Primeras planas

Las dos Cataluñas y el principio del fin de Artur Mas

La prensa de Madrid cuenta votos; la de Barcelona, escaños. Mas, en el alero tras las declaraciones de Baños contra su reelección. Subidón de Ciudadanos, batacazo del PP y de Catalunya sí que es pot

28 septiembre, 2015 08:37

ABC: Cataluña no se quiere ir

El Mundo: La mayoría de los catalanes dice no a la independencia

El País: Los independentistas ganan las elecciones y pierden el plebiscito

La Razón: Mas no consigue sus objetivos

Ara: Mayoría absoluta: Sí 48%, No 39%, Sí/No 11%

El Periódico: Amarga victoria

El Punt Avui: "Escolta Europa, Adéu Espanya

La Vanguardia: El sí se impone

Cinco Días: Mas pierde su plebiscito

El Economista: Mas mantiene el desafío pese a su rotundo fracaso electoral

Expansión: Cataluña se divide

Ya es el día después y de momento no ha pasado nada. A primera hora de la noche, en los iniciales compases del escrutinio, la victoria del soberanismo era aplastante. A medida que avanzaba el recuento, las aguas volvían a su cauce y dejaban de escucharse bocinazos por las calles de Barcelona. La plataforma de usar y tirar "Juntos por el Sí" había ganado las elecciones en escaños, suma mayoría absoluta con las CUP pero se quedó a menos del 48% de los votos. Una sociedad rota, partida en dos, atenazada por una división alentada durante cinco interminables años de "proceso". Y continúa. Como en las series de televisión, habrá una próxima temporada, una nueva vuelta de tuerca sobre los buenos catalanes y los que no. El problema político es mayúsculo y Rajoy se ha quedado sin partido en Cataluña. La oposición al nacionalismo es Ciudadanos, cuyos resultados en Cataluña aventuran una gran irrupción en las elecciones generales, a finales de diciembre. Puede que hasta esos comicios se planteen como una segunda vuelta de estas autonómicas/plebiscitarias.

La prensa de Madrid repara en la insuficiente victoria en votos del nacionalismo y en las previsibles dificultades de Mas para ser reelegido presidente, a tenor de las primeras declaraciones de Antonio Baños, el candidato "cupaire", representante de la última fuerza en el parlamento catalán, pero en cuyas manos está buena parte de lo que ocurra en los próximos días. Mas está en la cuerda floja, aunque anoche se bebiera el cava a morro. ¿Beber para olvidar? Mal negocio.

En El País firma la crónica principal Miquel Noguer, que resume así el panorama: "Las candidaturas que se presentaron a las elecciones autonómicas catalanas de ayer con el único programa de declarar la independencia de España de forma unilateral obtuvieron la mayoría de escaños, pero quedaron a más de dos puntos de una victoria en votos que les permita defender que han ganado el plebiscito en el que querían convertir los comicios. Junts pel Sí, la lista del presidente en funciones, Artur Mas, logró 62 escaños. La CUP, partido de izquierda radical, sumó 10. Entre los dos, sin embargo, no llegan al 48% de votos. Ambos han avanzado su intención de declarar la secesión de España si creen que han conseguido los apoyos suficientes para su plan, pero no han aclarado cuáles son los parámetros a los que se atienen".

Sigue: "El resto de las fuerzas políticas, que abogan por la permanencia de Cataluña en España, sumaron una clara mayoría de votos en las que han sido las elecciones autonómicas catalanas con mayor participación. Votó un 77,44% del censo, frente al 67,76% de 2012. El independentismo catalán vio cumplido ayer su objetivo de ganar claramente las elecciones en Cataluña al lograr Junts pel Sí y la CUP la mayoría absoluta del Parlament. Sin embargo, los dos partidos no logran rebasar el 50% de los votos, lo que puede dar alas al Gobierno para frenar el plan secesionista que ha liderado el presidente catalán, Artur Mas. Ciudadanos, segunda fuerza, destrona al PSC y al PP y se convierte en la principal formación no independentista".

