Primeras planas

Tambores de guerra en Francia y de elecciones en Cataluña

Hollande reclama más ayuda y menos hastags. Podemos cambia de candidatos cada cinco minutos. Vilarrubí ante el juez y el proceso en punto muerto. CDC amaga con repetir los comicios

17 noviembre, 2015 08:57
ABC:Hollande: "Francia está en guerra"

El Mundo: Hollande: "Tenemos que reformar nuestra Constitución; estamos en guerra"

El País: Francia rearma al Estado para combatir el terrorismo

La Razón: Santamaría apela a la unidad y pide "a todos" sumarse al pacto antiyihadista

Ara: França es rearma

El Periódico: La guerra de Hollande

El Punt-Avui: Sense treva contra gihadisme

La Vanguardia: Hollande llama a formar una gran coalición contra el EI

Cinco Días: París rompe el rigor fiscal

El Economista: El atentado golpea al sector europeo del turismo y el ocio

Expansión: Abengoa: oxígeno público

Hace catorce años, cuando el ataque a las torres gemelas, Bush hijo le declaró la guerra a medio mundo y el otro medio mundo miró para otro lado. En los Estados Unidos sentó muy mal la renuencia de Francia a sumarse a aquella foto de las Azores con el antedicho, Tony Blair y José María Aznar. Pero tan mal que dejaron de llamar francesas a las patatas fritas y cayó en picado la importación de vinos galos. Es la misma guerra que ahora declara Francia al terrorismo islamista. En El País, Bernard-Henry Lévy define los nuevos perfiles de la contienda en un extenso artículo del que extraemos estos párrafos, tal como vienen:

"Pues bien, aquí está la guerra.

Una guerra de un nuevo tipo.

Una guerra con y sin fronteras, con y sin Estado; una guerra doblemente nueva porque mezcla el modelo desterritorializado de Al Qaeda con el viejo paradigma territorial que ha recuperado el Estado Islámico (ISIS).

Pero una guerra, en cualquier caso.

Y ante esta guerra que no deseaban ni Estados Unidos, ni Egipto, ni Líbano, ni Turquía, ni hoy Francia, solo podemos hacernos una pregunta: ¿qué hacer? Cuando nos cae encima una guerra así, ¿cómo responder y ganar?

Primera ley: llamar a las cosas por su nombre. Al pan, pan, y al vino, vino. Y atrevernos a decir esa palabra terrible, guerra, frente a la que lo deseable, lo propio y, en el fondo, lo noble por parte de las democracias, pero también su debilidad, es rechazarla hasta los límites de su comprensión, de sus referencias imaginarias, simbólicas y reales.

La grandeza y la ingenuidad de Léon Blum, que en un famoso debate con Elie Halévy dijo que no lograba concebir —salvo como una contradicción— ni la idea misma de una democracia en guerra.

La dignidad y los límites de las grandes conciencias humanistas a finales de aquellos mismos años treinta, que vieron surgir, espantados, a Georges Bataille, Michel Leiris, Roger Caillois y otros colegas del Collège de Sociologie con sus llamamientos al rearme intelectual de un mundo que creía haber dejado atrás su parte maldita y su Historia.

Ahí estamos hoy.

Pensar lo impensable de la guerra.

Consentir esa contradicción que es la idea de una república moderna obligada a combatir para salvarse. Y pensarlo aún con más tristeza porque varias de las reglas establecidas por los teóricos de la guerra, de Tucídides a Clausewitz, no parecen servir para ese Estado fantoche que lleva la llama más allá en la medida en que sus frentes están desdibujados y sus combatientes tienen la ventaja estratégica de no establecer diferencias entre lo que nosotros llamamos la vida y ellos llaman la muerte.

Las autoridades francesas lo han comprendido, hasta en las más altas instancias.

Pues bien, aquí está la guerra.

Una guerra de un nuevo tipo.

Una guerra con y sin fronteras, con y sin Estado; una guerra doblemente nueva porque mezcla el modelo desterritorializado de Al Qaeda con el viejo paradigma territorial que ha recuperado el Estado Islámico (ISIS).

Pero una guerra, en cualquier caso.

Y ante esta guerra que no deseaban ni Estados Unidos, ni Egipto, ni Líbano, ni Turquía, ni hoy Francia, solo podemos hacernos una pregunta: ¿qué hacer? Cuando nos cae encima una guerra así, ¿cómo responder y ganar?

Primera ley: llamar a las cosas por su nombre. Al pan, pan, y al vino, vino. Y atrevernos a decir esa palabra terrible, guerra, frente a la que lo deseable, lo propio y, en el fondo, lo noble por parte de las democracias, pero también su debilidad, es rechazarla hasta los límites de su comprensión, de sus referencias imaginarias, simbólicas y reales.

