El campo catalán, en alerta roja. Viticultores, viveristas y agricultores alertan de que un brote de xylella fastidiosa sería la "ruina" para sus explotaciones. El sector trabaja a destajo para alzar un muro contra la bacteria, que hasta ahora se ha aislado en Italia, Francia y Mallorca. Hasta el momento, el sector primario catalán ha salido indemne, pero la Generalitat de Cataluña se refuerza para evitar un brote del fitopatógeno.
Preguntadas por la cuestión, fuentes no oficiales de la Consejería de Agricultura, que comanda Meritxell Serret (ERC), han confirmado que los inspectores fitosanitarios se han contratado este año antes de tiempo. "Se han realizado visitas a la zona afectadada de Italia y se han hecho reuniones con el sector. Todo el trabajo se hace desde una mesa de coordinación", explican las mismas voces.
"Preocupados por su agresividad"
El Instituto Catalán del Vino (Incavi) consigna "intranquilidad" en el sector por los brotes de esta bacteria en Europa.
"En la vid estamos acostumbrados a lidiar con plagas. No obstante, en este caso preocupa la extrema agresividad. La xylella tiene como huésped a unas 200 especies y se transmite por la vía de los insectos cicadélidos. Es un problema muy grave", avisa Lluís Giner, técnico del Incavi.
Giner recuerda que en esta época del año los viticultores se encuentran en plena poda. "Cuando puedan entrar máquinas en los campos empezarán a abonar y regar. Estamos preparando la próxima temporada", agrega.
"Sería la ruina"
Si en los viñedos catalanes se poda con un ojo puesto en el resto de Europa, en los invernaderos la alarma es mucho mayor. "Es un problema de primer orden. En Cataluña más de 300 empresas dependen del comercio de las flores. Y con las medidas que ha impuesto la Unión Europea, la compraventa se ha dificultado mucho".
El análisis es de Pol López, presidente de la Federación de Agricultores Viveristas de Cataluña. El empresario enumera las directrices de cuarentena que ha ordenado la Comisión Europea: "Si hay una sospecha se impide el movimiento de plantas en un radio menor. Si el brote se confirma, se obliga a quemar todas las especies de riesgo en un radio de 20 kilómetros".
Todo ello desespera a las empresas, que ven peligrar sus exportaciones. "Comerciar empieza a ser una tarea ardua. Cada planta tiene su pasaporte. La inseguridad económica que provoca es notable. Aunque si hubiera un brote sería la ruina", apostilla López.
"Se está trabajando"
Los encargados de detectar y aislar la bacteria serían los técnicos de la Consejería de Agricultura, que cuenta con el apoyo de las explotaciones.
"El campo catalán está limpio. Me gustaría enviar ese mensaje. Pero si es cierto que hay intranquilidad porque son muchas especies en riesgo", admite David Borda, jefe sectorial de flor y planta ornamental del sindicato Jarc-Coag.
"Se está trabajando para evitar que la xylella llegue a la región --agrega Borda--, con la emisión de certificados para las explotaciones. También se hacen catas preventivas. De momento, todas han dado negativo. En Cataluña, específicamente, los sectores más expuestos son el vitivinícola y la planta ornamental".
Pérdida económica y patrimonial
Cabe recordar que la xyllella fastidiosa es una bacteria fitopatógena capaz de filtrarse y obstruir los vasos de savia de unas doscientas especies. La enfermedad vegetal seca las plantas huéspedes, pudiendo ocasionar la muerte de los ejemplares.
Originaria de Estados Unidos, en 2013 se detectó el primer brote en Europa en Apulia (Italia). El caso obligó a matar un gran volumen de olivos en el país que es el segundo productor mundial de aceite.
En mayo se detectó otro foco en Francia y el pasado noviembre, otro positivo en la isla de Mallorca.
"Los daños que ocasiona la plaga son eminentemente económicos. Provoca el embargo de ejemplares y el bloqueo del comercio. Pero sus efectos son también sobre el patrimonio: acaba con olivos centenarios en cuestión de semanas", concluye Lluís Giner.