
Fachada del Palau de Justícia, sede del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) y de la Audiencia de Barcelona
A juicio por introducir un cóctel de drogas en la cárcel de Brians 1, en Sant Esteve Sesrovires
Los acusados se enfrentan a penas de hasta cinco años de prisión por un presunto delito contra la salud pública
En relación: Las denuncias por agresiones sexuales a funcionarias de prisiones en Cataluña se disparan en 2024
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Este jueves, 23 de enero, arranca en la Audiencia de Barcelona el juicio contra dos hombres, de 40 y 38 años, acusados de intentar introducir un cóctel de drogas en el interior de la cárcel de Brians 1, en Sant Esteve Sesrovires (Barcelona).
Los hechos se remontan al 6 de enero de 2022, cuando R.A. se personó en dicho centro penitenciario para entregar un paquete de grandes dimensiones a K.K., un amigo que estaba cumpliendo condena.
Según se extrae del escrito de acusación del Ministerio Fiscal, el paquete contenía un abrigo. Sin embargo, la prenda nunca llegó a manos del reo. Con la sospecha de que podía esconder algún objeto en su interior, los funcionarios decidieron intervenir el paquete y revisarlo.
Droga por valor de 350 euros
Y voilá, en el interior del abrigo se escondían ocho envoltorios que, tras el oportuno análisis pericial, resultaron contener: 36,47 gramos de marihuana y 1 gramo de cocaína.

El centro penitenciario de Brians 1
Según el escrito del fiscal, al que ha tenido acceso Crónica Global, "las sustancias intervenidas estaban destinadas a ser comercializadas y distribuidas en el centro penitenciario en el que K.K. se encontraba interno".
En el mismo documento se expone que el cóctel de drogas intervenido habría alcanzado un valor de casi 350 euros en el mercado ilícito.
Coautores de un delito contra la salud pública
Según el ministerio público, ambos acusados actuaron en "plena connivencia", siendo R.A. "plenamente conocedor" de las sustancias que se escondían en el paquete que pretendía entregar.
Por todo ello, se les acusa, como coautores, de un presunto delito contra la salud pública, en su modalidad de "sustancias que afectan gravemente a la salud".
El fiscal exige, pues, una pena de cinco años de prisión para cada uno, además de una multa de 1.042 euros en concepto de responsabilidad personal subsidiaria.
La droga se ha descontrolado
En la vista participarán los funcionarios que localizaron la droga. Un colectivo que lamenta el incremento de incautaciones en los últimos dos años. "La droga siempre ha estado, pero ahora sentimos que se ha descontrolado", aseguran desde el sindicato CSIF.
Los trabajadores de los centros penitenciarios aseguran que las pugnas por el control de la venta de droga que se viven en la calle han llegado a los patios de las prisiones, donde las distintas organizaciones criminales también “luchan” por dominar el tráfico de sustancias estupefacientes.
“Entra mucha droga en prisión. Mucha más de la que pensamos. Y las bandas organizadas se pelean por controlar el mercado interno”, explican fuentes penitenciarias.
Un mercado, matizan, que incluye al grueso de los internos: “La mayoría de los presos consumen algún tipo de droga, desde marihuana o cocaína hasta heroína”.
Eso genera mucha competencia entre los distintos grupos, que pactan quién se queda con el control de cada sustancia. Sin embargo, estos acuerdos, a menudo volátiles, no evitan que se acaben generando deudas entre los grupos, que terminan con extorsiones dentro y fuera de los patios penitenciarios.