Uno de los adolescentes que han quedado atrapados detrás de las pantallas / PIXABAY

Uno de los adolescentes que han quedado atrapados detrás de las pantallas / PIXABAY

Vida

Adolescentes: más de un año atrapados detrás de las pantallas

El confinamiento ha incrementado el tiempo que los más jóvenes pasan en las redes sociales y ha generado mayor aislamiento social y adicción

19 abril, 2021 00:00

El confinamiento ha supuesto un antes y un después en la vida digital de adultos, niños y adolescentes. Su relación con las pantallas y el tiempo que han pasado expuestos a ellas han aumentado de forma espectacular. La difícil conciliación de los padres, a caballo entre el teletrabajo y su función como educadores, ha hecho que haya cierta permisividad en la exposición a pantallas.

Así lo demuestra el informe anual sobre los hábitos digitales de los menores Aplicaciones y menores: un año atrapados detrás de las pantallas, un estudio realizado por Qustodio, entre 100.000 familias con hijos de 4 a 15 años en España, EEUU y Reino Unido durante 2020.

Más tiempo en las redes sociales

Según este estudio, el uso de las apps educativas, improvisadas sustitutas de profesores, se disparó un 162% en el primer semestre de 2020. Durante el resto del año, su crecimiento fue de un 54%. El tiempo empleado en plataformas de vídeo online creció un 25%; en apps de videojuegos, un 23%; y en aplicaciones de comunicación, un 49%. Las redes sociales acaparan, por eso, el mayor aumento: los menores pasaron un 76% más de tiempo en ellas, en comparación con 2019.

“La pandemia --y sobre todo el confinamiento-- fue un momento muy complicado en todos los sentidos. A los adolescentes, el hecho de no salir de casa no les va bien; no ir al colegio, tampoco; hacer las clases online es menos favorable, sin duda, que hacerlas de forma presencial; y, claro, las pantallas han sido un recurso muy utilizado que ha creado hábitos de más uso”, explica Marc Masip, psicólogo experto en adicción a nuevas tecnologías.

Jóvenes navegan por internet / PIXABAY

Jóvenes navegan por internet / PIXABAY

Atracción por lo digital

Para Eduardo Cruz, CEO y cofundador de Qustodio, "detrás del radical aumento en el tiempo de uso de los dispositivos se esconde una imparable transformación de nuestra sociedad en un medio dominantemente digital. Esta transformación viene liderada por los más jóvenes, que han visto cómo el mundo material ha cerrado sus puertas con especial dureza para ellos. Una parte cada vez más representativa de la nueva generación de jóvenes post-Covid experimenta el mundo cotidiano como un sinfín de barreras y problemas a los cuales no merece la pena dedicar ni esfuerzo ni atención. La alternativa de una vida digital llena de nuevas posibilidades, todas ellas aparentemente más sencillas, sin reglas preestablecidas y llenas de casos de éxito, está generando una atracción cuasi magnética para los más jóvenes”, apunta.

Además, aunque Cruz cree que este comportamiento que muestra el estudio no va a ser constante, sí tiene claro que será "distinto a los momentos previos a la pandemia. Los hábitos asumidos durante el Covid-19 serán difíciles de modificar, sobre todo en los menores. Es esperable que las plataformas dominantes sigan creciendo y ofreciendo servicios cada vez más especializados y personalizados, incluyendo adaptaciones de servicios populares para menores. Sin ir más lejos, Instagram recientemente anunció la creación de una versión de su servicio para niños".

Consecuencias en el mundo real

El duro confinamiento y las posteriores restricciones sanitarias, que impiden juntarse a más de dos grupos burbuja, ha hecho que Whatsapp se siga manteniendo como la aplicación de comunicaciones más popular y que los niños usen Zoom unos 50 minutos por día, un 56% más que antes de la pandemia. Que ahora la forma mayoritaria de relacionarse sea digital "es algo que me preocupa", sostiene Marc Masip, CEO de Desconecta. "Me inquieta que los chicos se relacionen más a través de la pantalla que cara a cara. Las relaciones a través de una pantalla son menos reales y, además, proporcionan menos herramientas interpersonales para tener una relación más sana. El consejo que siempre se debe dar en estos casos es que todo lo que digas a través de una pantalla debe tener una consecuencia en el mundo real y que la comunicación a través de la pantalla suele ser algo más cobarde, que puede malinterpretar o magnificar ciertas cosas. Todo debe tener una consecuencia real", confirma Masip.