La grandeza y la ingenuidad de Léon Blum, que en un famoso debate con Elie Halévy dijo que no lograba concebir —salvo como una contradicción— ni la idea misma de una democracia en guerra.

La dignidad y los límites de las grandes conciencias humanistas a finales de aquellos mismos años treinta, que vieron surgir, espantados, a Georges Bataille, Michel Leiris, Roger Caillois y otros colegas del Collège de Sociologie con sus llamamientos al rearme intelectual de un mundo que creía haber dejado atrás su parte maldita y su Historia.

Ahí estamos hoy.

Pensar lo impensable de la guerra.

Consentir esa contradicción que es la idea de una república moderna obligada a combatir para salvarse. Y pensarlo aún con más tristeza porque varias de las reglas establecidas por los teóricos de la guerra, de Tucídides a Clausewitz, no parecen servir para ese Estado fantoche que lleva la llama más allá en la medida en que sus frentes están desdibujados y sus combatientes tienen la ventaja estratégica de no establecer diferencias entre lo que nosotros llamamos la vida y ellos llaman la muerte.

Las autoridades francesas lo han comprendido, hasta en las más altas instancias. (...)

Pero sé que la clave está ahí.

Y que la alternativa está clara: “No boots on their ground” equivale a “more blood on our ground” (si no hay tropas en su terreno tendremos más sangre en el nuestro)".

La guerra, pues, en todas sus dimensiones, con todos los frentes sangrantes. En España no se acaba de entender a pesar de la experiencia de Madrid, 11 de marzo de 2004, tres días antes de unos comicios generales. Tras aquella masacre, Zapatero ganó las elecciones y ordenó retirar las tropas de Irak. Otro socialista, Hollande, manda bombardear el feudo sirio del Estado Islámico. Son muchas las diferencias. Hermann Tertsch, en su columna del ABC, incide en la inmoralidad política: "Todos los miembros del consistorio de Córdoba guardaron ayer un minuto de silencio por los muertos de París con la oposición y con la administración pública de prácticamente toda Europa. Pero después guardaron otro. Y a petición de la representante de Ganemos, que es Podemos, los ediles de la izquierda gobernante guardaron otro por las víctimas de las operaciones de guerra ordenadas por el presidente de Francia contra posiciones de Estado Islámico en su capital Raqqa. ¡Cuán simbólico es tanto la intención de la ultraizquierda de equiparar al terrorismo con el poder democrático como la disposición del resto de la izquierda de hacerle el juego! La izquierda española tuvo bajo Felipe González un intento de hacer su Bad Godesberg, hacia la aceptación plena de la democracia representativa y la renuncia total al proyecto totalitario marxista. González lo redujo a una maniobra y después el ejercicio del poder hizo que se obviara el debate. Muchos creían que había quedado superado. Pero llegó Zapatero, abrió los frascos de todos los venenos, y en su partido no había nadie que hiciera frente a la basura putrefacta ideológica que surgió de ellos. Durante una década sembró ese mensaje sin que en la izquierda ni en la sociedad hubiera más que voces aisladas que clamaran contra lo que ha sido el mayor atentado contra la convivencia desde la Guerra Civil. Un atentado continuado para hacer de la izquierda española un movimiento premoderno, cargado de odio y voluntad de violencia, incapaz de ver la sociedad democrática abierta como otra cosa que una desgraciada componenda capitalista que hay que destruir de una forma u otra".

La guerra, pues, en todas sus dimensiones, con todos los frentes sangrantes. En España no se acaba de entender a pesar de la experiencia de Madrid, 11 de marzo de 2004, tres días antes de unos comicios generales. Tras aquella masacre, Zapatero ganó las elecciones y ordenó retirar las tropas de Irak. Otro socialista, Hollande, manda bombardear el feudo sirio del Estado Islámico. Son muchas las diferencias.

En El Mundo oficia Arcadi Espada, que afina el teclado con una enmienda a la totalidad del "analismo". Escribe así: "Como de costumbre las noticias después del crimen vienen saturadas de "autores intelectuales", "perfecta coordinación", "compleja logística", "envergadura estratégica" y otros sintagmas que prestigian el acto terrorista. Por no hablar de las alusiones al uso de la tecnología, es decir, al Whatsapp. Es difícil encontrar una explicación de la conducta de tantos analistas, como no sea la de justificar su sueldo. Cuando se examinan los hechos conocidos, la última matanza de París resulta especialmente refractaria a todo el engolamiento habitual. (...) Los analistas harían bien en abandonar sus parodias estratégicas y concentrarse en lo esencial: cómo se consigue hacer de un hombre una bomba. Porque una vez logrado eso sus paseos siniestros por las ciudades confiadas al placer del mundo no tienen mayor interés ni dificultad ni mérito".

