas movilizaciones por parte de padres, profesores y alumnos. Las reclamaciones fueron finalmente escuchadas y, en 2013, la entonces consejera de Enseñanza, Irene Rigau, y el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, inauguraron las nuevas instalaciones. Pero los problemas han vuelto a este centro, muy vistoso por fuera, pero que se deteriora por dentro.

Inundaciones

“Ventanas rotas, grifos que no funcionan, goteras que se filtran por la instalación eléctrica, muebles oxidados….”, denuncia a Crónica Global la presidenta del AMPA, Montse López. Cada vez que llueve, explica, se inunda la entrada del colegio y hay goteras en el comedor de los niños. Las sillas y mesas ya eran de segunda mano cuando se estrenó el edificio y, tras las quejas presentadas ante el Consorcio de Educación de Barcelona, “la única solución que nos ofrecen es ir a un almacén para elegir mobiliario, pero también de segunda mano”. Según López, “el centro logró una partida de 900 euros, pero se destinó a sillas del profesorado”. Este diario intentó recabar información del citado Consorcio, sin éxito.

La concejal del PP en el distrito de Ciutat Vella, Elisabeth Jiménez, ha indagado respecto al recorte del presupuesto del nuevo centro, que en un principio se fijó en 4,6 millones y, finalmente, quedó reducido a 4,1 millones, pero no ha obtenido respuesta. Hace dos años se presentó en el Parlamento catalán una pregunta dirigida a la consejería de Enseñanza de la Generalitat para aclarar si esa rebaja afectó a la calidad del material utilizado. “Pero no nos contestaron, por lo que hemos vuelto a presentarla. También lo hemos hecho a nivel municipal”, explica Jiménez.