
Los dos espías rusos, Vladimir Putin y el Monasterio de Sant Cugat del Vallès
Dos espías rusos recibidos por Putin vigilaron a una pareja del Vallès
Artem Dultsevy Anna Dultseva, agasajados por el presidente ruso, se hicieron amigos de los vecinos, les tomaron fotos y las enviaron al Kremlin
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Dos agentes de la inteligencia rusa espiaron a una familia que ahora vive en el Vallès (Barcelona). Artem Dultsev y Anna Dultseva, dos operativos agasajados por Vladímir Putin, presidente del país, se hicieron amigos de la familia, les tomaron fotos y se las enviaron a las agencias del Kremlin.
Los vecinos del Vallès son dos de los afectados por las acciones de la dupla, dos espías rusos que vivieron durante años en Occidente bajo los nombres de María Rosa Mayer Muñoz y Ludwig Gisch hasta que detenidos en Eslovenia a finales de 2022. Así terminó su periplo: antes, Dultsev y Dultseva habían vivido en Argentina entre 2012 y 2017.
Fue en la capital del país del cono sur, Buenos Aires, donde tejieron una red de supuestos amigos, incluida la familia que ahora vive en Cataluña.
Una pareja del Vallès
Crónica Global ha contactado con las víctimas del espionaje, pero éstas han preferido no comentar la situación. Como es comprensible, se han mostrado temerosos y prefieren ser parte de a comunidad de 2.000 vecinos originarios del cono sur en la elegante localidad barcelonesa.
Y es que el incidente con los espías rusos data de varios años atrás, pero fue traumático. Ocurrió cuando conocieron a Dultsev y Dultseva en Suramérica. La pareja llegó al país en 2012 y se casó en 2015, repitiendo la boda que habían celebrado en su Rusia natal en 2015.
Espías sin cobertura diplomática
Pero la pareja distaba de ser una familia convencional. Eran lo que se denomina espías ilegales, esto es, los que carecen de cobertura diplomática alguna.

La pareja de espías y los niños, en un partido de Argentina en Rusia en 2018
Fue en esta condición, y desde un apartamento en el barrio de Belgrano de Buenos Aires, como avanzó WSJ, donde la pareja echó raíces. Llegó a tener dos hijos --2013 y 2015--, que criaron en español, olvidándose del ruso. Se integraron completamente.
En paralelo, espiaban a personas de interés, incluido el hogar que ahora habita en el Vallès.
Fachada
En 2017, Artem y Anna se mudaron a Eslovenia, donde pretendían establecer su centro de operaciones para espiar en Europa Occidental. Él operaba una fachada en forma de startup de informática; ella, regentaba una galería de arte.
Desde el país esteeuropeo se relacionaron con sus contactos en el Servicio de Inteligencia Exterior (SVR, por sus siglas en ruso), y pudieron viajar a Rusia --lo hicieron en ocasión del Mundial de Fútbol de 2018, con el pretexto de ver un partido de la Selección Argentina--.
De este modo, los niños conocieron a sus abuelos brevemente, por bien que no hablaban su idioma.
Detención
La treta se terminó en diciembre de 2022 con una operación conjunta de diversas agencias de inteligencia. Se les arrestó y puso bajo custodia en Liubliana. Sus hijos, que habían sido alumnos es una escuela internacional, entraron en el circuito de los servicios sociales.

Los dos espías y sus hijos, recibidos a pie de pista por Vladimir Putin el año pasado
La pareja permaneció en prisión preventiva durante año y medio. En agosto de 2024, se les declaró culpables de espionaje y fueron condenados a año y medio de prisión.
Sin solución de continuidad, se les extraditó a Rusia, en el marco de un acuerdo de canje de prisioneros --ocho por dieciséis, incluido el periodista del citado WSJ Evan Gershkovich-- que involucró a la propia Rusia, Estados Unidos, Bielorrusia y Alemania.
Vladimir Putin: "Buenos días"
De este modo, Artem y Anna se reunieron con sus hijos, aunque en el pasillo de un avión en pista en Ankara. Fue allí, en esa aeronave, cuando los niños descubrieron que, en realidad, eran rusos y no argentinos. Sus padres les habían metido tanto en el papel que hasta lloraban con las derrotas de la Selección albiceleste, a la que habían ido a ver a Rusia en 2018.
Al llegar al Aeropuerto de Vnúkovo-2 en Moscú, les recibió a pie de pista el propio presidente del país, Vladímir Putin. Consciente de que los menores no hablaban ruso, el mandatario los agasajó con un buenos días en español. El líder besó a Dultseva en la mejilla y dio a la espía y a su hija un ramo de flores.
Premio al valor
Hace pocas semanas, en diciembre, The Moscow Times informó de que el propio Putin había entregado la Medalla al Valor a la pareja. Les premió por su trabajo en Occidente como agentes del SVR.
También trascendió que Dultsev y Dultseva habían sido captados en 2009 y desplegados en Occidente en 2012 tras años de entrenamiento. La pareja admitió que tenía respeto a ser detenidos --como finalmente pasó en Eslovenia en 2022-- en anteriores operaciones para desarticular redes de espionaje rusas en el Oeste.
Eso sí, aseguraron a Spy, boletín del SVR, que volverían a hacerlo todo, incluido espiar a la familia que ahora habita discretamente en Cataluña.