
El puerto y ciudad canadiense con nombre catalán, Port Alberni
El puerto de nombre catalán referente mundial de la pesca del salmón: obra de un vecino de Tortosa
Un militar catalán da nombre también a la ciudad e incluso a un canal de Canadá
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La estatua de Colón en Barcelona es un recuerdo del pasado de la ciudad, de Cataluña y de España. Durante la época de la colonización, fueron muchos los catalanes que partieron a la mar para ver qué partido y qué nueva vida podían encontrar al otro lado del charco.
Una de las zonas donde los catalanes tuvieron más presencia fue en la zona de California. Allí, las expediciones arrasaron. Algunas de ellas comandadas por catalanes.
Compañía colonial catalana
Tras una derrota inicial en 1714, la Companyia Franca de Voluntaris de Catalunya se fue hacia allí a probar más suerte. Uno de los nombres claves de esa expedición fue Pere Fages quien, decidido a partir, reclutó a personal por la zona del Pirineo e interior de la comunidad autónoma y se fue.
El éxito fue notorio y animó a muchos más a seguir el mismo camino. Y no solo para irse a California. Uno de los nombres catalanes que todavía se escucha en Canadá es el de Pere Alberni Teixidor, un catalán nacido en Tortosa en 1747 y que consiguió tener hasta un puerto y hasta un canal en su nombre. Pero eso, nunca lo supo.
Quién fue Pere Alberni
Este militar catalán, conocido por su dedicación y liderazgo, comenzó en el Segundo Regimiento de Voluntarios Catalanes, donde ascendió a subteniente en 1773. Antes, en 1767, partió hacia América, sirviendo en México y desempeñándose como comandante en la provincia de Nayarit durante siete años.
Su destino cambió en 1789 cuando, bajo las órdenes del virrey Manuel Antonio Flores, fue designado para restablecer el Fuerte de San Miguel en Nutca, un enclave estratégico en la isla de Vancouver, en la actual Columbia Británica.
Interés por Canadá
Con un equipo de 90 hombres, principalmente marineros y artesanos catalanes, Alberni llegó a Nutca en abril de 1790. Durante los dos años que permaneció allí, se dedicó a reconstruir el fuerte, estableciendo defensas artilleras, barracones, una enfermería, huertos y un sistema de observación climática.
Más allá de las conquistas, el catalán también se interesó por la cultura local. Recopiló vocabulario de las lenguas nativas y contribuyó al trabajo de destacados naturalistas como José Mariano Mociño y Alejandro Malaspina.
Sus aventuras no acabaron aquí. Además de su trabajo en Nutca, el militar exploró el Pacífico Norte junto al criollo Manuel Quimper en 1791, marcando su influencia en la región.
Tras dejar Canadá, Alberni continuó su carrera militar en México, ocupando cargos como comandante de la fortaleza de San Juan de Ulúa y gobernador interino de California. Allí fundó la Villa Branciforte, hoy Santa Cruz, y lideró las guarniciones de Monterrey, Santa Bárbara, San Diego y San Francisco. Pero donde es más recordado es en el país que Trump quiere convertir en el estado número 51 de Estados Unidos.
Un canal canadiense con acento catalán
El catalán falleció en Monterrey en 1802, pero su legado de dedicación y servicio quedó grabado en la memoria de los canadienses. Alberni pudo ver como sus expediciones fueron reconocidas por los suyos.
En reconocimiento a su labor, el marino Francisco de Eliza, que fue uno de los militares que quiso contar el catalán para sus expediciones por Canadá, lo reconoció. Así, a una de las ensenadas cercana a una de las calas de la Isla de Quadra la bautizó como Canal de Alberni. Pero hay más.

El puerto de Canadá con nombre catalán, Port Alberni
Un puerto (y una ciudad)
El recuerdo de Alberni permaneció vivo entre las tropas españolas. Tan es así que, en 1861, el capitán británico George Henry Richards, en un gesto de reconocimiento al legado del tortosino, nombró una población en la isla de Vancouver como Port Alberni.
Esta ciudad, ubicada en el valle de Alberni, es conocida por su conexión con el océano Pacífico a través, precisamente, del canal de Alberni. Claro que desde 1931 a este canal se le llama ensenada Alberni, la más larga de la isla.
Cómo es Port Alberni
El municipio canadiense nunca ha cambiado de nombre desde entonces y es un punto clave del comercio del país. Con una población de aproximadamente 17.743 habitantes, es un enclave que parece conectar la historia de Cataluña con la de Canadá.
Un ejemplo claro es el centro cultural que lleva el nombre del catalán. El Museo del Valle de Alberni, uno de los principales atractivos del pueblo, ofrece una visión de las Primeras Naciones del país norteamericano.
Este no es el único museo de la ciudad. El Centro de Descubrimiento Marítimo expone fenómenos naturales como terremotos, ya que es una zona muy afectada por los movimientos sísmicos.
Qué ver
Claro que si por algo se conoce en Canadá este puerto es por sus industrias de la pesca y la madera. De hecho De hecho, la historia maderera se revive en el Centro Histórico Nacional McLean Mill o explorar los frondosos bosques de la zona, aunque debe prestarse mucha atención a los osos.
Claro que por si algo es conocido es por ser la capital mundial del salmón. Este pescado no solo es el protagonista de todos sus platos sino también un motor económico de la ciudad.
Qué hacer
Una manera segura de acceder a estos rincones de la naturaleza es tomar el Ferrocarril del Pacífico, que ofrece un pintoresco recorrido a través de los bosques del valle. Y si uno es valiente, puede ir hasta el lago Sproat para nadar, aunque también allí se pueden hacer otras actividades como contemplar tallas de madera, acercarse o acercarse a las cataratas del Parque Provincial de Fossoli.
Otros lugares como el lago Nahmint o Stamp Falls ofrecen vistas relajantes y la posibilidad de observar salmones en su migración. Los amantes del deporte pueden practicar ciclismo de montaña en los terrenos escarpados del valle, jugar golf en sus dos campos cercanos o recorrer rutas de senderismo como el Log Train Trail o el desafiante Judges Route hasta el monte Arrowsmith.
Cómo llegar
Llegar hasta allí desde Cataluña no es fácil, claro. Pero si uno ya está en Canadá, que sepa que Port Alberni cuenta con su propio aeropuerto a 90 minutos del centro. Y no, no hace falta coche, este encantador municipio conectado con Tortosa, se puede caminar tranquilamente. Si no hace mucho frío, claro.