Continúa: "Mas y el conjunto del independentismo había planteado el 27-S como un plebiscito sobre la independencia, algo que el resto de partidos acabaron por asumir no sin avisar antes de que nunca aceptarían la secesión unilateral. La candidatura de Mas gana claramente las elecciones, pero no el plebiscito, ya que el independentismo se queda en el 47,78% de los votos. Con todo, la victoria de los independentistas en las elecciones es inapelable. Junts pel Sí consigue 62 escaños, a los que hay que sumar los diez de la CUP. Con 72 escaños el secesionismo tiene la mayoría absoluta del Parlamento, situada en los 68 diputados, pero ahora deberá lidiar con la falta de una mayoría popular clara, con un Gobierno hostil y, desde hoy mismo, con la heterodoxa composición tanto de Junts pel Sí como de la CUP. De hecho, desde hoy estará en juego incluso la continuidad de Mas, pues la CUP aseguró que no piensa votar favorablemente su investidura, algo que los resultados tornan imprescindible. Esta situación quedó reflejada anoche en la cara del president, muy tensa, que contrastaba con la algarabía de las bases soberanistas. A la misma hora, el candidato de la CUP, Antonio Baños, ya lanzaba un aviso: “Mas no es imprescindible”".

¿Es el principio del fin de Mas? Habrá que esperar a la celebración de las pertinentes asambleas y testar la fuerza de los partidarios de Baños, que están por el dadaísmo, o los de Fernàndez, masianos confesos y mimosines. Lo del abrazo del 9-N.

En el ABC, María Jesús Cañizares aborda así la lectura de los resultados: "La participación, la más alta en unas autonómicas en Cataluña, un 77,4 ha sido clave en unos comicios a los que Artur Mas daba categoría de plebiscito ante la imposbilidad de celebrar un referéndum oficial sobre la independencia. Un plebiscito que se ha vuelto en contra del líder de CDC, pues al no lograr una mayoría en votos, su legitimidad para seguir adelante con el proceso secesionista queda seriamente comprometida. También se han cumplido los presagios respecto a Ciudadanos, que presentaba a Inés Arrimadas como presidenciable y que se convierte en la segunda fuerza del hemiciclo catalán. La formación naranja se dispara y pasa de nueve a 25 diputados (17,9% de los votos), sobre todo gracias al aumento de electorado en el área metropolitana de Barcelona, lo que le permite dar el «sorpasso» respecto a otras fuerzas constitucionalistas como PP y PSC".

Y ahora los derrotados: "El revulsivo que, para el electorado popular, suponía el relevo de Alicia Sánchez-Camacho por Xavier García Albiol, no ha evitado frenar la fuga de votos y pasa de 19 a 11. Menos sangrantes han sido los resultados de los socialistas catalanes, que con Miquel Iceta como presidenciable y el líder del PSOE Pedro Sánchez presente en buena parte de la campaña, han frenado su declive electoral y pasan de 20 a 16 diputados. El debut autonómico de Catalunya Sí Que Es Pot, la coalición bendecida por Podemos, no estuvo a la altura de las expectativas –así lo reconoció anoche su candidato, Lluís Rabell– y logra 11 diputados, una cifra inferior a los 13 escaños que Iniciativa per Catalunya –diluida en la lista– obtuvo en 2012. Fracasa así el intento de repetir la fórmula que convirtió a Ada Colau en alcaldesa de Barcelona, confirmando el declive de la formación liderada por Pablo Iglesias".

En el apartado del análisis y la opinión, Ignacio Camacho ocupa la tercera del ABC y afirma: "Al cabo de tres años de agitación paroxística de la teología de la emancipación y de la mitología del destino manifiesto, los independentistas en su conjunto han perdido escaños respecto a 2012 y han obtenido menos del 50 por 100 de los votos. A la Via Lliure a la República Catalana le falta firmeza y aglomerado; su consistencia es poco más que retórica. Así sería también si la opción secesionista hubiese alcanzado la mayoría absoluta en sufragios porque el artificio del nacionalismo propaga como presunta realidad jurídica lo que no es más que una creencia sentimental y una falacia política: que el pueblo catalán constituye un sujeto soberano. Pero el torticero subterfugio de contar escaños en vez de papeletas sólo pone de manifiesto el carácter ventajista de la intentona de declarar una independencia virtual a través de mecanismos trucados. Primero con un referéndum ilegal, luego con una parodia simbólica y por último con un plebiscito tramposo".

El subidón de Ciudadanos es el argumento de la columna de Federico Jiménez Losantos en El Mundo: "Quedó Ciudadanos. Queda Ciudadanos. Ningún Gobierno de España podrá ya ignorar que hay una mayoría de "ciudadanos de Cataluña", como llamó Tarradellas a los que no eran sólo "catalans", que se niega a formar parte de ese ejército de colorines que pide la independencia porque odia a España y vive de ese odio, por ser lo único que en su tribu se respira. Y ni el PP ni el PSOE van a poder olvidar que la bisagra para gobernar España ya no va a ser una banda como CiU, sino un partido catalán que defiende la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos en toda España, empezando por donde la han atropellado hasta ahora con la complicidad de Madrid, la Cataluña de la inmersión lingüística y la Tevetrés de la "puta Espanya", la Catatonia del Conde de Godó y el sanedrín del Puente Aéreo, la de la liquidación de la Constitución por ser Española, la de los míseros plumíferos, radiofonistas alquilones y polonios televisivos que han vivido hasta ahora de reírse de España e insultar a los que nos oponíamos a su risa. Veremos quién ríe el último, pero ayer España estaba de muy buen humor".