El encierro --y posterior distanciamiento social-- ha hecho a las redes sociales las grandes protagonistas de la pandemia. Según el informe anual de Qustodio, el tiempo promedio en las aplicaciones de redes sociales ha sido en 2020 un 76% más alto que en 2019. El premio a la red estrella entre los menores se lo lleva TikTok. En esta app pasan una media de 75 minutos al día, un 100% más que en 2019.

Niños ríen ante dos ordenadores portátiles / PIXABAY

Niños ríen ante dos ordenadores portátiles / PIXABAY

Cambio en la forma de relacionarse

En cuanto a apps de vídeo, Youtube sigue en el número uno con diferencia, aunque es cierto que su ventaja se está reduciendo con el aumento de la competencia, como por ejemplo Twitch. Esta plataforma ha visto aumentado su crecimiento en un 150% y ya ocupa la tercera posición en el ranking de aplicaciones de vídeo más utilizadas por los menores españoles.

Sobre cómo afectará esta (excesiva) exposición de la infancia o adolescencia a pantallas, Masip considera que "todavía es pronto para decirlo, porque estamos en un proceso de conocimiento muy embrionario. Aunque me atrevo a pronosticar que les afectará en muchísimas cosas, sobre todo en la capacidad para relacionarse, en la afectividad. Lo que más me inquieta es el hecho de que pierdan vida por estar constantemente delante de la pantalla, de forma obsesiva o de forma dependiente, porque es algo que no es sano", lamenta.

Aislamiento social y menos rendimiento académico

Las consecuencias de estar demasiado expuesto a pantallas están ahí, aunque algunos padres tarden más en detectarlas: “aislamiento social, bajada en el rendimiento académico, conflictos familiares, pérdida de interés en otras actividades, hasta en algunos casos puede haber agresividad”, detalla Masip.

Este psicólogo catalán, que reconoce que la adicción que más trata es a los videojuegos, no manifiesta, sin embargo, que el confinamiento haya generado más adictos a las pantallas. Simplemente nos ha hecho abrir los ojos y pararnos a observar. “Nos ha ayudado a darnos cuenta de lo que le pasa a nuestro hijo cuando le sacas la pantalla. Nos hemos dado de bruces con la realidad del abuso de las pantallas”, admite. El informe de Qustodio revela que 6 de cada 10 padres han observado conductas adictivas durante el último año.

Una adolescente refleja una situación de acoso delante de un ordenador / EUROPA PRESS

Una adolescente refleja una situación de acoso delante de un ordenador / EUROPA PRESS

Adicción por la sobreexposición

Para evitar que pasar demasiado tiempo mirando a la pantalla derive en una adicción, desde Desconecta recomiendan "no dar un móvil propio con conexión a internet antes de los 16 años. La conexión a pantallas debe ser en la escuela y en un porcentaje de exposición mucho menor al que hay actualmente. Y las redes sociales a partir de la edad que marcan las mismas, que son entre 14 y 16 años, siempre con un uso controlado por parte de los progenitores. Los datos del informe hablan por sí solos. El 34% de las familias no establece un límite horario al uso de las pantallas y 7 de cada 10 menores españoles tiene teléfono móvil propio".

La solución a esta creciente problemática pasa, para el CEO de Desconecta, "primero, por establecer leyes estatales que rijan el buen uso de la tecnología y, a la vez, formar a profesionales, familias, profesionales de salud mental y educación, para así poder educar a los más jóvenes en este buen uso. Esto ya pasó con el tabaco, pasó con la velocidad, con el cinturón, con el alcohol. Hasta que no se aprueban leyes estatales y forma a la vez, la sociedad no cambia. Ha llegado una avalancha tecnológica descontrolada a la que hay que poner bajo control, y eso sólo se logra a través de límites y de educación".