En nuestro solar, el ibérico, los partidos cierran listas no sin dificultades. Podemos es el grupo más afectado por el mercado otoñal de postureo político. En El País, F. Manetto y J. Martín-Arroyo cuentan la historia podemita, que parece la del fichaje frustrado por el Madrid del portero De Gea: "La elaboración de las listas de Podemos a las elecciones del 20-D ha provocado tanta tensión entre la cúpula y la militancia que en los últimos días han renunciado al menos cuatro candidatos de perfil destacado: los juristas Javier Pérez Royo y José Manuel Gómez Benítez y los líderes jornaleros andaluces Diego Cañamero y Juan Manuel Sánchez Gordillo. Para contrarrestar las fugas, el partido anunció ayer el fichaje de Juan Pedro Yllanes, magistrado designado para presidir el juicio del caso Nóos, que sentará en el banquillo a la infanta Cristina".

Siguen: "Entre las bases de Aragón sentó mal que se impusiera como número dos por Zaragoza al exjefe del Estado Mayor de la Defensa Julio Rodríguez. Fernando Urruticoechea es interventor municipal. Por su labor de fiscalización, y tras una denuncia de Esquerra, se ha cerrado la planta de reciclaje de Crevillent (Valencia), según el Observatorio de la Ciudadanía contra la corrupción. A cambio, Urruticoechea, “ha sufrido múltiples presiones”, según este organismo. No es un caso aislado, asegura el consejo general de los Colegios Oficiales de Secretarios, Interventores y Tesoreros de Administración local (Cosital). Cada año, cientos de profesionales denuncian presiones de sus alcaldes, porque las personas a las que deben controlar son al mismo tiempo sus jefes. Su situación ha llegado hasta la primera línea política. “Deben tener una carrera independiente del alcalde”, aseguró ayer Luis Garicano, de Ciudadanos".

En el plano catalán, corrupción. Jesús García, sin salir de El País, destaca las vicisitudes de Carles Vilarrubí ante el juez De la Mata y por el asunto de la familia Pujolone: "Carles Vilarrubí, empresario y vicepresidente del Barça, pagó más de 580.000 euros a dos empresas de Jordi Pujol Ferrusola entre 2004 y 2012, según un auto de la Audiencia Nacional al que ha tenido acceso EL PAÍS. Vilarrubí evitó aclarar ayer, en su declaración como imputado por blanqueo de capitales en el caso Pujol, por qué ordenó esos pagos. Hace un año, cuando declaró como testigo ante el juez, no reconoció la existencia de esas facturas —contabilizadas por la Agencia Tributaria— y lo mismo hizo en su comparecencia ante el Parlamento catalán".

Continúa: "CVC Consejeros —un holding de inversiones patrimoniales presidido por Vilarrubí— abonó 330.600 euros a Iniciatives Marketing Inversions y otros 251.652 euros a Project Marketing hasta hace tres años, según el juez de la Audiencia Nacional José de la Mata. Las dos empresas que recibieron los fondos están controladas por el primogénito del expresidente catalán y su exmujer, Mercè Gironès. Según fuentes del caso, los pagos están relacionados con el traspaso de pólizas de seguros de una correduría controlada por Vilarrubí. El empresario catalán, de 61 años, optó por no detallar la naturaleza de esos pagos, si bien es cierto que ni el juez ni la fiscal le preguntaron por ellos".

Tras la corrupción, el proceso. Aires electorales, según la crónica en Ara de Oriol March y Marc Colomé: "L’article que ahir va publicar a l’ARA el conseller d’Economia en funcions, Andreu Mas-Colell, ha situat al centre del debat polític un escenari que fins ara el sobiranisme esquivava: la possibilitat d’eleccions anticipades al març per desencallar la investidura del president de la Generalitat i la creació d’un nou govern. Mas-Colell va posar veu a una opció que guanya força i que ha desfermat una tempesta política".

Más: "Dies abans que comencés la campanya electoral del 27-S, un alt càrrec de la Generalitat ja verbalitzava en privat una sentència que ara guanya actualitat: “Si depenem de la CUP, el procés està mort”. Es referia a l’hipotètic bloqueig de la legislatura en cas que la investidura d’Artur Mas i el full de ruta del procés sobiranista depenguessin de l’esquerra alternativa. Pràcticament dos mesos després de les eleccions, i amb el primer Parlament amb majoria independentista de la història, els pitjors pronòstics d’aquell alt càrrec s’han complert. Junts pel Sí necessita almenys dos vots a favor i vuit abstencions de la CUP per investir Mas, i el bloqueig de les converses, juntament amb un ambient negociador cada cop més tens, fa guanyar força a la tesi d’un nou avançament electoral al març.