Arcadi Espada, en el mismo diario y por su parte, predice que tenemos proceso para rato: "La farsa continúa. Y también las mentiras. Poco después de las diez de la noche subió Oriol Junqueras al estrado del Borne para decir que el independentismo había ganado en escaños y en votos. Y lo cierto es que en aquel momento el independentismo perdía, como ha acabado perdiendo, la elecciones catalanas en porcentaje y número de votos. Solo una ley electoral dislocada permite que esa derrota por la mínima se traduzca, sin embargo, en una cómoda victoria en escaños. Y a través de una injusta distribución parlamentaria impide visualizar la descarnada división de Cataluña en dos mitades, que tiene incluso su correspondencia geográfica entre Barcelona y el resto de provincias catalanas. La división radical es la principal consecuencia de la estrategia del presidente Mas: en una cabeza donde no primaran la ficción y el delirio sería suficiente para descartar un proceso independentista que se dirige contra la mitad de la población".

Más: "Sin embargo, esas evidencias objetivas no pueden ocultar que la mitad de los votantes de Cataluña ha dado un mandato parlamentario a una facción que pretende actuar contra la legalidad democrática e iniciar el proceso hacia la independencia política de Cataluña. Las características que tenga ese proceso dependerán de las decisiones que tomen el presidente Mas y sus aliados y de la respuesta que encuentre en el Gobierno del Estado. Pero lo que cabe retener a día de hoy es que hay un parlamento dispuesto a ejecutar el más grave desafío político que haya encarado la democracia española".

Y ahí es donde aparece el director de El Punt Avui, Xevi Xirgo, para descorchar botellas y más botellas de cava: "Ara no els agafi allò que ens agafa sempre. Ni un moment de dubte. La d'anit és una gran victòria. Clara. Indiscutible. No en tinguin cap dubte. Una victòria clara en participació, en diputats, en vots i en el que faci falta, diguin el que diguin avui els diaris espanyols i digui el que digui avui Rajoy o qualsevol dels seus ministres. I si el que volien era un referèndum, que ho haguessin dit abans o que ens l'haguessin deixat fer. Perquè també l'hauríem guanyat, que a Catalunya Sí que es Pot, al PSC i a Unió (o a allò que era Unió) encara en queda algun que votaria sí en un plebiscit de veritat. Mai en la història recent prop de dos milions de catalans (1.922.059 quan escric aquestes línies) havien votat en favor de la independència i mai el Parlament havia tingut una majoria absoluta de diputats clarament independentistes. Mai. I si això no és una victòria clara i contundent, que m'ho expliquin".

Pues vale. Sección Barrio Sésamo. Xirgo, el 48 por ciento de los votos está dos puntos por debajo de la mitad. O sea, que no llega a la mayoría.

La curiosidad estadística está en el Ara y viene de la firma de Enric Borrás: "Tan sols hi ha sis comarques de Catalunya on els partits contraris a la independència i al dret a decidir han guanyat les altres formacions polítiques. Són la Vall d'Aran, la que compta amb menys suport al separatisme -un 31% dels vots, molt pel darrere del 56,5% dels partidaris del no-; el Vallès Occidental; el Baix Llobregat; el Barcelonès; el Baix Penedès i el Tarragonès. A la resta de Catalunya el suport a la independència ha estat l'opció majoritària, tot i que l'opció plebiscitària tampoc no ha superat el 50% dels vots al Vallès Oriental, el Garraf i el Baix Camp. A banda de la Vall d'Aran, la resistència a l'independentisme es concentra al litoral i el prelitoral entre el delta de l'Ebre i la Selva, amb l'excepció del Maresme".

Cataluña rota, las dos Cataluñas, Cataluña contra Cataluña. 48% en contra de España; 52% a favor. Hace menos de una década, sólo el 24% de los catalanes se declaraba independentista.

28-S. Santos Wenceslao, Lorenzo Ruiz, Simón de Rojas, Fausto de Riez, Anemundo de Lyon, Eustaquio de Belén y Salonio de Ginebra.