El Cercle d’Economia, como foro de pensamiento catalán, democrático y europeísta, no tiene como prioridad opinar sobre la actualidad inmediata. Pero ante los hechos extraordinariamente graves que hemos sufrido a lo largo de la última semana, el Cercle no quiere ni puede rehuir sus responsabilidades: condena de forma rotunda la violencia vivida en las calles de Barcelona y en el conjunto de Cataluña. Y lo hace sin ambigüedades y sin gradaciones.
Ahora es el momento de que nuestras instituciones -Generalitat, Parlamento de Cataluña, Ayuntamiento de Barcelona- y los partidos que las integran dejen de lado sus intereses legítimos. Debemos trabajar de manera coordinada con un objetivo: desterrar los actos violentos de nuestros pueblos y ciudades. No centrarse en esto sería una grave irresponsabilidad, impropia de una democracia liberal europea.
Llegará el momento de pedir responsabilidades a unos y a otros. Sobre todo, llegará el momento de formular y defender propuestas para solucionar una crisis que tiene una raíz política indiscutible. Desde hace tiempo el Cercle plantea alternativas sobre un encaje de Cataluña con el conjunto de España que refuercen el autogobierno y mejoren su modelo de financiación.
Pero ahora la urgencia política es otra. Ahora debemos detener la violencia. Porque a través de la violencia es imposible que nada crezca y la violencia imposibilita poder compartir una mesa de negociación. No es el problema de unas elecciones ni de un gobierno. Nos estamos jugando el futuro de una generación.
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