En la seva intervenció a porta tancada davant dels consellers nacionals de CDC de dissabte, Mas va alertar que l’escenari de nous comicis “no beneficia a ningú”. Un dels que van prendre la paraula en la trobada de quadres nacionalistes va ser David Saldoni, alcalde de Sallent -Anna Gabriel, avui dona forta de la CUP en la negociació, va ser-hi regidora-, que va advertir: “Els hi donaràs tot i no cediran”. “Algú els hauria de començar a dir en públic que el seu programa [53 mesures “de mínims” fetes públiques dijous, coincidint amb la segona negativa a la investidura de Mas] és inaplicable”, assenyalen fonts de la cúpula de CDC".

Y: "L’article d’Andreu Mas-Colell, en què defensava que “no es poden acceptar” les exigències cupaires, i les paraules de Francesc Homs, cap de llista de Democràcia i Llibertat al 20-D, van fer ressonar el que molts esperaven dins la direcció de CDC: entonar públicament el ja n’hi ha prou i posar condicions a la CUP. Les condicions, bàsicament, són quatre: “garantir” un govern fort, reforçar la “seguretat jurídica” per als empleats públics, arribar a un “compromís” amb els valors occidentals i mantenir un esperit de diàleg amb l’Estat i les institucions europees. Això, juntament amb la candidatura “irrenunciable” de Mas a la presidència de la Generalitat, és el que els negociadors convergents situaran a la taula de converses amb la CUP. Des de cercles governamentals ja s’avisava la setmana passada, després dels dos fracassos per investir el líder de CDC, que calia modificar el relat per situar l’esquerra independentista anticapitalista com a “culpable” del bloqueig".

Ya saben que si eligen la pastilla azul, siguen en Matrix. En concreto en el del Gremio de Filatelia y Numismática. Sellos y monedas para las víctimas de la Logse. Víctor Fernández, en La Razón, detalla la emisión del euro catalán, pim, pam: "El que fuera presidente de la Generalitat Lluís Companys, el escritor Ramon Llull, la superviviente de los campos de concentración Neus Català y el general Josep Moragues son algunos de los protagonistas de las monedas y los sellos que fueron presentados ayer por el Gremio de Filatelia y Numismática de Cataluña. Los responsables de esta entidad calificaban toda esta emisión como conmemorativa de los aniversarios de estas personalidades. Sin embargo, admitieron que además del homenaje este material es «el prototipo de las monedas y los sellos propios de Cataluña»".

Mas: "En un acto celebrado en Òmnium Cultural, el vicepresidente del gremio, Antoni Alcaraz, aseguró que «Cataluña nunca ha disfrutado de sellos y monedas propias, algo que podemos tener en un futuro no muy lejano». El propio Alcaraz definió esto como «un boceto», que no coincide ni en peso, ni en tamaño con el que debería tener en la realidad. Por su parte, Xus Figueres, el tesorero de la misma entidad, apuntó que «la intención del gremio es, en un principio, la divulgación de la cultura del país, siempre al margen de la historia de España. Queremos intentar normalizar los hechos históricos de Cataluña». La emisión, que no puede funcionar como moneda de curso legal y se limita al terreno del coleccionismo, recoge varias efemérides en sus monedas y sellos: el 75 aniversario del fusilamiento de Lluís Companys, el 750 del nacimiento del cronista Ramon Muntaner, el 700 de la muerte del escritor Ramon Llull, el 300 del fallecimiento del general Moragues, el primer centenario del nacimiento de la superviviente del horror nazi Neus Català, el quinto aniversario de la declaración de los castellers como Patrimonio de la Humanidad, el medio siglo de la desaparición del doctor Ignasi Barraquer y el centenario de la puesta en marcha de la red de bibliotecas de Cataluña. Y, como «bonus track», también se ha creado una moneda de 2 euros titulada «Cataluña hacia Europa» que incorpora en su reverso una «estelada» y la leyenda «Nueva Estrella Europa Cataluña 2015». Todo ello cuenta con una tirada de 3.000 ejemplares y un precio de 23 euros".

17 de noviembre, Gregorio Taumaturgo, Victoria de Córdoba, Acisclo de Córdoba, Isabel de Hungría y Lázaro de Constantinopla.